Opositores al gobierno cubano han propuesto una cifra sin precedentes de aspirantes a delegados en las elecciones municipales que terminan a fines de octubre, el primer escalón de un proceso que elegirá a un nuevo presidente del país luego de casi 60 años de la era de los hermanos Castro.
El ciclo electoral llega en un momento difícil para las naciones caribeñas tras la salida de la generación revolucionaria de los Castro, cuyo presidente Raúl ha emprendido un programa de reformas que parece estancado, mientras se desvanece la ayuda de su aliado Venezuela y el gobierno del estadounidense Donald Trump amenaza el turismo.
La votación municipal, única etapa del proceso electoral con la participación directa de los cubanos comunes, incluirá 35.000 aspirantes a delegados para los 168 municipios de la isla, que se reúnen en asambleas de barrio.
A finales de febrero de 2018, la nueva Asamblea Nacional delPoder Popular (Parlamento) designará el sucesor del presidente Raúl Castro, de 86 años, quien ha anunciado que se jubilará luego de dos periodos sucesivos al frente del país.
Sin embargo, Raúl, quien reemplazó en la presidencia a su hermano Fidel, fallecido en noviembre, mantendrá el control del Gobierno al seguir al frente del gobernante Partido Comunista, el único legal en Cuba.
Las elecciones a nivel de barrio están siendo retratadas en los medios estatales como una muestra de apoyo a la revolución iniciada por los hermanos Castro en 1959, más que como una oportunidad para debatir asuntos locales de interés.
El proceso prohíbe las campañas electorales y los 12.515 delegados son nominados por las asambleas atendiendo a sus méritos personales y no por posiciones políticas. No necesitan pertenecer al Partido Comunista y muchos aspirantes son independientes, pero sólo unos pocos opositores al gobierno están compitiendo.
En las más recientes elecciones parciales de 2015, se postularon por primera vez tres disidentes como delegados y perdieron en las urnas.
Sin embargo, este año, una coalición de grupos de oposición, los que el Gobierno describe como mercenarios, están aspirando a convertirse en delegados de barrio. Por ejemplo, Otro18 dijo que está preparando a unos 160 candidatos a las elecciones municipales, exigiendo reformas y transparencia gubernamental.
"Esto es inaudito", dijo Boris González, de 41 años, uno de los aspirantes por Otro18, que aseguró que quieren retar al Partido Comunista desde dentro del sistema.
El portavoz de Otro18, Manuel Cuesta Morúa, dijo en una entrevista que sus candidatos sufrieron acoso y amenazas por parte de las fuerzas de seguridad y que habían recibido advertencias de que no participaran. El gobierno no respondió a estas acusaciones.
El Partido Comunista sostiene que no interviene en las elecciones, pero un video que circula en las redes sociales del primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, el probable sucesor de Raúl Castro, sugiere lo contrario.
"Hay seis proyectos que están orientados a las elecciones de 2018, que buscan postular a gente contrarrevolucionaria como candidatos a delegados del Poder Popular (...)", dijo Díaz-Canel. "Ahora estamos dando todos los pasos para desacreditar eso", apuntó.
Incluso si unos pocos candidatos disidentes logran ser elegidos a las asambleas municipales, tienen escasas posibilidades de llegar más allá.
"Nunca he votado por alguien importante, ni siquiera por nuestro presidente", dijo Eduardo, un mecánico retirado de laFuerza Aérea y firme partidario de Castro, quien prefirió no mencionar su apellido.
"Solo puedo votar por mi representante de barrio y ellos nunca irán a ninguna parte", afirmó. Pero sigo pensando que es mejor que el sistema basado en dinero y mentiras".
(Reuters)