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La confianza en un tratamiento ineficaz puede perjudicar la salud


El estudio podría ayudar a tomar decisiones más acertadas sobre tratamientos en la vida diaria.
El estudio podría ayudar a tomar decisiones más acertadas sobre tratamientos en la vida diaria.

Una investigación realizada por dos universidades reveló que las creencias sin bases científicas podrían tener efectos psicológicos tranquilizadores y una sensación de control de nuestras vidas, pero no están exentas de riesgos.

Investigadores de las universidades de Deusto y la australiana Nueva Gales del Sur realizaron un estudio conjunto que demuestra que las personas que desarrollan falsas creencias de que un tratamiento ineficaz está funcionando pueden tener dificultades para reconocer que otro sí es beneficioso.

La investigación, publicada este año en la revista British Journal of Psychology, puede ayudar a comprender porqué las personas toman decisiones de salud en su vida diaria, como, por ejemplo, a la hora de decidir seguir o no el tratamiento prescrito por el médico, según los autores.

En el estudio participaron 147 voluntarios divididos en dos grupos. Durante la primera fase del estudio uno de los grupos desarrolló una fuerte ilusión causal que hizo germinar la falsa creencia de que una medicina (ficticia) producía la recuperación de unos pacientes (también ficticios). El otro grupo también desarrolló esta ilusión pero en menor grado.

Para ello, los autores mostraron a los participantes 100 escenarios en los que unos pacientes ficticios aquejados de una enfermedad podían haber tomado o no una medicina, tras lo cual se indicaba si el paciente se recuperaba o no.

Dado que los pacientes ficticios se recuperaban con la misma probabilidad independientemente de que hubiesen tomado o no la medicina, la efectividad de la medicina presentada en esta fase primera era nula. La diferencia entre los dos grupos de participantes residía en que mientras uno de los grupos observaba muchos casos de pacientes que tomaban la medicina, el otro observaba muy pocos.

Esto hizo que los participantes del primer grupo desarrollasen una ilusión mayor que los del segundo acerca de la efectividad de la medicina (ineficaz) para producir la recuperación de los pacientes.

El resultado principal del estudio fue que el grupo de participantes que habían desarrollado una ilusión más fuerte en la primera fase valoró la nueva medicina (que sí era eficaz) peor que el otro grupo.

Esto podría explicar por qué algunas personas renuncian a los tratamientos cuya efectividad se ha comprobado científicamente en pro de tratamientos pseudocientíficos poco o nada eficaces.

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