El médico cubano Manuel Guerra goza de alegría inmensa y por partida doble: llegó a Estados Unidos luego de un mes de travesía irregular y conoció en el trayecto que será padre en los próximos meses.
“Damos gracias a Dios. Mi mamá está muy feliz, es una felicidad con llanto”, dijo el médico que el 19 de febrero salió de La Habana junto a su esposa, la doctora Maylén Susel Álvarez. Viajaron rumbo a Panamá para luego volar a El Salvador, después a Nicaragua y luego cruzar el istmo hasta llegar a la frontera entre México y EEUU e ingresar por el control fronterizo de Arizona 30 días después.
“Es mi madre quien me pide en pleno llanto que me prefería lejos antes que preso. Y haciendo uso de ese respeto que uno siente hacia la madre, tomé la decisión de irme”, indicó el galeno a Radio Televisión Martí desde la ciudad de Lakeland, en el estado de Florida, donde reside con su padre y familia.
Ocurrió en medio de un proceso investigativo por el presunto delito de desacato. Por eso, tenía que ir cada lunes a firmar a la tercera unidad de la Policía Nacional Revolucionaria en Holguín. Fue uno de esos lunes que un alto oficial le lanzó la propuesta.
“El teniente coronel Yiosvany, el segundo de la policía política en Holguín, con la sutileza y frialdad que caracteriza a un hampón de la mafia organizada, me dice que puedo terminar preso y que mejor valorara la posibilidad de irme del país”, relató el doctor, que el pasado 10 de octubre fue liberado tras ser detenido por el presunto delito de "desacato" y haber manifestado sus intenciones de participar en la marcha cívica del 15N que había organizado la plataforma Archipiélago, a la cual pertenecía.
“El régimen no tiene límites en su afán de mantenerse en el poder con el terrorismo de Estado que lo caracteriza, busca los medios necesarios para aislar o erradicar a la oposición en Cuba y en uno de esos acápites caí yo. Así es como yo vengo a dar a estas tierras de libertad y agradezco mucho a Dios por darme esa oportunidad”, comentó el galeno, que fue expulsado de su trabajo en el Hospital Nicodemus Regalado, en Buenaventura, municipio Calixto García, Holguín, por sus ideas políticas.
Entonces accedió y a partir de ese momento, las autoridades levantaron su regulación migratoria por ser médico, el pasaporte estuvo listo en cuestión de días y la causa pendiente fue sobreseída.
“Mi madre está muy contenta en medio de un conflicto porque quiere tenernos allá y al mismo tiempo que estemos aquí”, lamentó.
Acoso hasta el último minuto
El día de la salida, en el aeropuerto José Martí, por varias horas fue sometido a un interrogatorio. “Querían saber más, quién yo era”, comentó.
Cuando pensaba que no podría viajar, quince minutos antes del despegue, le permitieron abordar el avión.
“Finalmente cuando todo terminó me dijeron, 'tenga buen viaje doctor' y pregunté: ¿no me van a dejar entrar más a Cuba?-- y repitieron 'que tenga buen viaje doctor', ya le dije”.
El médico dijo tener en su poder un video del referido intercambio, de los oficiales de la policía política que lo interrogaron, material que ha prometido subir en los próximos días en las redes sociales.
Guerra cambia el tono de voz cuando repasa los días que estuvo detenido en octubre pasado en los que dijo sentirse solo y decepcionado.
“No fue nadie a verme, a mi mamá la llamaron muy pocas personas y me sentí decepcionado, dolido. Y me dije, no creo que merezca eso por abogar por los derechos humanos de todas las personas y que cuando tenga que estar preso, mi mamá, mi esposa y mi futuro hijo se queden solas. Para estar solo aquí, estoy solo en un lugar que sepa que no estaré detrás de una reja injustamente”, puntualizó el obstetra.
Plataforma Archipiélago en retroceso y otro 11J es irrefutable
El médico confesó que aunque ya no tiene lo que califica de "fe ilusa" que lo llevó a integrar la Plataforma Archipiélago y pensar que se iba a lograr un cambio en Cuba, se mantiene como miembro de este grupo, a pesar de reconocer que ha sufrido un impacto y un caos político.
“Las ideas, la base se mantienen porque abogamos por la libertad de los presos políticos, por la defensa de los derechos humanos, por la lucha no violenta. Sin embargo, hemos retrocedido porque muchos hemos abandonado el barco, y me incluyo, pero aún creo en aunar a la sociedad civil. Un diálogo con la dictadura no cabe”, dijo el doctor.
Preguntado si es posible que se repita un levantamiento como el del 11 de julio, dijo que eso es irrefutable porque las condiciones sociales, políticas y económicas causantes de que el pueblo saliera a las calles a reclamar derechos están ahí.
“Más bien están en detrimento, un país que actualmente vive un éxodo no de todas las personas que se quieren ir sino de todo el que se puede ir. La dictadura nunca va a suplir las necesidades básicas de un ser humano porque sabemos que ese régimen no piensa en el pueblo”, apuntó.
Una travesía que no ha sido color de rosa
Guerra aseguró que no se arrepiente y, si tiene que volverlo a hacer, lo haría, pero la travesía "no es color de rosa".
En el recorrido irregular conoció la frialdad de autoridades corruptas y un clima de inseguridad y riesgos, gente de todas las esferas sociales que atrás han dejado la represión, la precariedad en los trabajos, los bajos salarios, la violencia desatada por las pandillas y las inacciones de gobiernos para mitigar la pobreza.
“Hay una corrupción que es incomprensible desde Nicaragua hasta México, aunque andes regular en un país como Honduras. Ahí nos dieron un salvoconducto de cinco días y así y todo nos querían extorsionar. Andando legal te quieren sacar plata, no imagino a los ilegales”, remarcó.
En todo el trayecto no dejó de ser médico. Una y otra vez prestó servicios y, si no salvó vidas, por lo menos contribuyó a la supervivencia de mucha gente. Atendió a pacientes diabéticos ancianos, personas con picos de presión y trastornos hipertensivos ocasionados por la emoción, el stress y las largas y extenuantes caminatas.
“Un caso que me impactó mucho fue el de una cubana que por escapar de migración se tiró de un segundo piso y tuvo fractura abierta de tibia y peroné. La atención médica en esos países, la soltaron sin cubrirla. No digo el nombre por ética, pero gracias a Dios está bien en México todavía recuperándose, sin dolor y sin infección”, dijo el médico, también impactado al ver a madres con bebés de 3 y 4 meses en sus brazos, haciendo el mismo recorrido.
“Cuando hay un margen de edad desde recién nacidos hasta personas que deben estar jubilados en su casa en esta trayectoria es que se da cuenta de que algo se pudre, que hay una cochambre inmensa en nuestra nación de la que salimos escapando sin distinción de edad, ni sexo”, expresó.
La Habana culpa al cierre de los servicios consulares en la embajada de Estados Unidos en La Habana de promover la salida de cubanos que deben ir a Guyana para tramitar los visados, aseveración que para Guerra solo es posible cuando se habla de un régimen tiránico que se ha sustentado en mentiras, falacias, en culpar a terceros por más de seis décadas.
“En la travesía, entre las personas que compartí que no fueron pocas, no había personas en ese caso. Venían escapando de la miseria, de la dictadura. Conocí a un abogado que para los juicios del 11J decidió no trabajar más porque le limitaban sus posibilidades jurídicas para defender a los acusados. Le daba vergüenza. La mayoría emigra porque no tiene futuro, un país sin futuro no es nada. Los muertos no resucitan, ese país está muerto”, recalcó.
La noticia sorpresa que ha cambiado la vida
Pero no todo han sido noticias de regular a mal. A mitad de travesía el obstetra comprobó lo que al salir de Cuba ya sospechaba. Fue como una noticia sorpresa que cambiará por siempre su vida porque en los próximos meses será papá por primera vez.
En medio de la odisea migratoria, una prueba de gonadrotropina coriónica confirmó que su esposa estaba embarazada.
“Damos gracias a Dios por la bendición de tener nuestro primer hijo”, dijo Guerra, quien confirmó que tanto él como su esposa ya han solicitado asilo político mediante una abogada.
Entre los planes inmediatos, el matrimonio considera matricular la carrera de Enfermería.
“Ya comenzamos las clases de inglés. Yo creía que hablaba inglés y al llegar aquí me di cuenta que hay que afinar mucho el oído. Estamos recién llegados pero no queremos perder el tiempo”, comentó.
No quiso cerrar la entrevista sin antes agradecer la acogida que le ha brindado su familia, su papá, su madrastra y demás familiares.
Y en cuanto a volver a Cuba prefiere no hacerlo por el momento.
“Yo tengo esperanza de que la dictadura tiene que caer en algún momento, no puede ser eterna”, concluyó