Esta es la historia de una ingeniera industrial cubana de 38 años que salió del país en avión hacia Guyana, pagó coyotes, atravesó la selva, subió en guaguas, lanchas, avionetas y desde agosto es refugiada política en Uruguay.
Y no es la única. El país sudamericano se ha convertido en un nuevo destino para cubanos que buscan emigrar y alcanzar una vida mejor.
Cifras de la Comisión para los Refugiados (CORE), indicaron la llegada de más de 300 cubanos que solicitaron refugio político en el 2016. Solo 23 casos fueron aprobados.
El diario El País, de Uruguay, informó en diciembre pasado que la llegada de cubanos ilegales "colapsó" la capacidad de atención a refugiados. "La recalada de estos migrantes triplicó los pedidos de refugio que Cancillería recibe por día", indicó el reporte.
Muchos, -dice el medio-, son profesionales jóvenes. El 89 % de los solicitantes tiene entre 18 y 59 años.
Y es que el trámite es relativamente simple. En la frontera entre Brasil y Uruguay solicitan refugio político, lo que les facilita la entrada al país. Una vez allí, son entrevistados por representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, a quienes deben explicar los argumentos.
"No se pretende expulsar a nadie, sino darles la posibilidad de hacer el trámite de legalización", explicó a El País Myriam Coitinho, Directora Nacional de Migración.
La protagonista de esta historia, -que prefirió no decir su nombre porque tiene a su familia en Cuba-, contó que en la isla estudió "las pocas" opciones que tenía para emigrar, después que Estados Unidos le negó cinco veces la visa.
"Salí de Cuba sin casi nada (...) Pasé 15 días en Guyana porque no tenía bien definido lo que haría, a qué país ir. Investigué sobre Chile, Brasil y Uruguay. Definitivamente me decidí por Uruguay porque no me gusta estar ilegal. Y este país tenía esa ventaja", explicó a Martí Noticias.
"Ya yo soy refugiada política", dijo. "Logré el refugio durante una entrevista con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores", dijo la mujer que consiguió trabajo en una panadería en Montevideo.
Uruguay exige visa de ingreso a los ciudadanos con pasaportes de cinco países de América Latina, entre ellos Cuba, Haití, República Dominicana, Antigua y Barbuda, y Santa Lucía.
Jorge Muiño, director de Asuntos Consulares, explicó que pese a que Uruguay "tiene una política abierta en la materia", existen países que deciden mantener el visado a efectos de "tener un control en los flujos migratorios".
Pero a su vez esta nación es parte de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y de su Protocolo de 1967 y ha ratificado los instrumentos universales más relevantes sobre derechos humanos.
El medio local La Red 21 dijo que Cuba y Libia se convirtieron en los dos principales países desde donde llegan las solicitudes de refugio por parte de sus ciudadanos "que sienten que deben escapar por amenazas a su vida o la de sus familiares".
En el 2016 se concedieron 250 visas más que en 2015 a ciudadanos cubanos, según registros oficiales, lo que indica que el incremento de los migrantes se ha dado también entre los documentados.
Los cubanos que aspiran a la visa uruguaya pasan por una selección que incluye garantías bancarias o mostrar la tenencia de propiedades. Muchos cubanos sin recursos económicos no tienen otra alternativa que solicitar refugio político porque no les preguntan cómo ingresaron al país.
El País dijo que existe otra vía de acceso a la residencia, pero aún no está reglamentada. Esta alternativa basada en el artículo 162 de la última ley de Presupuesto da al Poder Ejecutivo la facultad de brindar "residencia legal a personas extranjeras que permanezcan en el país en forma irregular y que se encuentren en situación de vulnerabilidad".
¿Un discurso armado?
El diario uruguayo El País citó algunos ejemplos de cubanos que llegaron al país, seducidos por el chance de trabajar y legalizarse, pero cuestionó el elemento político.
"No es que escapen de una persecución política, sino que se ha corrido la voz de que esta solicitud es la vía más rápida para obtener la residencia y no ser deportados", dijo el medio local.
"En un comienzo quienes ingresaban ilegales por Rivera traían un discurso armado que narraba una historia de cacería ideológica, pero la veracidad se desmoronaba en la primera entrevista. Ahora es simple: se presentan diciendo que necesitan la residencia. Y punto", detalló El País.
"Llevo la midad de mi vida siendo esclava"
La ingeniera que conversó con Martí Noticias tiene otra idea de las cosas. Consultada sobre los argumentos que presentó al Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay narró:
"Lo que todos saben, Cuba está en una etapa muy decadente, los dirigentes exprimiendo cada vez más al pueblo y sacando más beneficios para la cúpula, es que me di cuenta que llevo la mitad de mi vida siendo una esclava, para que unos explotadores se lleven la ganancia", dijo.
"Yo no me dedico a esto de hablar mal, solo te digo mis razones, en momentos sentí que estaba presa en mi país, que solo sobrevivimos y la vida tiene que ser diferente, uno tiene que tener metas, no somos robot para que un gobierno diga lo que puedes o no hacer con tu vida", explicó aludiendo a su entrevista con los funcionarios uruguayos que le otorgaron el refugio político en apenas 15 días.
También explicó sus motivaciones económicas, entre ellas que "es muy difícil estar en Cuba con 20 dólares al mes (...) tenemos que hacer magia para vivir con tan poco".
Otros cubanos, -dijo-, no consiguen convencer a los funcionarios. "Dicen que vienen a buscar trabajo y eso no es compatible con el trámite (de refugio político). Estás saliendo de tu país porque no te gusta ese sistema".
Para estas personas, -explicó-, el trámite se complica porque deben esperan más tiempo e invertir más dinero para legalizarse.
Siguiendo la ruta migratoria de moda
Medios como El Toque y Diario Las Américas han reportado sobre el reciente éxodo de cubanos a Uruguay. En el primero, el artículo titulado "Montevideo y la búsqueda del nuevo Miami", cuenta la historia de Enya Vilahomat, una joven de 21 años que se instaló en el país en julio pasado.
"Después de analizar varios destinos, Uruguay resultó una propuesta atractiva", explicó la joven que dejó su carrera de Lengua Inglesa en busca de una vida mejor.
“Seguí la ruta migratoria del momento (...) Las opciones se redujeron después de que el gobierno de los Estados Unidos eliminó la política de pies secos/pies mojados", agregó en entrevista con El Toque.
Esto es duro...pero mejor que en Cuba
La ingeniera que conversó con Martí Noticias dijo que le costó encontrar trabajo. En la panadería donde trabaja gana el equivalente a unos 465 dólares. De ellos, paga unos 172 en la renta de un cuarto de pensión que comparte con otra cubana.
"La comida es recara y el teléfono también", dijo. "El resto es para comer y alguna necesidad de primer orden".
No obstante, dijo, lo que desea es trabajar hasta conseguir la residencia y poder reclamar a su familia en Cuba.
"Esto es duro pero está mejor que en Cuba. Nadie te acosa ni está pendiente de cómo piensas o actúas", aseguró.
(Con reporte de La Red 21, El Toque, Diario Las Américas y redes sociales)