Con una impresionante andanada de golpes en el segundo asalto, el cubano David Morrell retuvo su cinturón en las 168 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), al aplastar al ghanés Sena Agbeko en el combate principal del cartel disputado el sábado en la arena The Armory, en Minneapolis, Minnesota.
Luego de un primer round de estudio, Morrell (10-0, 9 KOs) adoptó a la perfección el plan de ataque del entrenador Ronnie Shields y demolió al africano, incapaz de responder a los golpes del cubano, que entraban libremente por todos los ángulos.
Luego de un minuto y 43 segundos del segundo asalto, el árbitro decidió poner fin a las acciones, para evitar un castigo innecesario.
La pelea del cubano tuvo un componente histórico, pues fue la última transmitida por la cadena Showtime, que no televisará más boxeo luego de 37 años, tal como había anunciado la empresa en octubre.
“Gracias a mis fanáticos por venir a la pelea. Estoy tan entusiasmado. Esta fue la primera vez que tanto mi papá, como mi mamá, pudieron venir a verme pelear, y me alegra tanto verlos aquí...esta es mi noche. Es mi momento. Es mi año. Y que se venga el 2024”, dijo tras su victoria Morrell, quien radica en Minneapolis desde que llegó a Estados Unidos en 2019 y ha peleado seis veces en The Armory, convirtiéndose en el niño mimado del público local.
“Estoy enseñando a todos quién es el número uno. Estoy preparado. Se lo digo a todo el mundo, a mi equipo, a mi familia, estoy deseando que llegue el año que viene. Por ahora, me siento feliz. Ahora mismo, me voy a mi casa por Navidad y me centraré en el año que viene”, agregó el rey supermediano de la AMB.
Ese mensaje iba dirigido al estadounidense David Benavidez, el campeón de la división del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), quien está invicto en 28 combates, 24 de ellos por la vía rápida.
“En el 2024 quiero pelear con Benavidez, 100%”, dijo el cubano nacido hace 25 años en la ciudad de Santa Clara.
Pero, a juicio de expertos, el poderío que mostró Morrell contra Agbeko, lejos de acercar la posibilidad de un combate unificador con Benavidez, lo habría espantado, al menos, en un futuro cercano.
Lamentablemente, es la manera en que se maneja el boxeo actual, donde muchos campeones esquivan rivales que representan demasiado riesgo y prefieren tomar atajos de mediocridad para engordar sus récords de manera artificial, para decepción de la gran fanaticada.
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