En esos tiempos tenía una política coherente y sus opiniones tenían peso en lo que hacían los que gobernaban en la región.
A pesar del viaje reciente del presidente Barack Obama a México y Costa Rica y del viaje que hará el vice presidente Joe Biden a la región, esa influencia es algo que recordar.
Aquellos días en que John F. Kennedy creó la Alianza Para el Progreso y sus ideas cautivaron a la juventud de un continente son historia. Eso ocurrió hace más de medio siglo. Como también quedó en el pasado la política del Jimmy Carter que prometía ayudar sólo a aquellos gobiernos que respetaran los derechos humanos. Los caudillos tradicionales debían desparecer. Hoy ese principio es una idea curiosa de otros tiempos.
El mundo ha cambiado.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 han hecho que la política estadounidense esté fijada en otros lares. Hay que ponerle más atención al Oriente Medio y no sólo a Israel. Ahora hay que vigilar e intervenir, si lo consideran necesario a Irak, Afganistán,, Siria e Irán.. Y el compromiso con el estado israelí hoy tiene que ser más férreo que nunca.
La AmԲrica Latina también ha cambiado, particularmente después que el hoy fenecido mandatario venezolano Hugo Chávez fuese electo por primera vez. Los altísimos precios del petróleo le dan a Venezuela dinero para repartir. Y los gobiernos de Chávez y su sucesor Nicolás Madura han preferido repartir riquezas en el continente que darles lo necesario a los venezolanos. Venezuela da a precios regalados el petróleo a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Argentina. Hay otros; pero para que seguir contando.
Hace años Colombia dependía en parte del dinero que Estados Unidos le daba bajo el Plan Colombia para ayudarlos a combatir a las FARC y a los narcoterroristas. Hoy bajo el gobierno de Juan Manuel Santos priman las negociaciones con la FARC y las releciones diplomáticas con el gobierno de su vecino, Venezuela.
México tenía ayuda estadounidense en forma de inteligencia y dinero para pelear con los carteles de la droga. Eso cambió en algo cuando Obama visitó a su flamante colega Enrique Peña Nieto.
Ahora se habla más de cooperación económica, de inmigración y de cómo Estados Unidos puede ayudar en la lucha contra la droga sin que sus agentes violen la soberanía territorial de México. Peña Nieto quiere cambiar un poco la lucha contra la narcoviolencia y no seguir una guerra en la cual han muerto decenas de miles de mexicanos.
Por ultimo debemos incluir a China en este pastel. Los chinos han cambiado las cosas en el mundo. Al caer la Unión Soviética, los Estados Unidos quedó como la única potencia mundial. Ahora hay que contar con China. El país asiático se ha convertido en una potencia mundial que representa un serio reto económico a la hegemonía del dólar.
Así y todo, es inconcebible que los medios de prensa en este país y sus gobernantes presten tan poca atención a la América Latina. Es posible que los asesores del presidente no le hayan informado al presidente Obama que Argentina, Cuba y Venezuela tienen estrechos lazos diplomáticos y económicos con Irán. La Casa Blanca tiene que saber que Cuba y Venezuela tienen una alianza tan fuerte que muchos en la región hablan de un nuevo país Cubazuela. Algunos los dicen en tono de broma. Pero lo cierto es que Cuba es parte de la razón por la cual Madura ha podido mantenerse en el poder. La alianza entre Maduro y Raúl Castro es muy fuerte y los cubanos en Venezuela respaldan a Maduro, a pesar de su incompetencia.
No hay duda que los países consumidores de estupefacientes como Estados Unidos y los de Europa son los culpables de la fuerza que tienen los narcotraficantes en el mundo. Pero los gobernantes americanos prefieren seguir peleando con los traficantes e ignoran el problema que las drogas ocasionan en el país.
Son pocas las veces que América Latina ha estado más distante de la influencia de Estados Unidos. Buscan su propio camino. Y para mucho de los gobernantes izquierdistas de la región Estados Unidos es el enemigo. Para otros las relaciones son correctas y en algunos casos hasta cercanas a Washington. Eso sí, a la hora de buscar negocia se van a China.
Resolver este problema no es fácil. Pero para empezar ayudaría si la Administración del presidente Obama articulara una política coherente hacia la región. Este es imprescindible o Estados Unidos pierde su posición como primera potencia mundial.
Guillermo I. Martinez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com
A pesar del viaje reciente del presidente Barack Obama a México y Costa Rica y del viaje que hará el vice presidente Joe Biden a la región, esa influencia es algo que recordar.
Aquellos días en que John F. Kennedy creó la Alianza Para el Progreso y sus ideas cautivaron a la juventud de un continente son historia. Eso ocurrió hace más de medio siglo. Como también quedó en el pasado la política del Jimmy Carter que prometía ayudar sólo a aquellos gobiernos que respetaran los derechos humanos. Los caudillos tradicionales debían desparecer. Hoy ese principio es una idea curiosa de otros tiempos.
El mundo ha cambiado.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 han hecho que la política estadounidense esté fijada en otros lares. Hay que ponerle más atención al Oriente Medio y no sólo a Israel. Ahora hay que vigilar e intervenir, si lo consideran necesario a Irak, Afganistán,, Siria e Irán.. Y el compromiso con el estado israelí hoy tiene que ser más férreo que nunca.
La AmԲrica Latina también ha cambiado, particularmente después que el hoy fenecido mandatario venezolano Hugo Chávez fuese electo por primera vez. Los altísimos precios del petróleo le dan a Venezuela dinero para repartir. Y los gobiernos de Chávez y su sucesor Nicolás Madura han preferido repartir riquezas en el continente que darles lo necesario a los venezolanos. Venezuela da a precios regalados el petróleo a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Argentina. Hay otros; pero para que seguir contando.
Hace años Colombia dependía en parte del dinero que Estados Unidos le daba bajo el Plan Colombia para ayudarlos a combatir a las FARC y a los narcoterroristas. Hoy bajo el gobierno de Juan Manuel Santos priman las negociaciones con la FARC y las releciones diplomáticas con el gobierno de su vecino, Venezuela.
México tenía ayuda estadounidense en forma de inteligencia y dinero para pelear con los carteles de la droga. Eso cambió en algo cuando Obama visitó a su flamante colega Enrique Peña Nieto.
Ahora se habla más de cooperación económica, de inmigración y de cómo Estados Unidos puede ayudar en la lucha contra la droga sin que sus agentes violen la soberanía territorial de México. Peña Nieto quiere cambiar un poco la lucha contra la narcoviolencia y no seguir una guerra en la cual han muerto decenas de miles de mexicanos.
Por ultimo debemos incluir a China en este pastel. Los chinos han cambiado las cosas en el mundo. Al caer la Unión Soviética, los Estados Unidos quedó como la única potencia mundial. Ahora hay que contar con China. El país asiático se ha convertido en una potencia mundial que representa un serio reto económico a la hegemonía del dólar.
Así y todo, es inconcebible que los medios de prensa en este país y sus gobernantes presten tan poca atención a la América Latina. Es posible que los asesores del presidente no le hayan informado al presidente Obama que Argentina, Cuba y Venezuela tienen estrechos lazos diplomáticos y económicos con Irán. La Casa Blanca tiene que saber que Cuba y Venezuela tienen una alianza tan fuerte que muchos en la región hablan de un nuevo país Cubazuela. Algunos los dicen en tono de broma. Pero lo cierto es que Cuba es parte de la razón por la cual Madura ha podido mantenerse en el poder. La alianza entre Maduro y Raúl Castro es muy fuerte y los cubanos en Venezuela respaldan a Maduro, a pesar de su incompetencia.
No hay duda que los países consumidores de estupefacientes como Estados Unidos y los de Europa son los culpables de la fuerza que tienen los narcotraficantes en el mundo. Pero los gobernantes americanos prefieren seguir peleando con los traficantes e ignoran el problema que las drogas ocasionan en el país.
Son pocas las veces que América Latina ha estado más distante de la influencia de Estados Unidos. Buscan su propio camino. Y para mucho de los gobernantes izquierdistas de la región Estados Unidos es el enemigo. Para otros las relaciones son correctas y en algunos casos hasta cercanas a Washington. Eso sí, a la hora de buscar negocia se van a China.
Resolver este problema no es fácil. Pero para empezar ayudaría si la Administración del presidente Obama articulara una política coherente hacia la región. Este es imprescindible o Estados Unidos pierde su posición como primera potencia mundial.
Guillermo I. Martinez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com