A continuación, un editorial que refleja las opiniones del Gobierno de los Estados Unidos:
Para proteger a los Estados Unidos de las amenazas a la seguridad nacional y la seguridad pública, el presidente Donald Trump ha firmado una proclamación que amplía y refuerza las restricciones de entrada a los nacionales de países con deficiencias en los procesos de selección, verificación e intercambio de información.
La proclamación mantiene las restricciones y limitaciones de entrada completas para los nacionales de los 12 países de alto riesgo originales, establecidos en la Proclamación 10949: Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
Añade restricciones y limitaciones de entrada completas a otros 5 países: Burkina Faso, Malí, Níger, Sudán del Sur y Siria.
La proclamación también añade restricciones y limitaciones de entrada completas a las personas que poseen documentos de viaje emitidos por la Autoridad Palestina. Impone restricciones y limitaciones de entrada completas a 2 países que anteriormente estaban sujetos a restricciones parciales: Laos y Sierra Leona.
La proclamación mantiene las restricciones parciales para los nacionales de 4 de los 7 países de alto riesgo originales: Burundi, Cuba, Togo y Venezuela.
Dado que Turkmenistán ha colaborado de forma productiva con los Estados Unidos y ha demostrado avances desde la proclamación anterior, esta nueva proclamación levanta la prohibición de sus visados de no inmigrante, manteniendo la suspensión de la entrada para los nacionales turcomanos como inmigrantes.
La nueva proclamación añade restricciones y limitaciones de entrada parciales a otros 15 países: Angola, Antigua y Barbuda, Benín, Costa de Marfil, Dominica, Gabón, Gambia, Malawi, Mauritania, Nigeria, Senegal, Tanzania, Tonga, Zambia y Zimbabue.
Las restricciones y limitaciones impuestas por la proclamación son necesarias para impedir la entrada de ciudadanos extranjeros sobre los que Estados Unidos carece de información suficiente para evaluar los riesgos que representan, obtener la cooperación de gobiernos extranjeros, hacer cumplir nuestras leyes de inmigración y promover otros importantes objetivos de política exterior, seguridad nacional y lucha contra el terrorismo.
Las restricciones son específicas para cada país con el fin de fomentar la cooperación con los países en cuestión, reconociendo las circunstancias particulares de cada uno.
Muchos de los países afectados por estas restricciones sufren de corrupción generalizada, documentos civiles y antecedentes penales fraudulentos o poco fiables, y sistemas de registro de nacimientos inexistentes, lo que impide sistemáticamente una verificación precisa.
Además, algunas naciones se niegan a compartir ejemplares de pasaportes o datos de las fuerzas del orden, mientras que otras permiten programas de ciudadanía por inversión que ocultan la identidad y eluden los requisitos de verificación y las restricciones de viaje.
Las altas tasas de permanencia ilegal de visados y la negativa de algunos países a repatriar a sus ciudadanos sujetos a deportación demuestran un desprecio por las leyes de inmigración estadounidenses y sobrecargan los recursos de las autoridades de control migratorio de Estados Unidos.
La presencia de terroristas, la actividad delictiva y el extremismo en varios de los países mencionados dan lugar a una falta general de estabilidad y control gubernamental, lo que provoca deficiencias en los mecanismos de verificación y representa riesgos directos para los ciudadanos e intereses estadounidenses cuando se permite la entrada de nacionales de estos países a Estados Unidos.
El presidente Trump está cumpliendo su promesa de restablecer las restricciones de viaje a países peligrosos y de asegurar las fronteras de Estados Unidos.
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