El acuerdo entre Estados Unidos y Cuba para reanudar sus relaciones diplomáticas, rotas desde 1961, podría abrir a las empresas estadounidenses la puerta del mercado cubano, que hoy en día tienen vedado.
Compañías como el fabricante automovilístico General Motors, el gigante agrícola Cargill o la cadena de venta de muebles Ethan Allen Interiors han aplaudido el paso dado este miércoles para restaurar relaciones diplomáticas con la isla, informó hoy el diario de información económica The Wall Street Journal.
Entre las medidas económicas divulgadas por la Casa Blanca, figura la expansión de ventas y exportaciones comerciales de ciertos bienes y servicios desde Estados Unidos, con el objetivo de apoyar "al naciente sector privado cubano".
También aumentará el nivel de envío de dinero permitido de $500 a $2.000 por trimestre para las remesas que reciben los ciudadanos cubanos desde Estados Unidos.
Las instituciones de Estados Unidos podrán abrir cuentas en instituciones bancarias cubanas para facilitar el procesamiento de transacciones financieras autorizadas.
"Cuba necesita todo lo que fabricamos en Estados Unidos", dijo el director de Asuntos Gubernamentales del fabricante de maquinaria pesada Caterpillar, Bill Lane, a The Wall Street Journal.
"Hemos estado pidiendo una nueva política hacia Cuba durante quince años", agregó Lane, quien adelantó que su empresa espera poder abrir pronto un concesionario en Cuba.
Sin embargo, las compañías estadounidenses no han prometido, de momento, inversiones en el país caribeño, pese a las oportunidades que se presentan en campos como la agricultura, las telecomunicaciones, el turismo o los recursos naturales.
El mayor obstáculo para establecer unas relaciones comerciales plenas entre ambos países continúa siendo el embargo decretado por Estados Unidos sobre la isla, una barrera que sólo puede levantar el Congreso estadounidense. En los años cincuenta, los intercambios comerciales bilaterales experimentaron un boom, pero esa tendencia se frenó en la siguiente década, cuando se impuso el embargo tras la llegada al poder de los revolucionarios liderados por Fidel Castro.
Desde entonces, las empresas estadounidenses no han tenido acceso a once millones de consumidores cubanos que viven a menos de 200 kilómetros de las costas de Florida. No obstante, la economía cubana sigue férreamente controlada por el Gobierno, los consumidores aún tienen un poder adquisitivo relativamente bajo y el mercado cuenta con la participación de multinacionales de países que no rompieron sus lazos con el régimen de Fidel Castro, al que sucedió en 2006 su hermano Raúl, al principio interinamente y desde 2008 como "Presidente" del país.
Esos factores podrían todavía ser un obstáculo para la normalización de la relación comercial cubano-estadounidense, incluso si el Congreso decidiese enterrar el embargo, aunque compañías del sector turístico ansían la llegada de ese momento. "Tan pronto sea posible, estaremos allí (en Cuba)", señaló el director ejecutivo de la cadena hotelera Choice Hotels International", Stephen Joyce, en declaraciones recogidas por el diario.
El presidente Barack Obama declaró este miércoles que las empresas de su país "no deberían ponerse en desventaja y que un aumento en el comercio es bueno para los estadounidenses y para los cubanos", e instó al Congreso a abrir "una discusión seria y honesta sobre la eliminación del embargo". En cualquier caso, el proceso llevará tiempo, como advirtió el propio presidente: "No espero –subrayó– que los cambios que estoy anunciando hoy provoquen una transformación de la sociedad cubana de la noche a la mañana".