La caravana de migrantes que hace tres días partió de Tapachula, en el sureño estado mexicano de Chiapas, avanzó unos 60 kilómetros y este miércoles reanudó la marcha rumbo al municipio de Escuintla tras pernoctar en la localidad de Huixtla.
Denominada “Éxodo de la Pobreza”, el contingente está compuesto por personas originarias de Cuba, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Brasil, Colombia, Haití y República Dominicana, entre otros.
El cubano Alfonso Reyes es uno de los más de 8 mil migrantes que integran el grupo.
Según contó a los medios, pasó tres meses varado en Tapachula, sin trabajo y sin recursos para sobrevivir.
“Nos quedamos sin dinero y esta es la única vía que tenemos para poder avanzar”, dijo el caribeño a un equipo audiovisual del periódico mexicano La Jornada.
Los migrantes salieron de Tapachula el 24 de diciembre, en vísperas de la reunión que este miércoles celebran en Ciudad de México, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, en un intento más por concertar esfuerzos a fin de contener el flujo migratorio.
Al encuentro asisten también el secretario de Seguridad Interior de EEUU, Alejandro Mayorkas; y la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall.
En declaraciones a Radio Fórmula, Luis García Villagrán, director del centro de Dignificación Humana de Chiapas, dijo que el 90 por ciento de los migrantes buscan quedarse en México y que están dispuestos a trabajar en lo que se pueda, ya que ingresar a EEUU es cada vez más difícil.
Además, indicó que los migrantes que conforman el "Éxodo de la Pobreza" no tienen recursos para pagar a los traficantes de personas ni al personal del Instituto Nacional de Migración (INM), los cuales—dijo-- les piden dinero para entregarles visas humanitarias o para darles una cita.
Al menos la mitad de los integrantes de la marcha, la más grande del año, son mujeres como la hondureña, Marta Celaya que ha encarado días de intenso calor y agotamiento.
“Muchas mujeres se han regresado porque no tienen qué darles a sus hijos”, dijo en una entrevista con Milenio.
Por su lado, la cubana Rocío González que viaja con su esposo y unos amigos, dijo a La Jornada que en Tapachula ya no podía estar gastando el poco dinero en alimentación y hospedaje, y optó por sumarse a la caravana.
“Nos negaron el permiso, fuimos a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), llevamos tres meses aquí y no nos dieron razón de nada. Decían que espere, que espere, que nos iban a avisar y nunca avisaron”, expresó.
Según denuncias de activistas y extranjeros varados en el sur de México, COMAR y el Instituto Nacional de Migración (INM) hace más de un mes que no atiende solicitudes de refugio o regulación.
“Las oficinas del INM y de la COMAR se encuentran cerradas sin ninguna esperanza de regularizar a nadie. Los migrantes prefieren caminar que pasar estas fechas en situación de calle en Tapachula y sin ninguna esperanza”, dijo Irineo Mujica, uno de los organizadores de la marcha y director de Pueblos Sin Fronteras.
“Cinco mil de los que aquí vienen tienen ya un documento en COMAR y han estado en migración y se nos han cerrado las puertas, este movimiento es un movimiento pacífico y no vamos a caer en provocación. Nosotros somos pobres y por eso no tenemos los documentos porque los documentos se les dan a los que tienen dinero, la corrupción es la madre del Instituto Nacional de Migración”, acusó Villagrán durante una protesta frente a la sede de la aduana en Huixtla.
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