La premisa es muy sencilla: yo creo que los programas de intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos son una buena idea siempre y cuando ambas partes jueguen con las mismas reglas.
Para poner las cosas claras. Yo compré libros de Reynaldo Arenas años antes que el autor viniera de Cuba por Mariel; cuando sus libros eran tabú en el exilio. En 1989 compré y todavía tengo discos de los Van Van, un grupo musical muy popular en la isla.
Mi amor por la música cubana no tiene limitaciones políticas. Tengo música de orquestas y cantantes populares de antes de que Fidel Castro irrumpiera en el poder en 1959. Algunos de ellos vinieron al exilio. Otros se quedaron atrás.
Yo no discrimino por cuestiones políticas cuando la cosa es de música, de libros, o de arte. No importa que esté en desacuerdo que los músicos que se quedaron en la isla sean protegidos de régimen. Tengo música de la gran cantante cubana Esther Borja, de la Orquesta Aragón y de Beny Moré.
Al decidir quedarse en Cuba estos músicos y muchos otros artistas están dando a conocer sus preferencias políticas. A mi eso no me importa. Yo sigo oyendo su música.
También me fascina la música de los que vinieron al exilio, tales como la recién fallecida Celia Cruz, Gloria Estefan, Willy Chirino y Albita. Ellos también tienen una posición política – que yo comparto. Ellos se fueron de Cuba y dijeron que no estaban de acuerdo con el comunismo de los hermanos Castro.
Esta semana el tema vuelve a la palestra.
Esta vez fue la exhibición Una Raza que se lleva a cabo en Cayo Hueso y en Cuba. Los comunistas mandaron a nueve artistas de la isla, los cuales tienen privilegios por su fidelidad al régimen.
Por su parte Cuba debía de haber recibido obras de un número parecido de pintores cubanos que trabajan y exhiben en Estados Unidos. Pero, en Cuba, los juegos nunca son parejos.
Esta vez Cuba permitió sólo exhibir obras del pinto Mario Sánchez, quien falleciera en el 2005. Sus cuadros están en el Museo de Bellas Artes en La Habana. Pero mientras los artistas que vinieron a Cayo Hueso disfrutan de tragos y fiestas y hacen comentarios sobre lo bueno que es vivir en Cuba, Sánchez no puede hacer lo mismo.
Uno de los que vinieron a exhibir en Cayo Hueso es Roberto Fabelo, el cual destacó los muchos beneficios que en Cuba tienen los artistas que pintan bajo el manto protector de los comunistas.
En este caso, Fabelo, fue uno de los artistas que firmara una carta apoyando la decisión del gobierno cubano de al gobierno cubano después que fuerzas del gobierno comunista hundiera el remolcador 13 de marzo en 1994. El incidente dio la vuelta al mundo pues al hundir el remolcador, 37 personas murieron – 11 de ellas niños.
Las cifras vienen de una fuente impecable, CubaArchive.org, organización que documenta todos las personas asesinadas durante el gobierno comunista de Cuba. El fundador de la organización Armando Lago, que muriese hace algunos años, y su colega María Werlau, siempre han sido minucioso en se documentación de las víctimas del castrismo. Cada caso tiene por lo menos dos fuentes independientes que verifican los hechos.
Fabelo y sus colegas fiestean en Cayo Hueso y cuentan de todos los privilegios de los que ellos gozan en Cuba. Ellos tienen el sello de garantía del gobierno cubano. Sello manchado con la sangre de los miles que los hermanos Castro han asesinados.
También debemos acordarnos que el gobierno cubano nunca le permitió a Celia Cruz regresar a la isla; ni siquiera para enterrar a su madre. Su música también está prohibida en Cuba.
Por su parte Celia Cruz ha sido honrada por su patria adoptada. Una estrella con su nombre fue colocado en las aceras de Hollywood, y el National Endowment for the Arts le otorgó una medalla por su música inigualable.
A pesar de lo sucio que es el intercambio cultural entre Cayo Hueso y Cuba, yo sigo oyendo música de artistas comunistas. No me importaría si los Van Van volvieran a Estados Unidos, particularmente si a cambio Cuba permitiera que Willy Chirino fuese a cantar en La Habana. Y en particular si le permitieran cantar su himno a la libertad – Cuba Libre – con el estribillo que ese día “Ya Viene Llegando”.
Pero no creo que este intercambio ocurra, a pesar de los que dicen que Cuba está cambiando. No, no va a ocurrir, mientras los hermanos Castro sean amos y señores de la isla.
Para poner las cosas claras. Yo compré libros de Reynaldo Arenas años antes que el autor viniera de Cuba por Mariel; cuando sus libros eran tabú en el exilio. En 1989 compré y todavía tengo discos de los Van Van, un grupo musical muy popular en la isla.
Mi amor por la música cubana no tiene limitaciones políticas. Tengo música de orquestas y cantantes populares de antes de que Fidel Castro irrumpiera en el poder en 1959. Algunos de ellos vinieron al exilio. Otros se quedaron atrás.
Yo no discrimino por cuestiones políticas cuando la cosa es de música, de libros, o de arte. No importa que esté en desacuerdo que los músicos que se quedaron en la isla sean protegidos de régimen. Tengo música de la gran cantante cubana Esther Borja, de la Orquesta Aragón y de Beny Moré.
Al decidir quedarse en Cuba estos músicos y muchos otros artistas están dando a conocer sus preferencias políticas. A mi eso no me importa. Yo sigo oyendo su música.
También me fascina la música de los que vinieron al exilio, tales como la recién fallecida Celia Cruz, Gloria Estefan, Willy Chirino y Albita. Ellos también tienen una posición política – que yo comparto. Ellos se fueron de Cuba y dijeron que no estaban de acuerdo con el comunismo de los hermanos Castro.
Esta semana el tema vuelve a la palestra.
Esta vez fue la exhibición Una Raza que se lleva a cabo en Cayo Hueso y en Cuba. Los comunistas mandaron a nueve artistas de la isla, los cuales tienen privilegios por su fidelidad al régimen.
Por su parte Cuba debía de haber recibido obras de un número parecido de pintores cubanos que trabajan y exhiben en Estados Unidos. Pero, en Cuba, los juegos nunca son parejos.
Esta vez Cuba permitió sólo exhibir obras del pinto Mario Sánchez, quien falleciera en el 2005. Sus cuadros están en el Museo de Bellas Artes en La Habana. Pero mientras los artistas que vinieron a Cayo Hueso disfrutan de tragos y fiestas y hacen comentarios sobre lo bueno que es vivir en Cuba, Sánchez no puede hacer lo mismo.
Uno de los que vinieron a exhibir en Cayo Hueso es Roberto Fabelo, el cual destacó los muchos beneficios que en Cuba tienen los artistas que pintan bajo el manto protector de los comunistas.
En este caso, Fabelo, fue uno de los artistas que firmara una carta apoyando la decisión del gobierno cubano de al gobierno cubano después que fuerzas del gobierno comunista hundiera el remolcador 13 de marzo en 1994. El incidente dio la vuelta al mundo pues al hundir el remolcador, 37 personas murieron – 11 de ellas niños.
Las cifras vienen de una fuente impecable, CubaArchive.org, organización que documenta todos las personas asesinadas durante el gobierno comunista de Cuba. El fundador de la organización Armando Lago, que muriese hace algunos años, y su colega María Werlau, siempre han sido minucioso en se documentación de las víctimas del castrismo. Cada caso tiene por lo menos dos fuentes independientes que verifican los hechos.
Fabelo y sus colegas fiestean en Cayo Hueso y cuentan de todos los privilegios de los que ellos gozan en Cuba. Ellos tienen el sello de garantía del gobierno cubano. Sello manchado con la sangre de los miles que los hermanos Castro han asesinados.
También debemos acordarnos que el gobierno cubano nunca le permitió a Celia Cruz regresar a la isla; ni siquiera para enterrar a su madre. Su música también está prohibida en Cuba.
Por su parte Celia Cruz ha sido honrada por su patria adoptada. Una estrella con su nombre fue colocado en las aceras de Hollywood, y el National Endowment for the Arts le otorgó una medalla por su música inigualable.
A pesar de lo sucio que es el intercambio cultural entre Cayo Hueso y Cuba, yo sigo oyendo música de artistas comunistas. No me importaría si los Van Van volvieran a Estados Unidos, particularmente si a cambio Cuba permitiera que Willy Chirino fuese a cantar en La Habana. Y en particular si le permitieran cantar su himno a la libertad – Cuba Libre – con el estribillo que ese día “Ya Viene Llegando”.
Pero no creo que este intercambio ocurra, a pesar de los que dicen que Cuba está cambiando. No, no va a ocurrir, mientras los hermanos Castro sean amos y señores de la isla.