El cardenal cubano Jaime Ortega y Alamino afirmó que el nuevo capítulo de relaciones que viven Cuba y Estados Unidos será "muy beneficioso" para la Iglesia Católica de la isla y aseguró que el diálogo de esta con el Gobierno de Raúl Castro no tiene "ruptura" y "continúa".
La máxima autoridad católica en Cuba se refiere a esos temas en una extensa entrevista publicada en el más reciente número de la revista católica cubana Palabra Nueva, de la Arquidiócesis de La Habana, a propósito del rol mediador que jugó la Iglesia y en particular el papa Francisco en el proceso de negociación entre La Habana y Washington.
"Lo que ocurrió el 17 de diciembre fue un acontecimiento histórico, uno de los más grandes en la historia de Cuba, como lo fue la visita del papa Juan Pablo II, como lo fue la revolución cubana", opinó Ortega, quien cree que "el pueblo (cubano) en general se alegra ante esta nueva situación".
Consideró que "para la Iglesia será muy beneficiosa" la mejoría en las relaciones bilaterales, en concreto para su "misión caritativa", pues facilitará la recepción de ayudas externas cuyos trámites se dificultan por la política de bloqueo económico que Estados Unidos aplica a la isla.
El también arzobispo de La Habana dijo que conversó sobre esas restricciones con la secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos para América Latina, Roberta Jacobson, quien lidera la delegación estadounidense en los diálogos con Cuba, y agregó que "participantes" de ambas partes creen que el papel de la Iglesia en este proceso "debe continuar".
Ortega y Alamino lamentó que en muchos cubanos exista un "escepticismo" de tipo "economicista" que limita las expectativas del acercamiento bilateral a qué repercusión tengan en su bolsillo, y advirtió que "tal pensamiento los hace víctimas de un individualismo que se ha creado en Cuba, quizás como reacción exagerada al colectivismo".
"Hace falta altruismo, capacidad patriótica, de pensamiento elevado que lleve a pensar en la nación, en el futuro, de una manera muy amplia (...). Quizás todo esto sucede porque los cubanos se han acostumbrado a no participar, sino a ser espectadores de los acontecimientos, pero la acción queda para la historia, el papel de ambos presidentes, del papa, de la Iglesia", sostuvo.
Al ser preguntado sobre otro marco de diálogo, el abierto en 2010 por la Iglesia Católica y el Gobierno cubano que permitió la excarcelación de decenas de presos políticos en la isla, manifestó que "se ha establecido un proceso de gran fluidez que debe continuar". "Se sigue dialogando, no hay una ruptura de diálogo. Esperamos que pueda producirse un acuerdo a nivel de la Santa Sede con el Estado cubano sobre la Iglesia en Cuba, en el que se recoja todo lo alcanzado, se precise que eso se mantendrá para siempre y quede, además, un marco abierto para seguir adelante", subrayó.
Recordó que como fruto de ese intercambio, tuvo lugar la devolución de templos a la Iglesia, una medida que "continúa de manera progresiva", y otros hechos "sucedieron en silencio" como la autorización de entrada al país de religiosos a los que las autoridades cubanas no lo permitían.
Ortega, quien el año pasado celebró sus 50 años de sacerdocio, recalcó que la Iglesia Católica en Cuba "ha dado siempre pasos pequeños, sostenidos, progresivos, hacia adelante" y apuntó que "lo que se obtiene una vez, queda perennemente".