Si por el pintor cubano Nelson Domínguez fuera, en la Piazza della Signoria de Florencia los turistas no contemplarían la réplica del célebre David desnudo (e incircunciso) de Miguel Ángel, sino una estatua de Fidel Castro joven.
"Según el artista (…) dibujar al hermano de Raúl y Ramón, es dibujar la belleza (…) Domínguez inventó que si Miguel Ángel estuviera vivo 'no hubiera hecho un David, sino un Fidel'", precisa una reseña publicada en el diario El Artemiseño acerca de la inauguración de una muestra del artista plástico santiaguero sobre la personalidad de Castro.
Al presentar la exposición en la sede de la Delegación Provincial del Ministerio del Interior en Artemisa, el creador "expresó ─apunta el cronista─ una sincera inquietud. Para él, Fidel Castro debe ser recordado por su belleza física también, como el más grande Adonis de todos los jóvenes hermosos que ha tenido este proceso político".
Domínguez, que ha expuesto como parte de sus obras una camisa sobre la cual Castro le dibujó una caricatura, en ocasión de un homenaje por los 80 años del gobernante, exteriorizó "con seria actitud (…) el placer que provoca dibujar la persona física que es el líder de la Revolución cubana".
El artista plástico creció en la Sierra Maestra, y vivió en Aguacate, una finca ganadera que sirvió de campamento de tránsito para el Ejército Rebelde comandado por el jefe del Movimiento 26 de Julio. Allí conoció a quien sería inspiración de su arte, en una ocasión en que Castro intentaba comunicarse por radio y el equipo estaba defectuoso (¡%"[>&/=#"<-!).
Se dice que Miguel Ángel, al decorar la cúpula de la Capilla Sixtina, pintó en varias escenas a su amigo e ideal de belleza masculina, Tomasso dei Cavalieri, con cuya imagen incluso reemplazó la de Jesús en el Juicio Final. El pintor renacentista escribió en uno de 30 poemas que dedicó al joven noble que este era la "luz de nuestro siglo, parangón para el mundo entero".
¿Encontrará Nelson Domínguez su Capilla Sixtina a la muerte de su Adonis de la Revolución?