Es una verdad irrebatible que la fórmula socio política y económica más nefasta en la historia de la humanidad, solo comparables con los perjuicios ocasionados por el nazi fascismo, fue el marxismo con su objetivo final de establecer una sociedad comunista.
Cuba no pudo sustraerse de su mandato porque desde principios del Siglo XX fue uno de sus objetivos. Sin embargo, tal vez no se habría concretado a no ser porque un caudillo, Fidel Castro, acogió ese proyecto más que por convicción, por la certeza de que las herramientas de la teoría junto a sus propuestas de reivindicación social, eran el ropaje ideológico requerido para él perpetuarse en el poder.
La presencia activa de anarquistas españoles y cubanos socialistas que procedían de Estados Unidos fueron elementos de influencia.
Inicios
En los primeros años de la República, el movimiento obrero tenía capacidad de movilizarse y protestar organizadamente como demostró la Huelga de la Moneda [1], en 1907 y el Primer Congreso Obrero Nacional en 1914, con el fin de vertebrar un movimiento obrero. Los marxistas no participaron en estas gestiones.
Las huelgas y protestas en Cuba eran básicamente promovidas por anarquistas, grupos radicales y socialistas sin relación con la facción bolchevique, la primera vez que estos hacen acto de presencia fue en el Tercer Congreso Obrero, en 1925, en la ciudad de Camagüey.
El evento fue suspendido por los enfrentamientos entre los anarcosindicalistas y los comunistas que fueron acusados de representantes de una dictadura extranjera.
Una de las personalidades más conspicua de la época en lo que respecta a las ideas socialistas en Cuba era Carlos Baliño, un cubano emigrante que trabajó en el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí, y que según la historia oficial del castrismo, en 1906 fue de los constituyentes del Partido Socialista de Cuba, surgido de la refundición del Partido Obrero Socialista y de la Agrupación Socialista Internacional, ambas creadas con su contribución.
Baliño fue usado en plena senilidad como uno de los fundadores del Partido Comunista de Cuba, según dijeron José García Montes y Antonio Alonso Ávila [2],
En este período la vida universitaria se fue haciendo más intensa y el deporte fue uno de sus factores más importantes. En esto destacó el joven Julio Antonio Mella [3] de quien se decía que durante un viaje a México se había comprometido con agentes de la Internacional Comunista.
La que después sería histórica efervescencia en la Universidad llegó a un punto de inflexión, cuando después de una protesta se fundó la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana con Felo Marinello de Presidente y Mella de secretario, quien fue adquiriendo más relevancia y firmó un trabajo periodístico como embajador de Lenin. La agitación comunista cobró importantes niveles al extremo de que promovieron la constitución de una Universidad Libre de la que Mella fue rector y los estudiantes tenían la facultad de deponer a los profesores según su voluntad, algo que se repitió al triunfo de la insurrección en 1959.
Incluso antes de fundarse el PCC en Cuba en 1925, había sido aprobada la Ley de Accidente del Trabajo, se inició la redacción del Código del Trabajo, se aprobó la jornada de ocho horas máximas de trabajo y una ley sobre el jornal mínimo.
Los comunistas tampoco tuvieron ningún rol en el envío de una delegación a la Conferencia del Trabajo en Ginebra.
En 1923, tuvo lugar en Cuba el Primer Congreso Nacional de Estudiantes promovido por Julio Antonio Mella, que contó con la aprobación de todo el Directorio de la FEU. De inmediato, el evento se convirtió en escenario de la confrontación entre izquierdistas dirigido por Mella y derechistas encabezados por Emilio Núñez Portuondo [4].
Una propuesta de Mella de enviar un mensaje y buscar un acercamiento con Rusia fue firmemente rechazada por los delegados.
En el marco de estas actividades Mella se convirtió en el instrumento más capacitado de los comunistas, era un agitador de excelente cualidades, sin embargo, según sus contemporáneos no llegaba a influenciar de forma determinante entre sus partidarios
El Primer Congreso Nacional de las Agrupaciones Comunistas de la isla tuvo lugar el 16 de agosto de 1925, al cónclave asistieron entre otros el maestro canario Miguel Pérez, el dirigente estudiantil Julio Antonio Mella y el sindicalista Alejando Barreiro, el objetivo clave era afiliar el Partido a la Tercera Internacional que radicaba en Moscú, dando origen a la subordinación absoluta de los comunistas cubanos al Partido Comunista de la Unión Soviética.
En el Congreso fundacional del PCC participaron varios extranjeros, un español, José Miguel Pérez, un judío apellidado Vasseman, un representante del Partido Comunista de México que fungía como representante de la Internacional Comunista, Enrique Flores Magon y varios extranjeros más.
Expulsado Julio Antonio Mella
Las diferencias por motivos estratégicos dentro del PCC no se hicieron esperar. Uno de sus momentos más críticos fue cuando Julio Antonio Mella fue expulsado del Partido, en 1926. Fue acusado de desviaciones pequeño burguesas, lo que ocurrió cuando tuvo que abandonar el país como consecuencia de la persecución de la dictadura de Gerardo Machado y Morales en su contra.
Mella se asiló en México, donde también tuvo problemas con el Partido Comunista Mexicano y debido a sus posiciones fue acusado de Trotskista [5]. En 1929, a los 25 años de edad, fue asesinado por los estalinistas aunque el Partido cubano, en su práctica habitual de responsabilizar de sus crímenes a los enemigos, acusó del crimen al régimen de Machado.
Según García Montes y Alonso Ávila, la presencia de Fabio Grobart [6] no está históricamente comprobada, aunque si hay evidencias de la presencia de un ciudadano de la nueva Rusia que respondía por el sobre nombre de "El Polaco", algunos investigadores afirman que este individuo era Grobart porque apareció en Cuba en la misma época.
El gobierno de Gerardo Machado, 1925-1933, a pesar de varios aciertos, se ganó un amplio y fuerte rechazo popular de los diferentes sectores sociales y políticos, entre estos últimos los comunistas, ya que algunos de sus líderes, entre otros, Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, se destacaron en la lucha contra Machado. Sin embargo, la decisión del Partido de pactar con el gobierno cuando se realizaba una huelga nacional en su contra, poco antes de su derrocamiento, impidió que la agrupación tuviera un rol más importante en la conocida e histórica Revolución de 1933.
El sectarismo del Partido, entre numerosos factores, uno de los más importantes, la dependencia de Moscú, le restó influencias, no obstante continuaron organizando protestas y promoviendo su agenda política pero en un relativo aislamiento.
El Partido a través de su historia fue creando organismos pantallas que usó a su conveniencia, lo que daba la impresión que sus propuestas tenían apoyo más allá de su militancia. No obstante no pudieron asociarse a los partidos políticos de ese período, el Partido Autentico y el Movimiento la Joven Cuba, que dirigía Antonio Guiteras [7], un audaz revolucionario que no contó con la simpatía ni la bendición de los militantes del Partido.
Muchas de las proyecciones del Partido en relación a determinadas personalidades y fuerzas políticas cambiaron cuando el Kremlin empezó a auspiciar las estrategias de los Frentes Populares y cuando la Unión Soviética fue atacada por la Alemania Nazi. Todos los reparos de los comunistas a participar en una guerra imperialista, desaparecieron por tal de ayudar a Moscú.
En 1937 el Partido se asoció al Bloque Revolucionario Popular [8], "integrado por algunos sectores nuevos de la burguesía, aliado a otros tradicionales como Carlos Mendieta y Miguel Mariano Gómez y que constituía una plataforma amplia, aunque electoral. La intención del PC en esa alianza era alejar a Fulgencio Batista “de los más reaccionarios", el oportunismo del Partido se aprecia en las medidas que toma por tal de ganar espacios políticos al costo que fuera necesario.
En 1938 al ser legalizado, cambia de nombre, Unión Revolucionaria Comunista, e intensifica sus actividades en el movimiento sindical particularmente en la Confederación Nacional Obrera de Cuba. El cambio de nombre no afectó el liderazgo, el Secretario General, 1934-1962, siguió siendo Blas Roca Caldario.
El primer mitin legal del Partido tuvo lugar en el estadio La Polar el 12 de noviembre de 1938. Los temas tratados por los oradores principales, uno de ellos Blas Roca, fue apoyar la política del Buen Vecino que patrocinaba el presidente Franklin Delano Roosvelt y la defensa de la política de Batista, con énfasis en colaborar con ese personaje en la política nacional a quien calificaban como "El Mensajero de la Prosperidad".
Desde hacía cierto tiempo el coronel Fulgencio Batista venía sosteniendo reuniones con las facciones revolucionarias, incluido los comunistas, quienes tenían el objetivo de controlar el movimiento obrero, misión para la que contaron con el apoyo de coronel a cambio de que lo respaldaran en su candidatura a la Presidencia de la República en 1940.
Batista no olvidó a sus amigos y recompensó al Partido con dos ministros en su gabinete, Carlos Rafael Rodríguez y Juan Marinello, ambos fueron altos funcionarios del régimen de Fidel Castro, demostrando que solo les importaba llegar al poder sin importar el precio, las convicciones estaban de más cuando de gobernar se trataba.
Los comunistas dijeron de Batista "cubano ciento por ciento, celoso guardador de la libertad patria, tribuno elocuente y popular... prohombre de nuestra política nacional, ídolo de un pueblo que piensa y vela por su bienestar... hombre que encarna los ideales sagrados de una Cuba nueva y que por su actuación demócrata identificado con las necesidades del pueblo, lleva en sí el sello de su valor».
Sandalio Junco y la violencia comunista
Los comunistas usaron la violencia con frecuencia. Contaba para ello con un grupo de pistoleros capaces de cometer cualquier crimen como fue el de Julio Antonio Mella y el del ex dirigente del Partido, Sandalio Junco.
El asesinato ocurrió en la ciudad de Sancti Spíritus. El dirigente agrario Sandalio Junco [9], amigo y compañero de Mella, fue acusado de trotskista por denunciar las arbitrariedades y métodos de los partidarios del Estalinismo que controlaba el Partido en Cuba. Sus críticas a los comunistas eran muy severas y lo peor era que atacaba a la URSS con gran firmeza.
Junco fue invitado a hablar en la ciudad de Sancti Spíritus para evocar la memoria de Mella en el aniversario de su muerte, lo que fue rechazado por los comunistas con letreros que decían "Junco no hablará". El día de los hechos bajo la instrucción de Joaquín Ordoqui [10], varios miembros de los grupos armados del Partido bajo la dirección de Armando Acosta [11], irrumpieron a tiros en el lugar causando la muerte de Junco y de varias personas más, es conveniente destacar que algunos investigadores atribuyen toda la operación a Osvaldo Sánchez Cabrera [12], una de las eminencias en espionaje, contrainteligencia y atentados del Partido. Hay quien afirma que Sánchez fue un alto oficial de la servicios secretos del Kremlin asignado a Cuba y que servía más a Moscú que a su Partido.
Los comunistas atribuyeron los asesinatos al Partido Auténtico y evitaron ser juzgados porque contaron con la complicidad de Batista a la sazón Presidente. Al asumir la presidencia Ramón Grau San Martin los culpables fueron procesados.
El control de los comunistas de la mayoría de los sindicatos reconocidos por el Ministerio del Trabajo aunque no agrupaban a la mayoría de los trabajadores, permitió que gran parte del sindicalismo organizado pasara bajo su control. El Partido se hizo tan fuerte en el sindicalismo organizado que Lázaro Peña, uno de sus líderes, fue elegido Secretario General de la Confederación de Trabajadores de Cuba, la misma posición que ocupó por años durante el totalitarismo castrista.
El Partido con los favores otorgados por Batista se fortaleció mucho, manejó a su antojo los fondos de la CTC al extremo que compraron un local para editar su periódico Hoy y crearon más organizaciones pantallas que servían de caja de resonancia a sus propuestas.
El ascenso político de Batista está estrechamente asociado al fortalecimiento del Partido, alianza que repercutió negativamente en la clase trabajadora y en el disfrute de los derechos ciudadanos, la complicidad de los comunistas fue tal que declararon en 1944 que Fulgencio Batista era una "magnífica reserva de la democracia cubana", unos meses antes los comunistas, en su inmensa capacidad de metamorfosis, habían cambiado de nombre y se empezaron a llamar Partido Socialista Popular, el mismo perro con diferente collar.
El apoyo oficial del gobierno a los comunistas desapareció con la llegada al poder del Partido Auténtico, histórico rival de los marxistas, en las personas de Ramón Grau San Martin, 1944-1948 y Carlos Prío Socarrás, 1948-1952.
Los comunistas se esforzaron por desestabilizar el autenticismo en el Poder y en favorecer reformas en el Congreso, principalmente en el aspecto educativo con énfasis en la Historia a la cual Carlos Rafal Rodríguez y Juan Marinello querían darle una interpretación marxista. En el aspecto político nacional e internacional habían cambiado radicalmente, en base a las órdenes impartidas desde Moscú que acentuaba sus diferencias con Estado Unidos.
No obstante, aunque indirectamente, y gracias a Raúl Roa, antiguo comunista que había abandonado el Partido y ocupaba la dirección de Cultura en el Ministerio de Educación en el mandato de Carlos Prió, numerosos maestros, intelectuales y artistas de esa filiación, -Alicia Alonso entre ellos-, lograron apoyos económicos y que sus obras fueran publicadas con dinero público.
El conflicto entre los Auténticos y el Partido se enfocó fundamentalmente en despojar a los comunistas del manejo absoluto del movimiento sindical.
Varios de los enfrentamientos entre las partes fueron cruentos porque los comunistas y los auténticos recurrían a la violencia. A pesar de la campaña de intimidación y chantaje patrocinada por los comunistas, no pudieron retener el control del movimiento sindical. Perdieron, no por la fuerza, sino por el voto popular. La afectación del Partido fue tan severa que su presencia pública y la militancia disminuyó dramáticamente.
En 1952, en el marco de nueva elecciones para las que los comunistas se habían dispuesto a apoyar con su tradicional oportunismo al Partido Ortodoxo, el favorito en los comicios, se produjo el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el aliado más efectivo que había tenido el Partido, lo que motivó que tres de sus dirigentes Blas Roca, Juan Marinello y Salvador García Agüero, se entrevistaron a 24 horas del golpe con el ya general Batista, quien agradeció el apoyo haciéndoles saber que "se sentía sumamente honrado", agregando: "Si lo acepto me voy a ganar la enemistad de los Estados Unidos" [13].
La opinión oficial del Partido en relación al golpe militar, fue publicada en el diario oficial "Hoy" [14], que calificó el Golpe de Estado como "una ruptura del ritmo institucional hasta ayer seguido" y que el resultado sería una afectación a la economía nacional.
Las relaciones del Partido y del gobierno de Batista empezaron a tensarse hasta que el 31 de abril hicieron crisis cuando Cuba rompió relaciones con la Unión Soviética. A partir de ese momento los comunistas iniciaron una cautelosa oposición al nuevo régimen hasta que tuvo lugar el ataque al Cuartel Moncada el 26 de Julio de 1953, encabezado por Fidel Castro.
Esta situación determinó que Batista ordenara el cierre del periódico Hoy, la clausura de todos los locales del Partido y el arresto de sus líderes y sus antiguos aliados.
Los dirigentes del PSP fueron juzgados y absueltos en los tribunales. Con posterioridad sostuvieron una reunión clandestina en la que Blas Roca dijo en relación a los sucesos del Moncada "que había sido una acción aislada sin desatar otras consecuencias revolucionarias porque no estaban las condiciones subjetivas en el país. Afirmó que el 26 de julio había consolidado el régimen de Batista porque el ejército se le había unido más, para concluir que había que ir a un retraimiento provisional en la lucha ilegal".
Por su parte Aníbal Escalante, también dirigente político bajo el castrismo, dijo que "el asalto al Moncada tenía todas las características típicas de un acto putchista, calificó a los asaltantes de "pequeños burgueses" y rechazó la lucha armada como la única forma de combatir el nuevo régimen".
La situación política del país se fue agravando, se gestaron diferentes movimientos en contra del gobierno de Fulgencio Batista pero ninguno de ellos fue gestado y promovido por el PSP, pese a que en esta época habían logrado cierta influencia en el movimiento estudiantil y situado a profesores identificados con el marxismo en diferentes niveles de la educación, incluido el Universitario. Esta situación fue afectada cuando bajo el comando de José Antonio Echevarría [15] se constituyó el Directorio Estudiantil Revolucionario, decisión que fue condenada por la Juventud Socialista en su quincenario Mella.
Durante su estancia en México, Fidel Castro estableció contacto con los comunistas cubanos en el mismo espíritu oportunista que había caracterizado a Batista y a los marxistas de la isla, pero estos vínculos fueron afectados después del fracaso del naufragio del Granma y el arresto de muchos de sus expedicionarios porque el Partido Socialista Popular en su "Carta Semanal" con posterioridad al 2 de diciembre expresó: "Oportuna y convenientemente con anterioridad al 30 de Noviembre nuestro Partido dio a conocer a ustedes, a Fidel Castro y a los demás dirigentes del Movimiento 26 de Julio nuestra radical discrepancia con las tácticas y los planes elaborados por ustedes en relación con la situación del país", el documento concluía con una crítica a "la actividad individual y de pequeños grupos que se hacían al margen de las masas y sin contar con ella".
No obstante a estas declaraciones, el único aliado potencial con el que contaban los comunistas que estaban sufriendo severos ataques de las fuerzas represivas del gobierno de Batista seguía siendo Castro, por lo que por decisión de la dirigencia del Partido en los meses finales del régimen decidieron apoyar el levantamiento armado que tan acremente habían criticado. Esto sin dudas le favoreció en sus ambiciones, aunque tal vez el verdadero motivo fue que Fidel Castro apreció desde el propio proceso insurreccional que la alianza con el PSP era un trampolín para asociarse a la unión Soviética y perpetuarse en el poder.
Enero 1959
Al triunfo de la insurrección el primero de enero de 1959, el Movimiento 26 de Julio y sus dirigentes se caracterizaron por su crueldad ordenando fusilamientos sin respetar los derechos de los procesados. El sectarismo desconocía oficialmente al resto de las agrupaciones que lucharon contra el régimen depuesto, a la vez que imponían su voluntad en todo el país por medio de la intimidación, el chantaje y la violencia extrema que practicaban con quienes se atrevieran a contradecirle.
En pocas semanas se apreció que la Constitución del 40 [16] no fue restablecida, se evidenció con el doble juicio a los pilotos[17] que la justicia respondía a la interpretación de Fidel Castro, que la autoridad más importante del estado podía ser depuesta por su voluntad, como sucedió con el golpe de estado al presidente Manuel Urrutia[18], y que el movimiento sindical[19] tenía que responder ciegamente al gobierno como sucedió en noviembre de 1959 en el X Congreso de la CTC.
El único factor respetado y considerado por los jerarcas del M26J fue el Partido Socialista Popular. El seis de enero el PSP publicó su periódico Hoy y salió de la ilegalidad, ventajas que había tenido bajo el mandato de Batista.
Paulatinamente los dirigentes y militantes del PSP fueron desplazando de los puestos públicos a los elementos que habían combatido al régimen de Batista, llegando a ocupar posiciones importantes en el gobierno, en los medios, la academia, la cultura y hasta en la administración de las empresas e industrias confiscadas sin que tuvieran el conocimiento necesario para desempeñar la posición asignada, cargos a los que accedieron por motivos políticos y no por conocimientos.
Algunos investigadores y analistas consideran que el M26 J [20] fue el núcleo central que dio origen al régimen totalitario cubano, pero eso es solo parte de la verdad.
El M-26-7 se fusionó prácticamente con el Partido Socialista Popular [21], posteriormente esta alianza, con la ficción de la suma de otras organizaciones que prácticamente no existían, dio origen a las ORI, Organizaciones Revolucionarias Integradas, en 1961. Unos meses después se constituyó el PURS, Partido Unido de la Revolución Socialista, 1962.
Por último, cuando los Castro entendieron que todos los nudos estaban suficientemente apretados, se creó el Partido Comunista de Cuba, en 1965, bajo el liderazgo de Fidel.
No obstante esta alianza fue quebrada por las ambiciones de los lobos que la integraban. Fidel Castro acusó y procesó a elementos del antiguo PSP por traición. Los problemas venían desde hacía mucho tiempo, pero se agudizaron cuando las facciones trataron de ganarse el respaldo del gran elector de ambas vertiente, la Unión Soviética. Varios de los antiguos dirigentes del PSP fueron condenados a largas condenas de cárcel [22].
El actual Partido Comunista de Cuba es una gran farsa. Es un instrumento que sirve exclusivamente para vestir ideológicamente las ambiciones de poder de los dirigentes del gobierno. Lo integra una mafia que por años ha gobernado a capricho y que en el presente es útil para el enriquecimiento de los moncadistas, sus descendientes e incondicionales.
El maridaje del Castrismo con el comunismo ha dejado un legado devastador para la nación cubana. En la isla se ha establecido una nomenclatura que ha disfrutado sin interrupción del poder absoluto. Se instituyó una aristocracia artística, deportiva e intelectual, supeditada al compromiso político.
Las Fuerzas Armadas sirvieron como ejércitos mercenarios, y hoy son generadora de fortunas para sus generales. El movimiento obrero es otra empresa del estado.
La estafa, la vulgarización del lenguaje y las costumbres, la masificación del ciudadano hicieron desaparecer al individuo y por consiguiente la privacidad. El pudor se escabulló en la promiscuidad y la prostitución, presentes en toda sociedad, pero siempre cuestionadas, se reconcilió con la comunidad para ser aceptadas como prácticas comunes, porque lo primero es “sobrevivir” sin importar cómo.
La corrupción, el abuso de poder y el cisma provocado por la sectorización moral e ideológica de la nación, han alcanzado niveles nunca imaginados. Décadas de castrismo han esparcido una dolorosa sombra en el presente, y prometen un angustioso alumbramiento de futuro.
El castrismo es el principal responsable de la corrosión moral que amenaza extenderse a toda la nación. En la actualidad la economía es parásita, mendiga, dependiente de la generosidad de otros países como Venezuela y China. Se habla de reformas económicas, pero no se puede obviar que el régimen ha reprimido por décadas el desarrollo de una economía independiente.
Fidel y Raúl Castro dejan una herencia lamentable. Los números están en rojo, no solo porque la economía está destruida, sino por la frustración de millones de personas que compraron el sueño que les fue robado, por la amargura de los que enfrentaron el sistema sin éxitos y por una sociedad que salvo excepciones, ha pedido las esperanzas.
Bibliografía.
Historia del Partido Comunista. Jorge García Montes y Antonio Alonso Ávila. Ediciones Universal.1970
Cuba, La Revolución: Mito o Realidad. Carlos Franqui. Ediciones Península 2006.
Fulgencio Batista y Zaldívar. Víctima de la Traición y el Odio. Sergio Bravo.2009
Nueva Historia de la República de Cuba. Dr. Herminio Portell Vila. Editorial Corripio.1996.
La revolución del 33. Lionel Soto. Editorial Ciencias Sociales. 1977.
El Gran Culpable. José Suárez Núñez. Caracas 1963.
La Revolución Cubana. Una versión rebelde. Lucas Mora Arce. Universidad Católica. Ponce Puerto Rico.1980.
Cuba 1933.Justo Carrillo. Instituto de Estudios Interamericanos. Universidad de Miami. 1985.
[1] Protagonizada por los tabaqueros, duró cuatro meses y contó con amplio apoyo dentro y fuera de Cuba.
[2] Historia del Partido Comunista de Cuba. pp5. Ediciones Universal 1970. José García Montes y Antonio Alonso Ávila
[3] Julio Antonio Mella. Destacado líder del Partido. Uno de los promotores de la Reforma Universitaria en Cuba., organizador de la Federación Estudiantil Universitaria, también fue su Presidente y fundador de la Liga Antiimperialista de las Américas.
[4] Dr. Emilio Núñez Portuondo. Ocupo diferentes posiciones en la Republica, incluida la posición de Primer Ministro en 1958.
[5] León Trotski, Uno de los líderes de la Revolución de Octubre. Fundador del ejército soviético. Autor de la teoría de la Revolución Permanente, Enemigo mortal de Stalin, fue asesinado en México por orden de Moscú.
[6] De origen polaco. Militó en la Liga Juvenil Comunista de su país, y arribo a Cuba en 1924. Durante su vida en Cuba usó varios seudónimos, Conoció Baliño y Mella y participó en la fundación del Partido Comunista de Cuba. También se relación con Rubén Martínez Villena y Blas Roca. Estuvo preso un corto periodo de tiempo y fue expulsado del país en 1932. Retorno a la isla cuando el Partido fue reconocido legalmente y desempeño en los mismos cargos importantes. Estuvo entre los fundadores del actual PCC e integró el Comité Central del mismo hasta 1991
[7] Antonio Guiteras Holmes. Político cubano. Fundó la Joven Cuba. Su posición nacionalista fue determinante en las medidas de los primeros meses de la Revolución de 1933.
[9] Sandalio Junco. Obrero. Dirigente del Partido Comunista, asesinado por estos.
[10] Joaquín Ordoqui. Viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Miembro de la Dirección Nacional de las ORI, primera sombrilla de organización creada por el totalitarismo castrista.
[11] Amando Acosta. Comandante del ejército rebelde. Miembro del Comité Central del Partido, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
[12] Osvaldo Sánchez Cabrera. Militante del Partido desde joven. Uno de los fundadores de la Seguridad del Estado cubana. Murió en 1961 cuando la avioneta en la que viajaba fue derriba por la fuerza antiaérea del régimen al cual serbia con el cual, según se afirma, tenía ciertas diferencias que se concretaron con el llamado proceso de la "Micro fracción".
[13] Historia del Partido Comunista de Cuba. pp440
[14] El periódico Hoy había estado suspendido, pero una decisión judicial obligó al gobierno Autentico a permitir de nuevo su publicación.
[15] José Antonio Echevarría. Dirigente estudiantil. Presidente de la FEU. Fundador y líder del Directorio Revolucionario. Murió combatiendo la dictadura de Batista.
[16] Constitución de 1940. En su formulación participaron todos los partidos políticos. Su mandato concluyo con el golpe militar de Fulgencio Batista y su restauración fue la principal promesa del Movimiento 26 de Julio.
[17] 43 miembros de la Fuerza Aérea Cubana (19 pilotos escogidos al azar más artilleros y mecánicos) fueron absueltos de toda culpa por un tribunal revolucionario nombrado por el propio Fidel Castro. Sin embargo, en vez de ser puestos en libertad como ordenó el tribunal, a los acusados no se les permitió abandonar la Sala de la Audiencia de Santiago de Cuba por las tropas que los custodiaban. Es más, todos los que habían sido absueltos de todos los cargos, fueron llevados y retenidos en la prisión de Boniato en Santiago de Cuba. Esa misma noche, Castro, ante la prensa escrita, radial y televisada anuló la sentencia absolutoria (¡monstruosidad jurídica!) y dijo que los aviadores eran enemigos potenciales de la Revolución y que ésta no se podía dar el lujo de absolverlos y dejarlos en libertad. Declaró que nombraba a un nuevo Tribunal Supremo compuesto por cinco comandantes de su círculo íntimo y el Ministro de Defensa de aquel momento como Fiscal. Guillermo Estévez. El Nuevo Herald. 2-28-15
[18] Manuel Urrutia LLeo. Magistrado cubano. Primer presidente del periodo revolucionario. Depuesto por decisión de Fidel Castro el 17 de julio de 1959.
[19] A la caída de Batista el movimiento sindical pasó a manos de los partidarios de la Revolución, no de los comunistas, esta situación cambio por conveniencia de Fidel Castro en el X Congreso, en el que muchos revolucionarios no comunistas fueron reemplazados por estos hasta que Fidel le entrego por completo el movimiento obrero al Partido tal y como había ocurrido en el primer gobierno de Fulgencio Batista.
[20] En el proceso insurreccional contra el régimen de Fulgencio Batista, participaron varias organizaciones. Entre ellas, el Movimiento 26 de Julio, Segundo Frente Nacional del Escambray, Directorio Revolucionario Estudiantes, Organización Autentica. También participaron agrupaciones cívicas no insurreccionales.
[21] El Partido Socialista Popular repudio el ataque al Cuartel Moncada, dio origen al M-26-7, pero cuando se percató de las posibilidades de que el régimen de Batista fuera derrocado, seis meses antes del triunfo de la insurrección, varios de sus dirigentes fueron a las montañas y se incorporaron a las fuerzas castristas. El PSP era una fuerza comunista incondicional de la Unión Soviética y fue usada por Castro para estrechar lazos con ese país.
[22] Micro fracción. Así llamó Fidel Castro al sector del PSP que criticaba su manera de gobernar y su culto a la personalidad. Treinta y cinco personas fueron juzgadas y condenadas, entre ellas Aníbal Escalante, dos miembros del CC del PSP fueron sancionados a cárcel.