Dos diarios de Estados Unidos advierten en sus editoriales sobre la realidad política y económica que se vive en Cuba.
The Washington Post
El diario The Washington Post comentó que el anhelo de los hermanos Castro es impedir la transformación democrática de Cuba y que por eso es tan necesario insistir en la democratización de la isla.
El rotativo dice en un editorial que cuando el presidente Barack Obama visitó Cuba se reunió con disidentes y pidió apertura y democracia.
La respuesta del régimen, agrega, fue un rotundo "no". Raúl Castro declaró en el Congreso del Partido Comunista que Estados Unidos es el enemigo y su canciller dijo que la visita de Obama fue un ataque a la historia cubana.
Es evidente, opina el Post, que las palabras de Obama incomodaron al régimen, dedicado a contrarrestar la política estadounidense de promover la democracia en Cuba.
Todo esto demuestra, concluye el Post, que hablar de democracia y libertad en Cuba es una poderosa herramienta y que por eso la gente que viaja a la isla debe reiterar constantemente el mensaje de Obama.
The Richmond Dispatch
El diario The Richmond Dispatch, por su parte, advirtió que los empresarios de Estados Unidos que desean invertir en Cuba deben calcular si el riesgo vale la pena en términos de ganancias y también en términos de libertad y justicia.
El periódico recuerda que un funcionario cubano le comentó a una delegación de políticos y empresarios de Virginia que sus inversiones no serían expropiadas, a no ser que haya razones de interés público o social.
"No es una garantía que ofrezca mucha tranquilidad", afirma el editorial.
Perder dinero o propiedades no es el único problema, añade el texto. Por ejemplo, el Gobierno cubano obligó a la línea de cruceros Carnival a prohibir el abordaje de personas nacidas en Cuba. Es una norma que fue cambiada, pero que refleja una realidad complicada.
Asimismo, Cuba no reconoce la nacionalidad estadounidense de cubanos que nacieron en Cuba o de los hijos de migrantes cubanos.
Esas personas en Cuba podrían estar sujetas a restricciones y obligaciones impuestas por el Gobierno comunista como, por ejemplo, el servicio militar. Richmond también advierte que el Gobierno cubano sigue acosando a los disidentes y no trata bien a la comunidad gay, aunque ha habido progreso en ese aspecto.
Es difícil, señala el editorial, ver a las empresas norteamericanas hacer un boicot a Carolina del Norte por sus políticas sobre la comunidad LGBT, mientras buscan abrir negocios en Cuba, donde la discriminación es aún peor.
El periódico concluye que el acercamiento de Estados Unidos con Cuba podría tener buenos resultados, pero que vale pena hacer una pausa y calcular los riesgos antes de invertir en la isla.