La retención en Panamá de un carguero de Corea del Norte con un cargamento de armas de Cuba debe abrirle los ojos al presidente Barack Obama, pero desafortunadamente EE.UU. está perdiendo una oportunidad real al diferir equivocadamente el asunto a Naciones Unidas, dice un comentario que publica el diario The Wall Street Journal.
La “espeluznante” implicación del incidente es que, asegura, “existe un significativo comercio entre proliferadores (y sus poderosos amigos), a pesar de las montañas de resoluciones sancionándolos, del cacareado potencial de inteligencia, y de los líderes occidentales que piensan que los dictadores pueden ser disuadidos”.
El autor del comentario, John Bolton, lo titula: Se revela otra ruta de contrabando de un estado granuja, y sostiene que la versión de La Habana y Pyongyang de que el barco transportaba armamento y equipos obsoletos despierta “considerable escepticismo”. También afirma que el “eje del mal” nunca fue una metáfora y su “membresía siempre está abierta”.
De acuerdo con Bolton, miembro del American Enterprise Institute, el barco retenido en Panamá podría representar un “patrón de tráfico de armas de destrucción masiva y sus sistemas de lanzamiento, con la adquisición por La Habana de misiles de Pyongyang previamente comerciados al Oriente Medio y África, y otras armas peligrosas”.
El comentario subraya que no se tiene idea de con cuánta frecuencia barcos de Corea del Norte han seguido esa ruta “pero la de la semana pasada obviamente no fue la primera”.
Bolton pone de relieve que para EE.UU. Cuba sigue siendo un estado que patrocina el terrorismo, y La Habana ha tenido por largo tiempo al menos un programa de investigación y desarrollo en la esfera de la guerra biológica.
Tampoco se debe olvidar, señala, que los 200 mil sacos de “azúcar” a bordo del buque podrían contener narcóticos ilegales o incluso materiales para armas químicas o biológicas. “Bastaría con un solo saco de los 200 mil –precisa—para (representar) un riesgo de daño importante”.
Para Bolton, el episodio pone de manifiesto además que “la confianza en la eficacia de las sanciones internacionales frecuentemente se pone fuera de lugar”.
Lo fundamental del hecho es que a su juicio revela que existe un innegable y peligroso tráfico entre "estados granujas y sus aliados" y se pregunta si el presidente Obama usará de manera inteligente esa información “o la ignorará porque amargaría sus fantasiosas negociaciones con Teherán y Pyongyang”.
La “espeluznante” implicación del incidente es que, asegura, “existe un significativo comercio entre proliferadores (y sus poderosos amigos), a pesar de las montañas de resoluciones sancionándolos, del cacareado potencial de inteligencia, y de los líderes occidentales que piensan que los dictadores pueden ser disuadidos”.
El autor del comentario, John Bolton, lo titula: Se revela otra ruta de contrabando de un estado granuja, y sostiene que la versión de La Habana y Pyongyang de que el barco transportaba armamento y equipos obsoletos despierta “considerable escepticismo”. También afirma que el “eje del mal” nunca fue una metáfora y su “membresía siempre está abierta”.
De acuerdo con Bolton, miembro del American Enterprise Institute, el barco retenido en Panamá podría representar un “patrón de tráfico de armas de destrucción masiva y sus sistemas de lanzamiento, con la adquisición por La Habana de misiles de Pyongyang previamente comerciados al Oriente Medio y África, y otras armas peligrosas”.
El comentario subraya que no se tiene idea de con cuánta frecuencia barcos de Corea del Norte han seguido esa ruta “pero la de la semana pasada obviamente no fue la primera”.
Bolton pone de relieve que para EE.UU. Cuba sigue siendo un estado que patrocina el terrorismo, y La Habana ha tenido por largo tiempo al menos un programa de investigación y desarrollo en la esfera de la guerra biológica.
Tampoco se debe olvidar, señala, que los 200 mil sacos de “azúcar” a bordo del buque podrían contener narcóticos ilegales o incluso materiales para armas químicas o biológicas. “Bastaría con un solo saco de los 200 mil –precisa—para (representar) un riesgo de daño importante”.
Para Bolton, el episodio pone de manifiesto además que “la confianza en la eficacia de las sanciones internacionales frecuentemente se pone fuera de lugar”.
Lo fundamental del hecho es que a su juicio revela que existe un innegable y peligroso tráfico entre "estados granujas y sus aliados" y se pregunta si el presidente Obama usará de manera inteligente esa información “o la ignorará porque amargaría sus fantasiosas negociaciones con Teherán y Pyongyang”.