Desmembran la seguridad del bunker que por años sirvió de refugio espiritual a Fidel Castro: el apartamento, localizado en el 3er piso de Calle 11 #1007 entre 10 y 12, en El Vedado.
Poco a poco están mudando cuadros, regalos, pertenencias y algún que otro trasto; lo que si es un hecho, es que ya retiraron la cadena, los reflectores y hasta la posta que impedía el libre tránsito de los ciudadanos por la cuadra, (variante de medida de longitud.)
Jubilaron más de 50 escoltas y únicamente dejaron, bajo el advertido estatus de temporal, una pequeña guarnición con 5 hombres y un oficial de guardia, el Coronel Nivaldo Pérez Guerra.
Ubicada estratégicamente en la circunscripción 13, de la céntrica barriada El Vedado, municipio Plaza de la Revolución, el inmueble en cuestión fue una de las tres residencias, donde vivió oficialmente el ex mandatario cubano; y aunque hacía varias décadas no visitaba el lugar, desde 1976 y hasta el día de su muerte continuaba figurando como su domicilio legal.
La idea, al parecer, responde a la intención de borrar evidencias para que los medios y los cubanos, propensos a construir leyendas y mitificar en demasía, comiencen a fabular sobre hábitos y estilo de vida del difunto comandante en jefe.
“El muerto al pozo y el vivo al gozo. Todo lo que huele al viejo, lo están desmontando. En el caso de 11 (así se conoce el inmueble), la dirección del país nos envió un mensaje: están por decidir, entre la demolición total o una radical remodelación del edificio porque si lo dejan así, el lugar pudiera despertar el apetito de la masa ávida de chismes; y ustedes, serán reubicados”, asegura en tono descontento uno de los pocos hombres que por años integró el círculo más cerrado de la seguridad personal del finado líder revolucionario.
“Pero no nos van a remover – continúa - lo que están es agilizando la jubilación, que no es lo mismo ni se escribe igual. Las pertenencias de Fidel las están sacando de 11, y a nosotros, por separado, nos citan a Seguridad Personal, allá en Jaimanitas, nos presentan el retiro y como compensación a toda una vida de lealtades, nos entregan un automóvil chino que parece nuevo, modelo CK de la marca Geely, pero que en realidad son cacharros descontinuados, que estuvieron en el servicio de renta al turismo, con mucho tiempo de uso y mucho kilometraje”.
Una fuerza élite dispersa y descontenta puede ser tremendo mal augurio en una sociedad que arde.
Solo hay que acercarse al parqueo de los hoteles Meliá Cohíba o Meliá Habana y preguntar, para encontrar en calidad de botero (taxista) a varios de los ex escoltas del ex mandatario cubano.
Aseguran que, además, otro grupo de estos mismos guardaespaldas, ahora desempleados, planifican agruparse para solicitar licencias que les permita organizar una cooperativa de cuentapropistas que brinde servicios de seguridad a las personalidades y artistas de moda que visitan el país.
Buen negocio, pienso yo. Porque nadie puede negar que, en temas de seguridad personal, la experiencia de estos hombres está probada.