Hoy, más que motivado por hacer temblar los muros de la primicia en el competitivo mundo de la información, me mueve el hecho de conocer que 6 ciudadanos cubanos se encuentran atollados en Bogotá ante la posibilidad de ser devueltos a Cuba.
Angel Barrios Cabrera (33 años), Eudardo Roldán López (39), Greysi Padrón Basulto (27), Yoanker Paradela (30), Brian Betancourt (41) y Nayip Mayo Horta (31), sin perseguir la suerte de Ícaro, con tal de escapar de la isla y de Minos, decidieron saltar, y volar sobre un mar de incertidumbres hasta el Ecuador, país que aun llevando toda la documentación en regla, no les permitió entrada.
Es cierto que en cualquier frontera, los oficiales de migración tienen la última palabra para permitirnos o no el acceso al territorio de arribo; pero llama la atención que esta pauta de comportamiento en el tema devolución de cubanos se va tornando habitual.
Tan habitual que ya sugiere sospecha, y hasta se huele la existencia de un próspero pero incipiente negocio destinado a financiar la actualización del nuevo modelo económico cubano. No lo puedo asegurar; pero la falta de evidencias y el ostensible aumento en el flujo de cubanos devueltos, da que pensar, y mucho.
Rechazados en Quito, y aprovechando el tránsito de regreso a La Habana, decidieron quedarse en Colombia y después de días varados en el aeropuerto internacional El Dorado; este sábado 11 de enero, Bogotá les extiende un permiso (salvoconducto) de ingreso al país por 10 días, valederos a partir de este lunes, para que puedan salir, moverse por la ciudad y residir temporalmente en uno de los refugios de ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados.
Aquí cabe señalar que cuando hablé con uno de ellos, de quien no digo su nombre porque como decía mi abuelo “Un acuerdo es un acuerdo y respetarlo es de caballeros”, me comentó que un buen samaritano cubano les había conseguido aseo, abrigo y comida. Bogotá es una ciudad muy fría, habitada por personas cálidas y solidarias.
Me dijo también, que esta dispensa migratoria les servirá para que esta semana puedan preparar y presentar la solicitud de refugio ante la Cancillería colombiana, y de esta forma conseguir una prórroga del documento que les permita permanecer en ese país por un período de 2 o 3 meses.
Creo a bien aclarar que el hecho de que las autoridades colombianas les hayan otorgado este tipo de salvaguardia es sólo un paso que, por supuesto se requete agradece, pero no quiere decir que se les haya concedido la condición de refugiados.
En mi opinión personal, es una simple medida política de Bogotá, con la clara intención de no afectar las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Cuba, además de no entorpecer el proceso de paz que curiosa y oportunamente, acaba de reanudarse en La Habana tras un receso tomado por las partes negociantes y la sobrada razón de las fiestas decembrinas. Proceso que, desde mi mal pensado punto de vista, por una parte, posee la sana intención de acabar con este costoso conflicto armado; y por otra lo incentiva, al entregar impunidad a esta jet set de delincuentes, mejor conocida por las FARC.
Al terminar mi larga y muy interrumpida conversación telefónica con uno de estos seis cubanos, me pidió por favor que llamara a Cuba, a su madre, y así lo hice. Luego de transmitir las buenas nuevas, y todo lo demás, me sorprendió la respuesta de una mujer que con fortaleza increíble contestó “Usted dígale a ….., que yo lo extrañaré como nadie; pero que no se rinda y que luche, sólo así se logran los sueños”.
Angel Barrios Cabrera (33 años), Eudardo Roldán López (39), Greysi Padrón Basulto (27), Yoanker Paradela (30), Brian Betancourt (41) y Nayip Mayo Horta (31), sin perseguir la suerte de Ícaro, con tal de escapar de la isla y de Minos, decidieron saltar, y volar sobre un mar de incertidumbres hasta el Ecuador, país que aun llevando toda la documentación en regla, no les permitió entrada.
Es cierto que en cualquier frontera, los oficiales de migración tienen la última palabra para permitirnos o no el acceso al territorio de arribo; pero llama la atención que esta pauta de comportamiento en el tema devolución de cubanos se va tornando habitual.
Tan habitual que ya sugiere sospecha, y hasta se huele la existencia de un próspero pero incipiente negocio destinado a financiar la actualización del nuevo modelo económico cubano. No lo puedo asegurar; pero la falta de evidencias y el ostensible aumento en el flujo de cubanos devueltos, da que pensar, y mucho.
Rechazados en Quito, y aprovechando el tránsito de regreso a La Habana, decidieron quedarse en Colombia y después de días varados en el aeropuerto internacional El Dorado; este sábado 11 de enero, Bogotá les extiende un permiso (salvoconducto) de ingreso al país por 10 días, valederos a partir de este lunes, para que puedan salir, moverse por la ciudad y residir temporalmente en uno de los refugios de ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados.
Aquí cabe señalar que cuando hablé con uno de ellos, de quien no digo su nombre porque como decía mi abuelo “Un acuerdo es un acuerdo y respetarlo es de caballeros”, me comentó que un buen samaritano cubano les había conseguido aseo, abrigo y comida. Bogotá es una ciudad muy fría, habitada por personas cálidas y solidarias.
Me dijo también, que esta dispensa migratoria les servirá para que esta semana puedan preparar y presentar la solicitud de refugio ante la Cancillería colombiana, y de esta forma conseguir una prórroga del documento que les permita permanecer en ese país por un período de 2 o 3 meses.
Creo a bien aclarar que el hecho de que las autoridades colombianas les hayan otorgado este tipo de salvaguardia es sólo un paso que, por supuesto se requete agradece, pero no quiere decir que se les haya concedido la condición de refugiados.
En mi opinión personal, es una simple medida política de Bogotá, con la clara intención de no afectar las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Cuba, además de no entorpecer el proceso de paz que curiosa y oportunamente, acaba de reanudarse en La Habana tras un receso tomado por las partes negociantes y la sobrada razón de las fiestas decembrinas. Proceso que, desde mi mal pensado punto de vista, por una parte, posee la sana intención de acabar con este costoso conflicto armado; y por otra lo incentiva, al entregar impunidad a esta jet set de delincuentes, mejor conocida por las FARC.
Al terminar mi larga y muy interrumpida conversación telefónica con uno de estos seis cubanos, me pidió por favor que llamara a Cuba, a su madre, y así lo hice. Luego de transmitir las buenas nuevas, y todo lo demás, me sorprendió la respuesta de una mujer que con fortaleza increíble contestó “Usted dígale a ….., que yo lo extrañaré como nadie; pero que no se rinda y que luche, sólo así se logran los sueños”.