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Motos híbridas “made in Cuba”


Una "Karpazuki", Karpaty rusa con pistón de Suzuki, alcanza 160 kph (O.González).
Una "Karpazuki", Karpaty rusa con pistón de Suzuki, alcanza 160 kph (O.González).

De una Karpaty rusa y piezas de Suzuki japonesa puede nacer una "Karpazuki". Algunos las modifican por razones estéticas, otros por hacerlas más eficientes.

La falta de todo tipo de piezas y accesorios para motos y autos ha obligado a los cubanos a ser ingeniosos y creativos para poder mantener rodando sus vehículos. El precio del combustible en Cuba es extremadamente elevado, de aproximadamente 83 pesos (3,32 dólares) el galón para el salario medio, algo más de 20 dólares al mes.

Las motocicletas juegan un papel fundamental en el transporte particular y son el medio de trasporte más económico debido a su autonomía. Pero el Estado cubano no vende motocicletas. La gran mayoría de las que circulan en la Isla son, al igual que los “almendrones”, viejas y obsoletas.

En las décadas de los 70 y 80 se premiaba a los trabajadores más destacados con el derecho a comprar una motocicleta de fabricación rusa. De esta forma entraron al país las Karpaty de fabricación rusa y motores de 50 centímetros cúbicos (cc), así como las Minsk, las Jawa de fabricación checoslovaca y las ETZ alemanes que aún hoy circulan en toda Cuba, e incluso cada día adquieren más valor.

La inventiva y el ingenio de mecánicos cubanos que han modificado piezas, fabricado otras e incluso mezclado motores rusos con japoneses, ha logrado que muchos años después sigan circulando estas motos. De la creatividad han nacido nuevas “marcas” como la “Karpazuki” o la “Jawasaki”.

Yoel Ponce posee una, y vive en el municipio de San José, provincia Mayabeque. Él mismo explica en detalle el proceso de adaptación: “Una ‘Karpazuki’ (como la suya) es la mezcla de una Karpaty rusa, originalmente de 50 cc y que alcanza una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, con una Suzuki de 115 cc y fabricación japonesa que alcanza unos 160 kilómetros por hora. El proceso es simple: se adapta el pistón y la ‘camisa’ de Suzuki al Karpaty mediante una pieza llamada entre-dos, fabricada en Cuba por torneros y mecánicos. El resultado es la caja de velocidad del Karpaty original (2 velocidades) con el pistón de Suzuki ahora de 115 cc, que nos brinda una mayor potencia y velocidad máxima al motor. Algunos modifican también la carrocería del Karpaty; otros la dejan como viene de fábrica”.

“Con tres litros de gasolina recorro unos 90 km con mi moto híbrida soviética-japonesa ‘Karpazuki’. Eso es de gran ayuda en un país donde el transporte es un gran problema ya que es caro y trabajoso moverse de un lugar a otro. Me pasé reuniendo más de 6 años, criando cerdos en el patio de mi casa, para poder adquirir esta motocicleta adaptada, que costó unos 35.000 pesos (1330 dólares). Pero valió la pena el esfuerzo porque ahora es bastante económico y rápido para mí trasladarme todos los días adonde trabajo”. Comentó por su parte Lázaro González, quien reside en el municipio de Boyeros y se traslada todos los días en su moto a su centro de trabajo en la provincia de Artemisa.

Parece una Kawasaki, pero es una Jawa adaptada y embellecida en Cuba (O.González).
Parece una Kawasaki, pero es una Jawa adaptada y embellecida en Cuba (O.González).

Otra de las marcas híbridas creadas por los cubanos es la Jawasaki, combinación de la checoslovaca Jawa con el motor japonés de Kawasaki. Esta vez retiran partes de la carrocería de la primera para adaptar los componentes de la segunda.

Erick Oliva, de Quivicán, tenía como sueño una motocicleta japonesa, pero al no poder comprarse una, decidió convertir su Jawa del año 1979 en una Jawasaki y cuenta cómo lo hizo: “Es un poco engorroso, pero una vez terminado queda muy bien. Se trata de una modificación completa de la carrocería y los tubos de escape. Todas las piezas de la carrocería son construidas en Cuba de plástico o metal. Los tubos de escape imitando los del Kawasaki también son fabricados por chapistas. Ahora mi moto de los años setenta luce como una Kawasaki Ninja actual”.

Sin embargo, también está quien fabrica su moto desde cero, con piezas que vaya consiguiendo.

Más humilde, pero resuelve: un "Riquimbili" hecho con un cuadro de bicicleta (O.González)
Más humilde, pero resuelve: un "Riquimbili" hecho con un cuadro de bicicleta (O.González)

“Simplemente fabriqué el cuadro con tubos y hierros soldados, le añadí un motor de motosierra y llantas de fabricación casera de aluminio, y así nació mi ‘Riquimbili’ (nombre popular de estos artefactos). Es ilegal, no tiene chapa ni papeles porque la policía no lo deja inscribir. No puedo transitar con él por las avenidas principales, pero me sirve para moverme por vías secundarias y me es de gran utilidad para desplazarme ya que posee un motor económico”, comentó Denis Ruiz, propietario de uno.

Los cubanos han tenido que encontrar alternativas para el trasporte, y del gran problema han nacido las soluciones más insospechadas. Tanto las “Karpazukis” como las “Jawasakis” y los “Riquimbilis” son resultado del ingenio de los cubanos para poseer un medio de transporte particular que sea económico.

En la Isla, moverse de un punto a otro diariamente supone todo un reto.

(Publicado originalmente en Cubanet el 08/09/2015)

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