EUGENE, Oregon, EE.UU. (AP) — Llevaba sobre las espaldas toda la responsabilidad de salvar el honor deportivo de su país. Con semejante peso, es muy difícil saltar.
Y Cuba se marchará del Mundial de atletismo sin presea alguna, lo que jamás le había ocurrido.
Lázaro Martínez, la última oportunidad del otrora brillante atletismo de la isla por extraer metal de Eugene, Oregon, fue último el sábado entre los 12 participantes de la final del salto triple.
Paradójicamente, el portugués Pedro Pichardo se llevó el oro con un salto de 17,95. En 2017, Pichardo emigró de Cuba a Portugal para entrenar con su padre Jorge, quien ya trabajaba en el país europeo.
¿Al menos parte de su triunfo es de Cuba? se preguntó a Pichardo en la zona mixta.
"En este caso es un poco de Latinoamérica, porque nací en Santiago de Cuba, pero en este momento es de Portugal", respondió en español, si bien habló también en portugués con los periodistas.
"Yo estoy desligado de Cuba desde hace cinco o seis años, porque mi familia toda está en Portugal, no tengo ningún vínculo con Cuba, lo que pase en Cuba no es mi asunto, si está mal o bien ya es problema de ellos. Yo represento a Portugal y no tengo nada que ver con Cuba", añadió Pichardo, quien también había subido a lo más alto del podio en los Juegos Olímpicos del año pasado en Tokio.
La plata en la competición sabatina fue para Hugues Zango, de Burkina Faso, con 17,55, y el bronce quedó en manos del chino Yaming Zhu, con 17,31.
Ostensiblemente nervioso, Martínez cometió faltas en sus primeros tres intentos. En el segundo ni siquiera alcanzó a emprender el despegue. Sabiendo que el salto sería inválido, cayó de pie sobre la fosa de arena, antes de menear la cabeza y agitar los brazos, en señal de frustración.
En el tercero sí completó todo el movimiento. Pero la luz roja indicó un nuevo salto nulo.
El deportista de 24 años se agachó y colocó las manos en las rodillas. El tercer intento inválido lo dejaba eliminado. Se marchó de inmediato sin hablar con la prensa.
La peor actuación de Cuba hasta ahora en un Mundial de atletismo se había registrado en 2017, en Londres, cuando Yarisley Silva rescató un bronce en el salto con pértiga. También en Helsinki 1983 los atletas cubanos obtuvieron una sola presea, la plata de Luis Mariano Delis en lanzamiento de disco.
Esta vez ha sido peor. Incluso antes de que se disputara la primera medalla mundialista, la delegación cubana lidió con la deserción de la lanzadora de jabalina Yiselena Ballar Rojas, quien abandonó el grupo durante la escala del vuelo en Miami.
La representación cubana quedó reducida así a 14 integrantes. Y en las competiciones, el podio se le negó.
Maykel Massó se quedó dolorosamente cerca de un bronce. Parecía tenerlo en el bolsillo hasta el último intento en el salto de longitud, cuando el chino Jianan Wang concretó una ejecución que le valió el oro, desplazando a los tres atletas que ocupaban los primeros sitios y dejando al cubano sin medalla.
Leyanis Pérez se ubicó también cuarta en el salto triple. Fueron las mejores posiciones ocupadas por los deportistas de la isla.
Con estos antecedentes, Martínez llegó a la final del salto triple. Sabía que la delegación cubana se encomendaba a sus credenciales: oro en el Mundial bajo techo efectuado este año en Belgrado y en el evento de la gira en Madrid, también en recinto cubierto.
Pero desde su primer salto, Pichardo logró la distancia que finalmente le dio el triunfo. Estuvo así claro quién triunfaría.
"Salí a hacer una buena competencia, salí a intentar un buen salto", dijo el portugués. "No salió lo que quería, que era pasar los 18 metros, pero llegó la victoria para casa y es importante".
El mejor papel de Cuba en la historia fue en Atenas 1997, cuando logró cuatro oros y una plata y se ubicó tercera del medallero, sólo detrás de Estados Unidos y Alemania. Los campeones mundiales en esa ocasión fueron Javier Sotomayor en salto de altura, Iván Pedroso en salto largo, Ana Fidelia Quirot en los 800 metros y Yoelbi Quesada en salto triple.
Aquella época de grandes figuras parece muy distante. También la de Alberto Juantorena, actual presidente de la Federación Cubana de Atletismo y monarca olímpico en los 400 y 800 metros en Montreal 1976.