Siniestras son las historias de la travesía de emigrantes que intentan llegar a Estados Unidos atravesando fronteras desde Ecuador, relatos que aumentan a medida que se incrementa el número cubanos que atraviesan selvas y ríos en precarias condiciones.
Esta es también la historia de Gilberl González, de 34 años de edad, y Lizandra, varados en Urabá luego de ser robados y violada ella frente a los ojos de su acompañante, quien confesó al semanario Publicaciones Semana sentirse atormentado por no haber podido hacer nada.
"Con el cañón de una pistola dentro de la boca, ¿qué más podía hacer, nada?", dice Gilberl al rotativo. "Solo permanecer impasible, petrificado, mientras se le salían las lágrimas más amargas que ha derramado en toda su vida".
Lizandra, a quien Gilberl convenció para escapar de la isla, tenía dos meses de embarazo cuando fue abusada por hombres armados, continúa el artículo, en la frontera entre Ecuador y Colombia donde, además, le robaron alrededor de $2.500 y un teléfono celular con el que contaban para dar señales de vida.
Ebanista, carpintero, electricista, soldador y albañil, vendió su casa y decidió salir de Cuba cuando se sentía asfixiado por el régimen, "al que todos los días hay que pagarle más y más impuestos", asegura.
Después de cuatro días sin comer y casi 10 sin bañarse se resignaron a esperar un milagro sentados en un banco del parque de Turbo (Antioquia) para intentar reunir de alguna manera lo que les cobra el coyote para llegar a Panamá.
Urabá, es prácticamente un punto obligado de partida de miles de emigrantes cubanos, africanos y asiáticos para alcanzar Centroamérica. El pasado año, 2.111 extranjeros se vieron en las calles de la ciudad sin documentos, conforme el departamento de inmigración colombiano; encabezando la lista Cuba, seguidos por Nepal, China, Bangladesh, Somalia, India, Ecuador y República Dominicana.
En comparación al 2013, el aumento es de un 248% y sigue en ascenso, continúa el semanario, devolviéndose a la frontera unas 840 personas más que el pasado año, con un total en el primer trimestre de 1.111. Un funcionario de un órgano internacional que pidió el anonimato asegura que esta cifra bien podría ser el triple.
El coronel Jaime Humberto Rojas, comandante de la policía de Urabá, dice no contar con ninguna denuncia hasta el momento aunque no descarta que oficiales de la policía se estén aprovechando de la avalancha de inmigrantes.
"Yo no sé qué hacer ya con mi vida, porque aquí en Colombia a los cubanos nos maltratan mucho, nosotros en Cuba a los extranjeros le damos la mano y los ayudamos pero acá la policía es muy mala, nos quitan el dinero y nos golpean", dice Gilberl entre lágrimas besando la foto de sus hijos de 5 y 4 años que dejó en la isla con el padre de Lizandra, "estos son los que me dan fuerzas para continuar".