Los activistas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) Yosvany Martínez e Ismael Boris Reñí fueron liberados en la noche del miércoles luego de pasar un año en prisión acusados de desorden público por distribuir materiales informativos a la población.
Los dos hombres, junto a Aimara Nieto Muñoz, esposa de Reñí y también activista de UNPACU, fueron detenidos el 11 de julio de 2016 y trasladados al Combinado del Este.
En junio pasado, los activistas fueron sancionados a un año de cárcel, y regresados al penal hasta que finalizara la condena.
Sobre lo ocurrido en cautiverio, el juicio y la excarcelación este miércoles, un día después de que se cumpliera el tiempo oficial para ser liberados, Reñí y Martínez dieron detalles al periodista Luis Felipe Rojas, en el programa Contacto Cuba de Radio Martí.
Los opositores aseguran que fue un año de injusto encierro y arbitrariedades, e insisten en su inocencia, pues lo que hacían al momento del arresto era darle a la población material informativo de lo que ocurre en el país, y que el régimen no da a conocer en los medios de difusión.
Estuvieron en diferentes secciones en el penal, pendientes de un juicio que demoró casi un año, y que Reñí calificó de "imparcial", una "obra de teatro" del gobierno.
El activista dijo que el tribunal estaba llenos de policías y los jueces estaban confabulados con la Seguridad de Estado.
La vida en el Combinado del Este
Reñí calificó de infrahumanas las condiciones de vida en la prisión. Explicó que en su sección la higiene era pésima. Por las paredes y el techo se escurría sobre ellos el agua de los baños sanitarios.
Las golpizas a “reclusos esposados” eran frecuentes y asegura que los carceleros tratan a los presos políticos como si fueran gente muy peligrosa, y "le tiran a los reclusos comunes contra ellos".
Otro de los abusos que vio allí fue contra el preso Hermenegildo Duvergel, al que "le dieron una golpiza el día que murió el dictador Castro, le fracturaron las costillas de tantos golpes", y a pesar de estar muy mal de salud "no le dieron asistencia médica".
Con relación a las denuncias de los reclusos por los malos tratos en el penal, los activistas creen que no se hacen porque tienen miedo a plantear críticas a la dirección y que tomen represalias contra elllos cuando se van las delegaciones y las personas que pasan a indagar.
Martínez dijo que la cárcel fue "una experiencia muy fuerte". Para el activista lo peor fue que los acusaran y sancionaran por repartir materiales informativos a la población, "algo por lo que nadie en el mundo debe ser encarcelado".
Los activistas insistieron en que ellos nunca hicieron ningún desorden público, puesto que “repartían pacíficamente” los materiales.
Martínez cuenta que también presenció muchas injusticias en prisión.
Uno de los momentos terribles que vivió allí fue cuando le dieron una golpiza y confinaron varios días en celda de castigo por protestar y reclamar atención médica para un reo muy enfermo.
Los opositores aseguran que conocieron en el Combinado del Este muchos casos de hombres encarcelados, la mayoría jóvenes, que son inocentes porque los llevan a la cárcel acusados de peligrosidad social pre delictiva, una figura del código penal cubano en la que una persona puede ir a prisión si las autoridades consideran que la conducta que mantiene es “proclive al delito”.
Aunque los dos activistas llevan pocas horas en libertad y no han interactuado con la gente en las calles, sienten que el clima de represión y acoso contra la sociedad civil no cesa.
La evidencia más directa fue la que vivieron a pocas horas de salir de la cárcel, y dos agentes de la Seguridad del Estado, conocidos por su actitud represiva con los opositores, estuvieron en la prisión acosándolos y amenazándolos, advirtió Reñí.
Ambos saben que corren el riego de volver a prisión, pero aseguran que el año de cárcel no mermó en ellos el deseo de seguir abogando por la libertad y los derechos en su país.
(Redacción Idolidia Darias, con información de Contacto Cuba)