La escena del músico callejero tocando y luego pasando el sombrero a los transeúntes parecía lejana en el tiempo. Pero los músicos que no son rentables en Cuba, o no tienen amigos dentro de la estructura, tendrán que ir preparándose para quedarse sin trabajo.
Triste escenario el que espera a los 9.000 músicos cubanos que van sobrando en las empresas de contrataciones artísticas estatales, según se supo en el recién concluido VIII Congreso de la UNEAC.
¿Y quiénes serán los miles que irán para la calle?
"Los que no tengan buenas conexiones con los directores provinciales de cultura y con los programadores de los centros provinciales de la música", me dice un conocido productor musical, que ni muerto da su nombre. "No irán para la calle los artistas fichados por PMM (Por un Mundo Mejor). En especial los que logren contrato con los Estefan en Miami", añade.
Ahora resulta que un programador cobra un 10 o un 20 por ciento del contrato de un músico. Quién lo iba a decir: después de años utilizando el adjetivo "comercial" como algo malo, capitalista, ahora resulta que el valor de un músico está determinado por su popularidad musical y mediática y su poder de convocatoria. Pero si solo fuera eso: también pesa en la balanza, la influencia que tenga en los funcionarios encargados de la contratación.
"Se están quitando la careta", afirma un joven estudiante de música. "La mala política cultural por más de cinco décadas la vamos a pagar nosotros". Y agrega: "porque si le das a la gente reguetón en la televisión, en la radio y hasta en la sopa, eso es lo que el gran público va a querer, y los centros nocturnos van a querer contratar. Los demás músicos, los que no tocan reguetón, que se ...".
Continúa vigente la denominada Resolución Ministerial Contra el Intrusismo Profesional. Según esta normativa, reforzada en el año 2001, los músicos o grupos musicales solo pueden hacer presentaciones públicas pagadas si presentan el documento escrito que les acredita como vinculados a una empresa oficial. Previamente, la entidad a la cual pertenece el artista y el sitio donde este actúa, han firmado contrato mediante los respectivos abogados.
De esta manera, el artista queda supeditado a leoninos descuentos, derivados de los servicios de representación legal y gestión de pago por un lado, y los gastos derivados del espectáculo por el otro.
"Hasta ahora, no hay cambios en la política de contratación del talento de las agencias artísticas", afirma un funcionario del ICM (vice-ministerio para la música) que pidió anonimato. "Lo que va a variar es la relación entre el músico y la empresa… Se protegerán áreas como la música de concierto o agrupaciones que son patrimoniales".
"¿Y qué puede pasar con la música popular?", pregunto.
El funcionario responde: "Se va a proteger, por una cuestión política, a las agencias como la de Rock o Rap, pero los procesos de profesionalización para músicos o grupos de estos géneros no se harán hasta nuevo aviso… Sin embargo, aunque se proteja a estos músicos, llegará el momento en que se exigirá rentabilidad, y hay que entender esto".
"La competencia está dura, y se va a poner peor", dijo a este reportero un músico jubilado. "Yo fui músico, cuando había que hacer dos y tres actuaciones diarias, y una la pagaban y las otras eran por la comida. Los que tocaban en lugares como los cabarés Tropicana o Parisién, eran buenos de verdad".
"Pero esta gente del gobierno inventaron lo de las normas y las empresas, y en 1968 cerraron los clubes privados, y resulta que ahora, después de todo, vienen a decir que sobran músicos en Cuba, ¿y quién tiene la culpa?... ¡Ellos son los
que van sobrando hace rato!".
(Publicado originalmente en Cubanet el 04/24/2014)
Triste escenario el que espera a los 9.000 músicos cubanos que van sobrando en las empresas de contrataciones artísticas estatales, según se supo en el recién concluido VIII Congreso de la UNEAC.
¿Y quiénes serán los miles que irán para la calle?
"Los que no tengan buenas conexiones con los directores provinciales de cultura y con los programadores de los centros provinciales de la música", me dice un conocido productor musical, que ni muerto da su nombre. "No irán para la calle los artistas fichados por PMM (Por un Mundo Mejor). En especial los que logren contrato con los Estefan en Miami", añade.
Ahora resulta que un programador cobra un 10 o un 20 por ciento del contrato de un músico. Quién lo iba a decir: después de años utilizando el adjetivo "comercial" como algo malo, capitalista, ahora resulta que el valor de un músico está determinado por su popularidad musical y mediática y su poder de convocatoria. Pero si solo fuera eso: también pesa en la balanza, la influencia que tenga en los funcionarios encargados de la contratación.
Pan con timba y circo con reguetón
"Se están quitando la careta", afirma un joven estudiante de música. "La mala política cultural por más de cinco décadas la vamos a pagar nosotros". Y agrega: "porque si le das a la gente reguetón en la televisión, en la radio y hasta en la sopa, eso es lo que el gran público va a querer, y los centros nocturnos van a querer contratar. Los demás músicos, los que no tocan reguetón, que se ...".
Continúa vigente la denominada Resolución Ministerial Contra el Intrusismo Profesional. Según esta normativa, reforzada en el año 2001, los músicos o grupos musicales solo pueden hacer presentaciones públicas pagadas si presentan el documento escrito que les acredita como vinculados a una empresa oficial. Previamente, la entidad a la cual pertenece el artista y el sitio donde este actúa, han firmado contrato mediante los respectivos abogados.
De esta manera, el artista queda supeditado a leoninos descuentos, derivados de los servicios de representación legal y gestión de pago por un lado, y los gastos derivados del espectáculo por el otro.
"Hasta ahora, no hay cambios en la política de contratación del talento de las agencias artísticas", afirma un funcionario del ICM (vice-ministerio para la música) que pidió anonimato. "Lo que va a variar es la relación entre el músico y la empresa… Se protegerán áreas como la música de concierto o agrupaciones que son patrimoniales".
"¿Y qué puede pasar con la música popular?", pregunto.
El funcionario responde: "Se va a proteger, por una cuestión política, a las agencias como la de Rock o Rap, pero los procesos de profesionalización para músicos o grupos de estos géneros no se harán hasta nuevo aviso… Sin embargo, aunque se proteja a estos músicos, llegará el momento en que se exigirá rentabilidad, y hay que entender esto".
Ellos son los que sobran
"Nos ahogaremos en un mar de reguetón!", expresa irónico un representante de una agrupación de música tradicional. "Los que pueden contratarte, lo hacen si te ven en la televisión o te oyen en la radio. O si te vendes al populismo y cantas la lata y el palo"."La competencia está dura, y se va a poner peor", dijo a este reportero un músico jubilado. "Yo fui músico, cuando había que hacer dos y tres actuaciones diarias, y una la pagaban y las otras eran por la comida. Los que tocaban en lugares como los cabarés Tropicana o Parisién, eran buenos de verdad".
"Pero esta gente del gobierno inventaron lo de las normas y las empresas, y en 1968 cerraron los clubes privados, y resulta que ahora, después de todo, vienen a decir que sobran músicos en Cuba, ¿y quién tiene la culpa?... ¡Ellos son los
que van sobrando hace rato!".
(Publicado originalmente en Cubanet el 04/24/2014)