Los 10 cubanos detenidos en el Hotel Carrión, en Quito, Ecuador, abandonaron la huelga de hambre que mantuvieron por más de una semana, como acto de protesta por la insistencia de las autoridades en mantenerlos encerrados, a pesar de las deficientes condiciones del centro de detención temporal.
“No recibimos respuesta ninguna de las autoridades y mis compañeros ya estaban debilitados. Ya yo lo estaba viendo feo, y aquí a nadie le preocupa”, dijo una de las detenidas, Odelbys Martínez, una de las voces más fuertes de este grupo. “No es justo que nos enfermemos por unas personas que no les interesamos.”
Durante el tiempo que mantuvieron el ayuno, los hombres recibieron una visita de un médico, pero las mujeres ninguna. A recomendación de Martínez, los detenidos comenzaron a ingerir alimentos ligeros, como jugo y pan, hasta que ayer estuvieron listos para su primera comida fuerte. Pero no fue lo que esperaban.
“La comida era un asco. Ni en la cárcel yo comí esa comida,” apunta Martínez, quien pasó 4 meses encarcelada tras comprar unos pasaportes falsos. “Han cambiado esta semana a más de tres proveedores, como si uno fuese una rata de laboratorio”.
Martínez apuntó que más allá de la calidad de la comida, esto prueba el déficit de presupuesto del centro de detención. “No tienen dinero y los proveedores se le van. Entonces tienen a uno engañado”, dijo.
Los representantes legales de los cubanos han pedido en varias ocasiones un cambio de medida, que les permita esperar su deportación a la isla en libertad, pero el juez lo ha rechazado, en parte debido a las garantías que ha dado la directiva del Carrión de que obtener fondos para pasajes de avión y otras gestiones sería cuestión de poco tiempo.
A las protestas de los cubanos este lunes, se sumaron las de haitianos detenidos en el Hotel Carrión, quienes han ofrecido incluso pagar su propio pasaje de avión de regreso a su país, y tampoco han recibido respuesta de las autoridades.
Los cubanos exigieron una respuesta en persona de la directora del centro, Carla Gabriela Almeida Guzmán y para ello, los guardias encerraron a los detenidos en sus habitaciones. La directora, quien habló con ellos, reja de por medio, se limitó a decirles que en esos momentos estaban procesando sus casos.
Una vez que vieron abiertas sus habitaciones, los cubanos bajaron al lobby y advirtieron que permanecerían allí en tanto no les diera una respuesta un oficial de Emigración de mayor rango que Almeida Guzmán.
“Mandaron a buscar tropas especiales, al jefe de Emigración”, cuenta Martínez. Este oficial, a quien Martínez identifica como el jefe de Emigración, les prometió una respuesta a su caso en la tarde del martes y mencionó que el Hotel Carrión tendrá pronto una nueva directora.