El mandatario chino, Xi Jinping, inicia esta semana una gira por Latinoamérica para visitar Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba.
Esta es la segunda gira que el mandatario chino emprende por la región desde su llegada al poder en marzo de 2013 y llama la atención que desde que se completó la toma de posesión de los nuevos jerarcas chinos, el régimen comunista de Pekín no ha dejado de señalar la importancia que otorga a América Latina.
Hasta ahora, las exportaciones latinoamericanas hacia China se han centrado principalmente en los sectores agroalimentario y de materias primas, pero los países de la región aspiran a diversificar esta oferta de manera que incluya cada vez más bienes de alto valor añadido y a atraer cada vez más inversiones chinas.
El mandatario chino se ha reunido ya con numerosos mandatarios latinoamericanos, y ha recibido en Pekín al socialista venezolano Nicolás Maduro y al también socialista boliviano Evo Morales, en junio del 2011.
Pero no es sólo China la interesada en Latinoamérica, pues el presidente de Rusia Vladimir Putin inició, nada menos que en Cuba, una gira del 11 al 16 de julio que lo llevó también a Argentina y Brasil.
El presidente Putin, acompañado del general Raúl Castro, asistió el viernes en La Habana a la firma de una decena de acuerdos bilaterales en energía, petróleo, industria y transporte aéreo, última actividad oficial de su visita a la isla.
"Vamos a darle apoyo a nuestros amigos cubanos para superar el bloqueo ilegal a Cuba", dijo exultante Putin.
La prensa castrista dijo que uno de los acuerdos suscritos en el Palacio de la Revolución de La Habana prevé la creación de un centro de conexión de transportes internacionales que incluye la modernización del Puerto del Mariel (50 km al oeste de La Habana) y la construcción de un moderno aeropuerto para la carga de mercancías en San Antonio de los Baños.
Ni corto ni perezoso, el general Castro dijo estar agradecido por la "gran generosidad" del pueblo ruso al condonar el 90 % de la deuda que la isla contrajo con la extinta URSS, al tiempo que respaldó la actual política, "inteligente" y "de firmeza", que lleva a cabo Rusia en el ámbito internacional.
Putin salió sorpresivamente de Cuba para Nicaragua para, según se dijo, evaluar con el mandatario izquierdista Daniel Ortega la cooperación bilateral.
En Argentina el mandatario ruso firmó varios acuerdos bilaterales, entre los que destaca un convenio de cooperación nuclear, en una ceremonia que encabezó junto a la mandataria izquierdista del país sudamericano Cristina Fernández.
La firma de acuerdos "revela el carácter estratégico de la relación" bilateral, dijo Fernández al término del encuentro que mantuvo con Putin en la sede del Gobierno argentino.
Ante la prensa, Putin afirmó que Rusia tiene "tecnología avanzada" en el campo nuclear y se mostró confiado en que las compañías de su país puedan participar "en la modernización de la potencia generadora de energía en Argentina".
En marzo el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, prometía más represión para aplastar las incesantes protestas de los estudiantes, mientras el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, decía a los periodistas que Moscú planeaba abrir bases militares en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Entre tanto, un barco espía ruso arribaba al puerto de La Habana sin anunciarse. El Pentágono declaró que sospechaba que se trataba de una misión de espionaje contra los Estados Unidos, específicamente contra la base de submarinos nucleares en Kings Bay, Georgia y otras instalaciones. Un oficial citado por la agencia de noticias Fox News, asegura que es posible que el espionaje electrónico esté dirigido a vigilar a los submarinos nucleares de Estados Unidos.
El ex funcionario de la KGB Vladimir Putin ha advertido al presidente Barack Obama que Rusia puede crear problemas en el continente americano si Estados Unidos insiste en solidarizarse con el pueblo ucraniano.
En tanto, los envejecidos marxistas de América Latina se están alineando detrás de Maduro, sucesor del fallecido socialista Hugo Chávez.
Rusia y Cuba finalmente están cosechando los beneficios de la revolución que llevan años sembrando en América Latina.
Nueva era chino-latinoamericana
La presencia de China es ya determinante en Latinoamérica, sobre todo en el área comercial, junto a ello viene aumentando también la presencia de Rusia, en particular en el área militar.
Así, Venezuela y Cuba son los países de la región donde se concentra la presencia económica china, la alianza militar y las relaciones comerciales con Rusia, por un lado, y por el otro los lazos políticos con Irán.
Según el agudo analista Xu Shicheng: “Al ingresar en el nuevo siglo, las relaciones atraviesan una nueva etapa. En la actualidad, China despliega una diplomacia omnidireccional y multifacética hacia América Latina”. Esto ha generado algunas voces de alerta en los EE.UU., principalmente porque en el ámbito de las Fuerzas Armadas, los militares chinos se encuentran contactando a contrapartes en Latinoamérica, especialmente sobre la costa del Pacifico y la región andina. Cuando se habla de una nueva era chino-latinoamericana, es porque se perciben estos cambios cualitativos en las mismas.
Expertos de EE.UU consideran que Cuba ve a China y a Rusia no sólo como potenciales aliados económicos, sino como provechosos proveedores de armamento moderno y tecnología militar.
Cuba y China suscribieron un acuerdo general para producir insumos en las ramas de la electrónica, informática y telecomunicaciones. También exhibió equipos destinados al sector empresarial y militar en la esfera de las telecomunicaciones como computadoras y equipos de comunicación por onda media. A tenor de dichos acuerdos Cuba estaría brindando información confidencial a China sobre el Canal de Panamá, a través de su base de espionaje en Lourdes, ubicada cerca de la capital cubana.
China, aliada del régimen de Corea del Norte (por cierto no olvidar el barco Chong Chon Gang de ese país interceptado en el Canal de Panamá en julio de 2013 atiborrado de armamento procedente de Cuba), es cada vez más un fuerte competidor estratégico de EE.UU en el Pacífico para este siglo XXI que apenas si se estrena.
Por otro lado, Europa y Estados Unidos no podrían seguir ignorando el peso de Rusia tras los últimos acontecimientos críticos en Kiev y Crimea. Al presente, Rusia representa uno de los desafíos más serios para las relaciones internacionales. El análisis sosegado de lo ocurrido en Ucrania estos últimos tiempos probaría que el reto ruso no terminó con el fin de la URSS.
Parecería que los actores principales de la Guerra Fría están nuevamente de vuelta. Para ser precisos, la Guerra Fría tal vez nunca se fue.