Los registros sobre la cantidad de cubanos que hoy se dedican a prostituirse a pesar de estar casados quizás nunca se sepan pero hoy dia su presencia es tal que cualquiera puede hablarles de ellos.
Si no se tratara de Cuba podría ser el tema de una novela o una película como Los dioses rotos. Sin embargo, un marido o una esposa en alquiler es posible encontrarlos no en un punto sino en casi toda la isla. “Un matrimonio que tiene una vida mala desde el punto de vista económico, ya no es solo el hombre, sino que la familia misma acepta que esta muchacha tenga otra relación que le pueda dar comida” o cualquier otro beneficio, dice la santiaguera Marcia E. Mustelier.
En Puerto Padre, Holguín, Alexis Noris, explica que el fenómeno es más frecuente en los “jóvenes” y tiene su mercado “para turistas y para nacionales”. Los precios están “en dependencia: cinco dólares, diez o lo que le den”, concluye.
Como un “iceberg escondido”, este tipo de “proxenetismo” consensual acarrea grandes riesgos, desde el punto de vista del médico Emilio Márquez, quien reside en la provincia de Granma; la posibilidad de contraer enfermedades transmisibles como el VIH “se multiplican y qué decir de los valores”.
Ignacio Estrada, director de la Liga Cubana contra el Sida, es testigo de que varios matrimonios han sido sancionados por los tribunales cubanos por el supuesto delito de peligrosidad social porque se ha descubierto que “son ambos cónyuges los que se prostituyen”.
La prostitución del hombre o la mujer casada en Cuba ya no le sorprende al abogado Leonardo Calvo. “En ese trasiego es normal que la esposa consiga un extranjero para casarse (de nuevo) e irse y él casarse con otra persona e irse”.
Preocupado por la crisis de valores dentro de la sociedad el párroco de Gibara, Pablo Emilio Precilla, es partidario de que el proceso de recuperación de estas familias comienza en la decisión personal de querer “convertirse”.
En otros casos esa recuperación está dada por el “proceso de encontrarse con una persona extranjera que se casa con esta a la que llamamos jinetera” y a partir de ahí, “arregla la casa, el padre que la tiró y no quiso saber de ella la vuelve a recibir porque toda la vida cambia”.
Martínoticias se comunicó con la Oficina Regional de ONU Mujeres para América y en correo de respuesta sugirieron “elevar nuestra consulta a la Oficina PNUD Cuba” ya que La Habana no cuenta con una representación de ONU Mujeres.
En diciembre de este año 2013 Cuba tendrá su primer congreso sobre prostitución y turismo sexual.
Si no se tratara de Cuba podría ser el tema de una novela o una película como Los dioses rotos. Sin embargo, un marido o una esposa en alquiler es posible encontrarlos no en un punto sino en casi toda la isla. “Un matrimonio que tiene una vida mala desde el punto de vista económico, ya no es solo el hombre, sino que la familia misma acepta que esta muchacha tenga otra relación que le pueda dar comida” o cualquier otro beneficio, dice la santiaguera Marcia E. Mustelier.
En Puerto Padre, Holguín, Alexis Noris, explica que el fenómeno es más frecuente en los “jóvenes” y tiene su mercado “para turistas y para nacionales”. Los precios están “en dependencia: cinco dólares, diez o lo que le den”, concluye.
Como un “iceberg escondido”, este tipo de “proxenetismo” consensual acarrea grandes riesgos, desde el punto de vista del médico Emilio Márquez, quien reside en la provincia de Granma; la posibilidad de contraer enfermedades transmisibles como el VIH “se multiplican y qué decir de los valores”.
Ignacio Estrada, director de la Liga Cubana contra el Sida, es testigo de que varios matrimonios han sido sancionados por los tribunales cubanos por el supuesto delito de peligrosidad social porque se ha descubierto que “son ambos cónyuges los que se prostituyen”.
La prostitución del hombre o la mujer casada en Cuba ya no le sorprende al abogado Leonardo Calvo. “En ese trasiego es normal que la esposa consiga un extranjero para casarse (de nuevo) e irse y él casarse con otra persona e irse”.
Preocupado por la crisis de valores dentro de la sociedad el párroco de Gibara, Pablo Emilio Precilla, es partidario de que el proceso de recuperación de estas familias comienza en la decisión personal de querer “convertirse”.
En otros casos esa recuperación está dada por el “proceso de encontrarse con una persona extranjera que se casa con esta a la que llamamos jinetera” y a partir de ahí, “arregla la casa, el padre que la tiró y no quiso saber de ella la vuelve a recibir porque toda la vida cambia”.
Martínoticias se comunicó con la Oficina Regional de ONU Mujeres para América y en correo de respuesta sugirieron “elevar nuestra consulta a la Oficina PNUD Cuba” ya que La Habana no cuenta con una representación de ONU Mujeres.
En diciembre de este año 2013 Cuba tendrá su primer congreso sobre prostitución y turismo sexual.