Mientras ya han sido deportados cientos de cubanos arribados a los Estados Unidos, la represión y la persecución de disidentes en la isla no se han detenido. Por el contrario, se han incrementado. El 10 del actual, el reconocido médico Oscar Elías Biscet, presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos y del Proyecto Familia Pro Vida, que combate las políticas abortistas, fue arrestado y trasladado a un centro de detención por policías uniformados y de civil. Biscet, que sufrió ya la cárcel castrista en distintas oportunidades y por varios años, había difundido la convocatoria de los miércoles, en diversos espacios públicos de La Habana, organizada por distintos sectores sociales y políticos, entre otros por el Partido Unión por Cuba Libre. Biscet, un relevante médico y frontal opositor al régimen cubano, fue detenido. Mientras el mundo aplaude el fin de la guerra fría entre los Estados Unidos y Cuba, el gobierno castrista persigue opositores.
Raúl Castro acaba de asistir al despliegue militar que en Venezuela ha puesto en escena su discípulo Nicolás Maduro. Además de no cumplir con el revocatorio constitucional, suspender las elecciones establecidas para gobernadores e impugnadas y avasalladas las decisiones de la Asamblea Nacional con mayoría opositora, ha recrudecido su actividad dictatorial al encarcelar al diputado Gilber Caro y a su novia, Stacey Escalona, ambos activistas de Voluntad Popular, partido de Leopoldo López, preso político desde hace tres años.
A su vez, fueron detenidos tres concejales del estado de Zulia. Lo mismo ha ocurrido con el general Raúl Baduel, chavista en su origen, que sufrió la cárcel cuando hizo pública su disidencia. Actualmente, sus allegados han informado que desconocen el paradero del otrora militar cercano a Chávez.
El fallido intento del Vaticano de promover un diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana sólo ha servido a Maduro para ganar tiempo y terreno para profundizar su déspota proceder.
Es curioso y desalentador que el régimen comunista no dé señales de tolerancia y apertura política y que los demócratas del mundo se manifiesten con tibieza o callen frente a tan cruel realidad.