La rebaja de precios a los alimentos puesta en marcha por el gobierno cubano es simbólica, dijeron a Martí Noticias cubanos de varias partes de la isla consultados sobre los beneficios y limitaciones de esta medida.
Algunos de los ciudadanos entrevistados no repararon en calificarla de "limosna" para contentar a una población que percibe un salario promedio mensual de 600 pesos cubanos, equivalentes a unos 25 dólares, y debe pagar más de de 100 pesos por un litro de aceite o tres libras de carne de cerdo.
Jorge Bello, residente en Güira de Melena y padre de dos niños, calificó las rebajas de simbólicas, y no cree que haya intención real por parte del Gobierno de aliviar los bolsillos de los cubanos.
"La rebaja de un peso o unos centavos a un producto con el salario tan bajo que tenemos los cubanos no me provoca alegría", recalcó
Bello dijo que la decisión de bajar el precio a las confituras "que nadie compra cuando tiene que elegir entre la comida y el aseo personal" es una gran ironía.
Desde el pasado 22 de abril, que se hizo efectiva la modificación de precios, el pollo y el aceite que se oferta a la población en las tiendas recaudadoras de divisas fueron los productos más demandados.
Los camagüeyanos tampoco sienten gran beneficio con las rebajas de precios, dijo Yosvany Calistre, un joven residente es la ciudad de Camagüey que calificó de “absurdo” bajarle un peso a la libra de arroz y a los granos que venden en los mercados minoristas por moneda nacional.
“No es suficiente la rebaja si la gente sigue ganando igual", dijo Calistre.
Para Niurcys Acosta, ama de casa residente en la localidad de Vueltas, Villa Clara, la actual rebaja de precios es “una limosna más que Castro le ofrece al pueblo”.
La mujer dijo que la aglomeración de personas para comprar pollo en establecimientos de su localidad fue inmensa. "Enseguida se acabó porque la oferta es muy por debajo de la demanda”, explicó.
Elizabeth Pacheco, una joven cuentapropista de Cárdenas, fue muy directa cuando habló del tema. En su opinión, el asunto va más allá de simples rebajas. “Lo que tiene que hacer el gobierno es subirle el salario a los trabajadores”, dijo.
A juicio de Pacheco, esas medidas sólo buscan entretener a la gente y crear una falsa idea de que las cosas van a cambiar.
Yelky Puig, residente en Pinar del Río, es un activista que apoya a la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales en sus acciones para exigir al gobierno subir los salarios y bajar los precios.
Preguntado sobre la medida, dijo que las rebajas no son suficientes, y señaló que en su barrio los vecinos coinciden con él en la necesidad de una reforma de salarios en Cuba.
Varios usuarios han manifestado su descontento con lo insuficiente de las rebajas en un artículo del diario oficial Granma sobre el tema.
Uno de los participantes en el foro dijo que "aún los salarios no están a la altura de los precios", mientras otro señaló que "en Jagüey Grande, el sábado solo había aceite en un kiosko de TRD, el resto no tenía aceite de ningún precio, el pollo... sacaron poquitos en varias tiendas y en la red del MINCIN solo había arroz importado, nada de pollo ni chicharos".
Otro usuario vio perfecta la idea de rebajar precios, pero propuso "trabajar más para que en todos los sitios del país sea igual".