Hoy se recuerda, merecidamente, a las víctimas del remolcador 13 de marzo ocurrida el 13 de julio de 1994 y también el fusilamiento del general Ochoa y otros tres militares cubanos, el mismo día de 1989.
Parece que la memoria selectiva de algunas agendas políticas, la desmemoria histórica o también la ignorancia, han dejado a un lado un detalle de actualidad.
El Arzobispo de La Habana, Cardenal Jaime Ortega Alamino, y la Iglesia Católica de Cuba, fueron voces públicas que criticaron ambos hechos.
Ante la pena de muerte impuesta a los militares, Ortega dijo entre otras cosas, que "para el sentir cristiano hay implícito un sentimiento de venganza en ese modo de pensar" y recordó que el Papa Juan Pablo II pidió al gobierno de Cuba clemenencia.
El tema está ampliamente expuesto en el Boletín Diocesano Julio-agosto,1989.
Como Arzobispo de La Habana y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Ortega, pidió justicia, y dijo:
"Los acontecimientos violentos y trágicos que produjeron el naufragio de un barco donde perdieron la vida tantos hermanos nuestros son, según los relatos de los sobrevivientes, de un crudeza que apenas puede imaginarse" (...) "Basta ya de odios estériles y destructivos, que solo engendran más violencia...
"Que los hechos se aclaren, que se establezca la verdad con la justicia, pero que el odio resulte perdedor".
Texto íntegro de ambas declaraciones y otras muchas más en material de derechos humanos, libertad y justicia, están disponibles en el libro "Te basta mi gracia", editado en Madrid por Ediciones Palabra S.A, 2002.
Artículo publicado en el Blog "El timbeque" el 13 de julio de 2015.