¿Cómo se puede leer un libro de alguien al que se debiera considerar un contrario u oponente ideológico y hasta posible enemigo sin que provoque repulsión? No es sencillo, pero se logra, con paciencia, con interés. Confieso que mi larga experiencia como lectora me ha entrenado para poder con esto y mucho más… Mi madre hubiera dicho: ¡qué estómago tienes, mi hijita! Y, una vez más llevaría razón.
El libro de Augusto Zamora R. es uno de esos textos a los que hay que enfrentarse armado con conocimiento para mientras se lee poder rebatir mediante el pensamiento y la verdad las medias evidencias y mentiras que este libro ofrece con el fin de venderle el paquetito comunista bien envuelto al lector. Tenga el frasco de purgante cercano o la bolsita para verter el vómito.
Hay que tener claro, que el enemigo no siempre es bruto ni mal preparado, que el enemigo, ideológico sin más, aunque con mucha mala intención, tratará con buenas ideas, bien estructuradas, con un discurso tejido con minuciosidad de embaucar a sus lectores. Inclusive hay autores que ni siquiera saben, cegados por la ideología que les domina el pensamiento y la capacidad de análisis, que ellos mismos usan la desinformación para atracarnos de manera vil nuestras capacidades de aprendizaje. No es el caso de Zamora R.
Zamora R. sabe lo que se trae entre manos, y esa es la única falla de este libro, que para los que hemos vivido bajo los totalitarismos comunistas, ahora enmascarados en oligarquías pasajeras, no pasa desapercibido su objetivo principal: el engaño. Dicho así, pudieran creer que estoy rebajando los valores del texto. No lo estoy haciendo, porque este libro contiene valores para los que los valores no tienen más sentido que servir a una ideología fraudulenta.
Para ser más que un eficaz embustero hay que armar muy bien la patraña, y cuando el sujeto que arma la trama es sumamente inteligente, y está bien preparado, pues consigue hacer pasar lechuga entre col y col. Zamora R. es un eficaz embustero, escribe para ensalzar lo que pretende inocular como geopolítica -con algunas razones de peso-, y luego cuela esos vendajes engalanados de información histórica, medianamente deformada, aquellos mensajes que Rusia, China, quisieran que el mundo creyera con fe para mejor doblegarlo. Desinformación rusa, pero bien aliñada.
Que un autor sea una pieza clave en este rejuego político no es nada nuevo, los cubanos padecemos de unos cuantos, entre ellos podemos recordar las publicaciones de Leonardo Padura, al que más han logrado destacar en los últimos tiempos. Sin embargo, Zamora R. prefiere continuar en una sombra velada todavía, pese a que suelte su bilis desde las páginas de Rebelión y de sus libros.
Al buscar las fotos de Zamora R. me di cuenta de que -pese a las pocas que existen- quizás lo vi en algún vídeo de del canal de Rebelión, desbarrando contra los cubanos que hemos luchado por la libertad de Cuba; tal vez me equivoque, no lo he comprobado, pero mi olfato y mi sentido de la fisonomía que pocas veces me ha fallado, me puso en alerta: a este personaje me lo topado en el pasado en alguna parte, o en alguna situación.
Lo cierto es que a este estilo de autor debemos leerlos, aunque nos repugne. Sin embargo, debemos conocer que el enemigo posee a autores astutos, hábiles, arguciosos, que le hacen muy fácil su malvado trabajo, y le consigna diversos triunfos.
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