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Cuba enfrenta una "catástrofe demográfica", advierten expertos


El gobierno cubano no había reconocido hasta ahora el impacto de la estampida migratoria en el decrecimiento de la población. (Reuters/Alexandre Meneghini/Archivo)
El gobierno cubano no había reconocido hasta ahora el impacto de la estampida migratoria en el decrecimiento de la población. (Reuters/Alexandre Meneghini/Archivo)

El decrecimiento poblacional que revelan las cifras oficiales es alarmante, pero la situación podría ser aún peor que la admitida por las autoridades. Un censo despejaría las dudas.

La población de Cuba cayó drásticamente y continúa la tendencia al decrecimiento, según un reciente informe publicado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), una situación que, señalan expertos, constituye una "catástrofe demográfica".

En la publicación “Indicadores Demográficos de Cuba y sus territorios 2023”, del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), adscrito a la ONEI, una entidad estatal subordinada al Consejo de Ministros, se muestra en el resumen del balance demográfico que el país tenía una población calculada al cierre de 2020 de 11 millones 181 mil 595 habitantes, que fueron disminuyendo a 10 millones 885 mil 341 (2021); 10 millones 428 mil 733 (2022) y 10 millones 55 mil 968 (2023), esta última, una cifra similar a la de 1985.

Se trata de una reducción de al menos el 10% de la población en solo cuatro años, según las estimaciones oficiales que no pueden ser verificadas por organismos independientes.

La Habana, con el mayor número de habitantes, disminuyó su población de un total de 2 millones 41 mil 505 personas (2021) a 1 millón 814 mil 207 el pasado año.

El saldo migratorio se estimó en 2021 de (-227,675), 2022 (-431,913) y en 2023 (-345,418), lo que suma un total de (-694,137).

Gran parte de este éxodo, el más grande de la historia de Cuba, tiene como destino Estados Unidos, donde han llegado más de medio millón de migrantes cubanos desde diciembre de 2021, según cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país.

Las cifras sin precedentes han abierto una brecha en el silencio informativo que, tradicionalmente, ha mantenido el régimen al respecto. Elaine Acosta, socióloga y profesora de la Florida International University (FIU), dijo a Martí Noticias que “el problema está en que el gobierno no había reconocido, hasta ahora, el impacto de la estampida migratoria en ese decrecimiento de la población; ahora sí lo reconoce, aunque hay que decir que con un subregistro importante y de manera bastante tardía”.

Por otro lado, aunque según los datos oficiales, la tasa de mortalidad infantil habría descendido de 7,6 en 2021, a 7,5 en 2022 y 7,1 en 2023, en algunos territorios se registra muy por encima: Camagüey (10,8), Isla de la Juventud (9,3), Mayabeque (9,1) y Guantánamo (9,0), las más altas del país el pasado año.

En tanto, las defunciones superan a los nacimientos en los últimos tres años.

Cuestionamiento de los datos oficiales

“Hay una situación de emergencia que está más allá de una emergencia sanitaria, es una crisis humanitaria”, declaró en una reciente entrevista con la agencia de noticias EFE, el economista y demógrafo cubano Juan Carlos Albizu-Campos.

El experto considera que la situación “es grave y está cada vez más cerca del punto de implosión”.

Si las cifras oficiales preocupan, más alarmantes son las estimaciones realizadas por Albizu-Campos, quien calculó para un reciente estudio independiente que la población de Cuba habría caído en un 18% entre 2022 y 2023, principalmente, por la migración, hasta situarse en los 8,62 millones de personas, informó EFE.

Para el cálculo, el experto se basó en las cifras de cubanos que habían llegado a EEUU entre octubre de 2021 y abril de 2024, que ascienden a 738,680 personas, según información oficial de las autoridades estadounidenses citadas por EFE.

La investigadora cubana Hilda Landrove, doctora en Estudios Mesoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advierte que “si consideramos factores como que la estimación [oficial] no se ha hecho por censo físico, que las cifras de la ONEI pueden considerarse un subregistro, y también que las estimaciones de Albizu-Campos pueden tener margen de error debido al uso de proyecciones, entre otros, estamos hablando de un decrecimiento, en tres años, de entre el 10 y el 18% de población”.

De acuerdo con la opinión de Landrove, publicada en sus redes sociales, es “una catástrofe demográfica por dondequiera que se mire, con proyecciones que indican el mantenimiento de un ritmo similar o su intensificación en los próximos años, y que es completamente coherente con todas las otras catástrofes [del país]”.

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