El sistema montañoso cubano lo integran la Sierra Maestra, ubicado en las provincias de Santiago de Cuba y Granma; la Sierra Cristal, en las provincias Holguín y Guantánamo, en donde está enclavado el Parque Nacional “Alexander Von Humboldt”, declarado en 2001 por la UNESCO Patrimonio Común de la Humanidad; el Escambray, en las provincias Sancti Spíritus, Villa Clara y Cienfuegos; y la Sierra del Rosario, en las provincias Artemisa y Pinar del Río, parte de la cual en 1984 fue declarada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, convirtiéndose así en la primera de su tipo en Cuba.
En las sierras Maestra, Cristal, Escambray y del Rosario, se asentaron las guerrillas que desde diciembre de 1956 combatieron al gobierno del general Fulgencio Batista y Zaldívar hasta lograr su derrocamiento el primero de enero de 1959.
Gracias a la colaboración de la población de esos parajes montañosos, esos inicialmente reducidos grupos armados se nutrieron de combatientes. Aquellos intricados lugares sirvieron de refugio a los rebeldes contra las ofensivas del ejército de Batista. Los pocos recursos que disponían sus pobladores se los proporcionaron a esas fuerzas irregulares para que pudieran sobrevivir, desplazarse a otras zonas, librar escaramuzas contra el ejército y posteriormente tomar cuarteles, regimientos, poblados y ciudades.
Los actuales gobernantes parecen haber olvidado que llegaron al poder gracias a la ayuda que le brindaron los campesinos serranos.
Hoy los pobladores de las montañas viven en el abandono y la precariedad. Esto se hace sentir particularmente por la pérdida de sus producciones, los caminos intransitables, el deterioro de sus viviendas y el cierre de hospitales y escuelas.
Esa situación el gobierno ha querido taparla con una cortina, el burocrático e inoperante Plan Turquino.
Los resultados de su gestión, por sus incumplimientos y mal desempeño, en el año 2013 dejaron mucho que desear.
Antes de que los actuales gobernantes tomaran el poder, las montañas del oriente, centro y occidente de Cuba, producían más de 120 000 toneladas de café, centenares de miles de toneladas de coco y cacao, miles de metros cúbicos de madera y miles de toneladas de viandas, principalmente malanga, plátanos y frutas, como mango y cítricos que abastecían los mercados de los pueblos y ciudades de las regiones en que estaban enclavadas.
Al cierre del año 2013, la producción de café no sobrepasó las 6 000 toneladas, por el abandono del cultivo debido a la falta de estimulación monetaria a los productores.
De país exportador de café, Cuba pasó a importar una 12 000 toneladas.
El café se mezcla con chícharos para garantizar la entrega normada.
La mayor parte del poco café que se recolecta, se exporta. La otra parte se procesa y se comercializa en las Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD).
La producción de cacao llegó prácticamente a desaparecer. La nueva política de incremento del precio de la tonelada del producto recogido, permitió que la primera semana de octubre cerrara con 1 477 toneladas cosechadas. Esto fue posible, además, por una mejor atención al cultivo y una mayor eficiencia en la recolección.
Un problema que cada día se torna más difícil es el deterioro creciente de los caminos, que ha provocado un déficit en la trasportación de carga y pasajeros, lo que afecta el normal desarrollo de la vida en las montañas.
De las 82 rutas que existían en el Plan Turquino -que atiende las provincias Granma, Holguín, Santiago de Cuba, Guantánamo, Villa Clara y Pinar del Rio- solo funcionan 67.
Tenemos el caso del municipio Guisa, en la provincia Granma. Había 17 rutas, pero ahora no funciona ninguna. Los servicios de trasportación de pasajeros los prestan vehículos particulares, a 15 pesos por persona.
Esta situación se torna bastante engorrosa para aquellos que están obligados a bajar a pie o en mulo a buscar productos a las bodegas, las farmacias, al pago de jubilados o en busca de atención médica.
En el caso del municipio Pilón, en la provincia Granma, el trasporte público pasa una vez por semana y muchas veces falla.
El deterioro de los caminos, la falta de trasporte por la carencia de combustible, piezas y partes de los vehículos que sufren roturas, hacen que la extracción de las cosechas de lugares apartados se torne una pesadilla. Por lo general, gran parte de estos cultivos no llegan a su destino y se pierden.
A esto se suma la irresponsabilidad de las empresas agrícolas, que al disponer de pocos camiones, si la cosecha reportada no cubre el tonelaje del vehículo, sencillamente no lo mandan y dejan que se pierda.
Por el llamado “reordenamiento”, el Ministerio de Educación determinó cerrar 137 escuela primarias que tenían entre 3 y 5 alumnos y trasladaron a los niños a seminternados. De donde viven a la nueva escuela tienen que recorrer decenas de kilómetros, expuestos al sol y la lluvia, lo que ha provocado que muchas familias decidieran abandonar sus hogares y trasladarse a vivir a los pueblos y ciudades, donde la escuela les queda más cerca.
Con el reordenamiento de la Salud Pública, la atención médica primaria de los moradores de las montañas va de mal a peor. En muchos hospitales ya no brindan los servicios de ultrasonido y otras especialidades, disminuyeron el número de camas y de ambulancias.
Para lograr ser consultado por un especialista, hay que trasladarse decenas de kilómetros.
Una vez al mes se trasladan a las montañas brigadas médicas compuestas de estomatólogos, pediatras, psicólogos, ginecólogos y otros especialistas. El que no pudo consultarse, tiene que esperar hasta el próximo mes o decidirse a bajar las lomas y lograr que alguien lo consulte en los abarrotados hospitales.
Parece que la solución de estas dificultades no está en las prioridades inmediatas del gobierno.
De las 681 613 personas que residen en los diferentes sistemas montañosos de Cuba, cerca de 55 050 han decidido buscar suerte en otros lugares.
(Publicado originalmente en Primavera Digital # 339 el 10/28/2014)