Soñar no cuesta dinero. Lisván, taxista privado, quien maneja por 12 horas un viejo automóvil estadounidense de los años 40 envuelto en un olor penetrante a petróleo y humo de cigarrillos, en teoría, es una de las apuestas del Gobierno y empresarios estadounidenses opuestos al embargo para mejorar definitivamente las azarosas relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU.
Ahora mismo, rayando el mediodía del trópico, el joven analiza de qué manera se pueden beneficiar los pequeños negocios y trabajadores privados con las nuevas medidas dictadas por el presidente Obama y un hipotético cese del embargo económico y financiero.
Lisván cree que si el Gobierno autoriza a importar autos y permite acceder a créditos monetarios de bancos estadounidenses, podría sustituir su anacrónico auto en pésimo estado técnico y en sociedad con otros choferes de alquiler crear una empresa de flete y taxis con relucientes autos GM.
“Tú te imaginas. Construiríamos una base de autos y camiones de carga. Si el Gobierno abre espacio, los trabajadores privados elevarían la calidad y el servicio del trasporte urbano y de flete. Desde luego, se deben cambiar los injustos impuestos. Para que una sociedad florezca, los gravámenes deben ser lo más bajo posible. Creo que ahora sí el Gobierno anda por el camino correcto”, señaló con un optimismo que contagia.
Otros no son tan optimistas. Abel, un anciano medio ciego que cuida un asqueroso baño público, sonríe cuando se le pregunta qué espera del nuevo trato político con EEUU.
“Nada. Hay que ser muy comem… para creer en esta gente [régimen]. ¿Cómo se puede creer en unos tipos que siempre han satanizado al capitalismo? Si acceden a cambiar es porque tienen el agua al cuello. En el socialismo, capitalismo o feudalismo, un viejo que cuida un baño es solo eso. No creo que ningún turista ‘yuma’ haga sus necesidades en este antro”, comentó.
Cambios finalizando el 2014
La “noticiosa bomba” que desató el giro diplomático entre los dos países ha sido bien recibida por casi todos los cubanos. Algunos con expectativas que lindan con la ciencia ficción.
“Hay que ser muy ingenuo para creer que de la noche a la mañana las calles las van a reparar, los edificios van a ser pintados, los mercados se abarrotarán de comida barata, los salarios y el poder adquisitivo se dispararán y la gente será feliz. El culpable de que las cosas anden cuesta abajo no es el bloqueo ni EEUU, es el sistema. Y que yo sepa nos siguen gobernando los mismos que han creado el desastre. Lo positivo de tener buenas relaciones con EEUU es que la mala gestión económica del Gobierno para generar riquezas quedará en evidencia”, señaló Osniel, dueño de un café en un barrio del oeste de La Habana.
La autocracia verde olivo ha manejado el suceso a su antojo. En los medios oficiales, los titulares de primera plana son para destacar la llegada a la patria de los tres espías presos en EEUU.
Por ahora, nada se habla del futuro. Mientras el presidente Barack Obama, errado o no en sus concesiones desmesuradas a un Gobierno que sigue sin respetar la libertad de expresión ni los derechos políticos, que ha timado a medio mundo con tibias reformas económicas de pan con mayonesa sin permitir a los cubanos a participar en la macroeconomía, presentó un plan estructurado y coherente de lo que se propone, el General Raúl Castro se exhibió ante las cámaras con su desfasado uniforme verde olivo sin apenas propuestas para una población abrumada por las carencias, falta de futuro y ciudades en ruinas.
Estrategia castristra
La apertura de una embajada y el restablecimiento de relaciones con el enemigo de antaño no son suficientes. Así al menos consideró Julia, dueña de un negocio de hospedaje.
“Raúl debió tener más argumentos. ¿A partir de ahora se eliminarán las absurdas trabas aduaneras que frenan el trabajo privado? De eso y mucho más nada se dice. Después de que pase el júbilo por la llegada de los cinco héroes [tres espías], la vida sigue y la gente que tiene negocios desea que se reduzcan los impuestos”, apuntó.
La autocracia verde olivo puede darse por satisfecha. En apariencia ganó en toda la línea en las negociaciones. Como siempre, lo único que ofrecieron a cambio fue presos.
Es una estrategia implementada por Fidel Castro. Tener siempre las cárceles llena de presos políticos para utilizarlos como moneda de cambio. Los dueños de negocio de hospedajes y gastronomía tienen dudan de que ocurrirá un arribazón de turistas gringos a Cuba.
“La competencia turística en el Caribe es fuerte. De cualquier manera, algo de dinero se pegara. Es conocido que el turista estadounidense es el que más gasta. Ahora está por ver si visitarán una isla que ha perdido sus encantos. Quizás lo hagan por la curiosidad de ver un antiguo bastión del comunismo a 90 millas de sus costas”, dijo Armando, vendedor de tabacos clandestinos.
Crecimiento del turismo
Olivia, promotora de venta de un hotel cinco estrella en La Habana, considera que será positivo para la economía nacional las nuevas aperturas. “En el país hay muchas habitaciones de hoteles, pero creo que serán pocas para recibir a una cantidad de turistas estadounidenses que pueden sobrepasar los dos millones en poco tiempo”, argumentó.
Marino Murillo, el cebado zar de la economía insular, destacó en una reunión del Consejo de Ministro hace dos semanas que el PIB del país crecería 4%.
Para Reinier, economista, las optimistas estadísticas le parecieron en su momento un disparate. “Ahora me doy cuenta que se calculó el PIB tomando como base que para el año que viene se restablecen las relaciones. De cualquier manera tengo mis dudas si vendrá una oleada de turistas o se realizarán millonarias inversiones de EEUU. El turismo no es sólo hoteles. Es infraestructura hotelera y vial. En ese renglón estamos desaprobados. Y en cuanto a inversiones de calado en sectores estratégicos, si no se independizan los tribunales, el capital gringo no aterrizará en Cuba”, señaló.
En algo coinciden muchos cubanos interpelados para esta nota. Ahora ya desapareció el pretexto del enemigo imperialista. Si por el camino que va se desmonta el embargo estadounidense, sólo quedaría en pie el bloqueo del régimen hacia los negocios, las importaciones familiares y la libertad de expresión.
Los más optimistas piensan que llegó la hora definitiva para el Gobierno de Castro de diseñar un cambio que nos conduciría hacia la democracia. Otros creen que es más fácil que un cerdo vuele.
Publicado en Diario Las Américas el 20 de diciembre del 2014