El número de negocios privados en Cuba cayó en más de 200 entre septiembre y diciembre del pasado año, según datos oficiales. Economistas señalan que la cifra es un reflejo de la profunda crisis que atraviesa el país y la poca rentabilidad de muchos de los emprendimientos.
Desde que se autorizaron las Mipymes en 2021, la cantidad de empresas de este tipo registradas en la isla había aumentado continuamente hasta el último trimestre del 2024. Entre septiembre y diciembre del año pasado, se registraron 222 Mipymes privadas menos, de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Esta disminución del 2.35% respecto al trimestre anterior “pudiera estar reflejando tanto la estanflación actual como problemas estructurales de más largo plazo”, señaló el economista cubano Pedro Monreal en una publicación en la red social X.
La situación parece apuntar también a “una agudización del déficit de oferta”, agregó el experto.
Para el economista Miguel Alejandro Hayes esta caída en la cantidad de Mipymes era "esperada".
"No hay razón económica para pensar que en un contexto como ese de limitada capacidad de creación de oferta y de demanda, haya un sector en expansión", agrega el experto, que considera que "el proceso inflacionario está llevando a un aumento de los costos. Hay negocios que para ser rentables tendrían que poner precios que no les permitirían vender".
El experto indicó que "hay una limitación natural y estructural en el sector privado por las propias condiciones de la economía cubana. Detrás de esto hay otros elemntos que pueden ser claves, como una caída de las expectativas para invertir en Cuba, ya sea por la inseguridad económica y todas las políticas asociadas a la economía de guerra que desincentivan la inversión, así como toda la inseguridad en términos de infraestructura".
En diciembre de 2024 una resolución ordenó la cancelación de licencias comerciales otorgadas a a las Mipymes para ejercer el comercio mayorista. La normativa requirió además la liquidación de toda la mercancía destinada a ese comercio.
Esta prohibición es uno de los elementos que componen el complejo escenario del sector privado en la isla, que además debe operar en medio de una crisis energética que deja apagones de más de 20 horas seguidas en varias provincias del país. Otros retos son la disminución del poder adquisitivo de los cubanos y “una creciente competencia monopolista estatal dolarizada”, señaló Monreal.
El economista apuntó que las empresas dedicadas a la industria, el comercio y hoteles y restaurantes fueron las que más disminuyeron. También lo hicieron las dedicadas a la construcción, los servicios empresariales; y el transporte, almacenamiento y comunicaciones.
En el caso de la disminución de las Mipymes industriales “una hipótesis pudiera ser la crisis energética, las dificultades de inversión y capital de trabajo, y el déficit de insumos agropecuarios”, explicó Monreal.
Respecto al cambio en las turísticas y gastronómicas “parece razonable asumir que el factor decisivo habría sido el descarrilamiento del turismo internacional, especialmente a finales de 2024”, señaló. Y en cuanto al comercio, “pudiera indicar un problema mayor”, ya que "las Mipymes privadas tenían el 25% de las ventas minoristas totales en 2023", dijo el economista.
Aunque, según Monreal, calcular el impacto de esta situación es difícil porque "no se divulgan oficialmente series estadísticas regulares sobre empleo, inversión, y valor de producción y servicios"; sí se visibilizan "problemas estructurales (crisis del modelo de crecimiento y marco normativo e institucional inadecuado) y un entorno macroeconómico recesivo de estanflación (contracción económica e inflación de 2 dígitos)", concluyó.
Hayes por su parte señala que "los negocios cierran cuando ocurre algo esencial que es la caída de su rentabilidad y esta última cae cuando aumentan los costos y disminuye el nivel de venta. En el caso de Cuba están ocurriendo ambos".
"Un país donde hay cortes continuos de electricidad, un país con todas esas vulnerabilidades en la infraestructura, por supuesto que asusta a los inversores, sobre todo a los que están asociados al sector comercial. También el aumento de la violencia crea un gasto adicional porque hay que pensar demasiado en la seguridad. Y lo otro es la limitación de capital para financiar las inversiones. Todo ello hace que no crezca más y que, incluso, las dueños de negocios decidan salirse", comentó.
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