Quizás no se conozca por su nombre de bautizo, Ramón Jiménez Salazar, pero existen pocas dudas de que al escuchar su canto, su inconfundible voz nos revele su identidad.
Diego “El Cigala” se ha hecho todo un nombre interpretando los ritmos flamencos con los que creció junto a sus padres, también cantantes, en su natal Madrid y asegura haberse enamorado desde el útero de este género, que incita bailes imperiosos, guitarras dramáticas y cantos angustiosos.
Desde joven, se convirtió en esponja, absorbiendo los ritmos, las melodías, y las pasiones del flamenco en su alma y corazón.
“La música no se puede amarrar. No se puede llevar amarrada. La música va directa al corazón cuando es de verdad”, dijo el cantaor, que a sus 12 años ganó el primer premio del Certamen Flamenco Joven de Getafe.
Años más tarde, en 1997, inició su carrera en solitario con el disco Undebel. Desde entonces sus interpretaciones se convirtieron en exitosas colecciones, que le merecieron grandes elogios por su talento.
Pero este curioso e inquieto artista ha conquistado numerosos premios por atreverse a incursionar en géneros que no son suyos, como el bolero, el tango argentino y en general la música popular de América Latina y el Caribe, específicamente la de Cuba.
“La música afrocubana y el flamenco tienen que ver muchísimo. Son mundos de tanta cultura musical”, afirmó.
Considerado como uno de uno de los mejores intérpretes de flamenco en su país natal, fue precisamente su encuentro con una gran leyenda artística de la Mayor de las Antillas lo que lo llevó a la notoriedad mundial.
Tras una colaboración estrecha con Bebo Valdés para el disco Corren tiempos de alegría, ambos decidieron fusionar sus talentos - la voz gitana de El Cigala y el prodigio en el piano de Valdés- y crear una obra que transfiguraría el mundo de la música: Lágrimas negras.
El álbum, que sobrepasó los límites del flamenco y la música latina, arrasó en las ventas a nivel mundial, con numerosos reconocimientos.
“Como si yo hubiera tenido alguna transgresión atrás…conociendo esa música que luego me ha dado esa oportunidad y ese privilegio de conocer a Bebo Valdés, empezó todo… toda mi historia en el mundo de la música latina y afrocubana”, recordó.
De sus encuentros con músicos caribeños, Diego ha descubierto las raíces que hermanan los sonidos a ambos lados del océano Atlántico. Estas experiencias lo han llevado a conocer la salsa y admirar a sus intérpretes.
Con su más reciente colección, Indestructible, este cantante de 49 años de edad confesó que mientras más avanzaba en el proyecto, más cómodo y más a gusto se sentía.
La colección, en la que aportaron músicos de diferentes nacionalidades como Oscar D’ León, Larry Harlow, Bobby Valentín, Jorge Santana, Gonzalo Rubalcaba, y Horacio El Negro, incluye temas conocidos como Periódico de ayer, El ratón, Conversación en tiempo de bolero, y Cómo fue, entre otros. También se suma Fiesta con Bebo, una pieza que hizo junto a los legendarios Muñequitos de Matanzas.
Este viernes, el día 9 de noviembre, El Cigala se presenta en el teatro Fillmore de Miami Beach para un íntimo concierto homenaje a los 15 años de Lágrimas negras donde también interpretará algunos temas de Indestructible.
El intérprete gitano también aprovechará la oportunidad para celebrar el lanzamiento global de Indestructible: el alma de la salsa, un largometraje de 90 minutos que detalla su aventura por las grandes capitales de la salsa: Cali, San Juan, Punta Cana, Nueva York, Miami, La Habana, y Matanzas.
En esta última ciudad cubana el cantaor confiesa que sintió que el tiempo se detuvo cuando compartió con sus grandes músicos.
“Para mí, ha sido un privilegio el poder haber estado con los Muñequitos de Matanzas. Me sentí como en mi casa con sus hijos, con los sobrinos…todos sabían coger un palo, todos sabían coger un cajón, un batá, un yembé…todos sabían cantar... ¿Sabes lo que pasa? Eso es como un pueblo de gitanos…es lo mismo…y el que lo lleva, lo lleva”.