Con el paso del huracán Michael, decenas de familias residentes en Guane, Pinar del Río, sufrieron la pérdida de los techos de sus viviendas, pero al menos no pasarán a engrosar las filas de los "sin esperanza", los que perdieron sus casas en eventos meteorológicos anteriores.
En conversación telefónica con Radio Martí, el campesino Pedro Ernesto Pérez Rojas recordó los casos "que se acumularon" de otros ciclones, personas que viven en los llamados "quimbos" que ya datan de más de una década, y han quedado "olvidadas" por las autoridades locales.
El asentamiento de Las Canas, levantado con 79 de estás viviendas improvisadas en el kilómetro 21 de la carretera a La Coloma, es uno de los varios asentamientos de la provincia de Pinar del Río donde se agolpan en condiciones de miseria extrema damnificados por los huracanes Isidore y Lili, del año 2002.
En el municipio Guane, con unos 35.718 habitantes, la crecida del río Cuyaguateje obligó a evacuar al menos a 779 personas hacia casas de familiares y amigos, según reportaron medios locales. Al regresar a sus casas muchos las encontraron sin techos.
"Aquí los vientos fueron fuertes, y mucha lluvia, inundado. Todavía no hay paso, Guane está incomunicado", dijo el campesino.
Pérez Rojas se quejó, además, de que los residentes en las zonas afectadas no disponen de "otra fuente de energía para cocinar los alimentos que no sea la energía eléctrica", ahora en falta. Añadió que las autoridades vendieron algunos sacos de carbón, pero no alcanzaron.
El servicio de agua potable tampoco ha sido restablecido, señaló.
"No ha habido buena atención con el pueblo", concluyó el campesino.
(Con reporte de Yolanda Huerga para Radio Martí)