No es usual que un presidente de Estados Unidos hable de la América Latina en su discurso anual describiendo el estado en el que se encuentra el país. Y no es usual porque el "State of the Union Speech" (el nombre que tiene este discurso) casi siempre se concentra en los asuntos internos del país.
Este año, sin embargo, el presidente Barack Obama no solamente habló de Cuba, sino que dejó sentado que la política de acercamiento con el Gobierno de la isla es uno de sus mayores logros como Presidente.
Habló del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el Gobierno de los hermanos Castro a la par que lo hizo para destacar el tratado nuclear concretado con Irán.
Pocas horas antes del discurso del Presidente, hubo dudas sobre qué diría sobre el tratado con Irán ya que el Gobierno iraní había apresado a 10 marinos estadounidenses –nueve hombres y una mujer. Algunos analistas expresaron su preocupación. Pero aún antes de comenzar su discurso, la Casa Blanca le dijo a los periodistas que el Presidente no iba a hablar del incidente con los marinos americanos ya que Irán había prometido que los dejaría ir a la mañana siguiente. Y, en efecto, el Gobierno iraní cumplió su promesa y Obama no tuvo que mencionar el incidente.
El discurso del martes en la noche –el séptimo y último que pronunciará Obama– fue más una visión de futuro que una mirada a lo logrado.
Obama habló de lo importante que es que la política que él comenzó tenga seguimiento. Habló de su plan de salud (Obamacare), del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el tratado nuclear con Irán entre otros logros.
Y habló del futuro ya que en muchos de estos casos el Presidente actuó sin contar con el Congreso. Como no pudo conseguir el voto del Congreso para lograr que un mayor número de personas tuviesen que ser investigadas antes de poder comprar un arma de fuego, el Presidente decidió hacerlo con un decreto ejecutivo.
El problema de los decretos ejecutivos es que no tienen la fuerza de una ley aprobada por el Congreso y firmada por el Presidente. Además, los decretos ejecutivos pueden ser derogados en el futuro por un presidente que no esté de acuerdo con ellos.
En estos discursos, los presidentes casi siempre hablan de sus logros y de programas o leyes particulares que ellos quisieran que fueran aprobadas. Obama hizo esto. Pero su discurso fue más allá.
El Presidente pintó una visión de lo que él cree debería ser el futuro de Estados Unidos. En forma indirecta le dio un buen respaldo a los candidatos presidenciales del Partido Demócrata y le dio duro a dos de los candidatos republicanos –al magnate Donald Trump y al senador de Texas Ted Cruz– aunque optó por no nombrarlos directamente.
Además de detallar sus logros, Obama también dijo que uno de
sus grandes fracasos ha sido el no lograr mejorar el ambiente político nocivo que prevalece en Washington.
Los analistas, sin embargo, apuntaron que esto no es culpa sólo del Presidente. Dijeron que es muy difícil gobernar cuando los poderes del Estado son controlados por partidos diferentes –el Congreso está controlado por los republicanos y la Presidencia por Obama– y que no es inusual que surjan dificultades para aprobar leyes.
Tratar de normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba es uno de los grandes retos que le quedan al Presidente. Lo más importante –dicho por los mismos funcionarios que negocian por Cuba– es el embargo impuesto por Estados Unidos hace décadas.
La Ley Helms-Burton codifica todo tipo de relaciones comerciales prohibidas. Cuba dice que es imposible mejorar las relaciones si Estados Unidos no levanta el embargo comercial. Y los funcionarios norteamericanos se ven con las manos atadas.
Para poder levantar el embargo, el Congreso tiene que derogar la Ley Helms-Burton y un Congreso en el cual los republicanos cuentan con una mayoría substancial hace difícil pensar que Obama va a lograr esto en su último año como Presidente.
Es posible, sin embargo, que Obama trate de hacer aún más cosas para facilitar las relaciones de pueblo a pueblo entre Estados Unidos y Cuba. Hay tela dónde cortar y hay que ver si el Presidente norteamericano está dispuesto a dar el próximo paso.