TUCSON/ARIZONA/EEUU-Tim y Sue Chilton decidieron escribirle una carta a Joe Biden días después de que tomara posesión como presidente de Estados Unidos pidiéndole que no parara la construcción del muro fronterizo con México.
Por los caminos informales que atraviesan su hacienda al sur de Arizona y que conectan el suelo estadounidense con el mexicano por más de 20 kilómetros, los propietarios dicen haber visto pasar docenas de personas, algunas de ellas armadas, y otras llevando sustancias ilegales.
“Antes de que construyeran el muro, en esta área había traficantes de droga”, aseguró Tim Chilton a la Voz de América. “Quiero que se complete el muro”, sentenció.
El presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca en el 2017 tras una campaña que tenía como uno de sus ejes principales la construcción del muro. Durante sus cuatro años de mandato, se construyeron 128 kilómetros nuevos de barrera y alrededor de 425 kilómetros de muro ya existente fueron reemplazados o mejorados, cubriendo sólo una parte de los más de 3.000 kilómetros que comprenden la frontera entre ambos países.
En el terreno de los Chilton, de 200 kilómetros cuadrados, la construcción que se había adelantado durante el gobierno Trump quedó paralizada con la llegada del presidente Joe Biden al poder, lo que dejó una brecha de poco más de 5.000 metros en su propiedad. Congelar los fondos para levantar el muro, fue una de las primeras acciones que el demócrata tomó al llegar a la Casa Blanca.
“La fiesta más grande del mundo fue probablemente la celebrada por los cárteles cuando anunciaron esa política”, subrayó Sue Chilton, esposa de Jim, a la VOA.
La pareja decidió, hace unos años, instalar tres cámaras ocultas en lugares de sus tierras cercanos a la frontera y encontraron una gran actividad de movimiento de personas. “Es la evidencia de que la frontera no está segura”, dijo el ranchero.
Parte del debate político sobre la inmigración de indocumentados y la seguridad fronteriza en los últimos años ha estado centrado en la actividad que sucede en zonas como esta de Arivaca, Arizona. Sin embargo, entre un puerto de entrada a la frontera y otro, datos de la Agencia de Patrulla y Control Fronterizo ilustran que la mayor cantidad de las drogas que entra a Estados Unidos pasa por los controles de seguridad estadounidense.
Como explicó a la VOA Víctor Manjarrez, exdirector de la Patrulla Fronteriza (CBP) en Texas y Arizona, la conversación sobre seguridad fronteriza, se debería centra más en los puertos de entrada.
Los agentes en los puntos de seguridad, aseguró Manjarrez, se enfrentan hoy en día “a la casi imposible tarea (…) de facilitar el comercio y el viaje lo más rápido que puedan, pero a la vez mantener los niveles más altos de seguridad”.
En los testimonios de la pareja Chilton y de Víctor Manjarrez, con más de 30 años de experiencia como agente de la patrulla fronteriza, se reflejan aspectos aún más complejos del fenómeno de la masiva migración de personas indocumentadas hacia territorio estadounidense. Incluso, más allá del reto que enfrentan las autoridades y los propios habitantes de las zonas fronterizas para discernir entre la aceptación de los dramas humanos de los que son testigos y la seguridad nacional. Entre ellos, según el exdirector de la patrulla fronteriza en Texas y Arizona, es que el mensaje que se escuchó en Centroamérica con la llegada a la Casa Blanca del presidente Joe Biden, es que la frontera iba a “estar abierta de nuevo”.
Esta idea, además de instaurar esperanza en las personas que buscan solicitar asilo o migrar a Estados Unidos, también alentó el negocio de traficantes de personas o coyotes, subrayó el ex-agente.
El gobierno de Estados Unidos ha insistido que la frontera permanece cerrada y ha pedido que las personas no viajen hacia el país.
La mayoría de quienes llegan a la frontera han sido devueltos, como lo había advertido el presidente Joe Biden durante la primera rueda de prensa oficial que otorgó en La Casa Blanca después de su posesión como presidente. La tendencia durante los cien primeros día de su mandato la ha contabilizado el centro de pensamiento American Inmigration Council.
Según sus estadísticas, el aumento en el número de migrantes que llegan a la frontera, no obstante, comenzó en abril del 2020, poco antes de que el expresidente Trump instaurara la política de expulsar individuos bajo el Título 42. El número de personas que intentaron cruzar la frontera aumentó rápidamente de 14.754 personas en abril a 62.041 personas en diciembre.
Las políticas restrictivas con el objetivo disuasorio —como el programa de Trump de permanecer en México, que obligaba a los migrantes a esperar fuera del país a que sus casos migratorios fueran resueltos— “suspenden temporalmente las llegadas, pero los factores y causas que motivan la migración fuera de los países de origen permanecen”, según destaca el centro de pensamiento.
Peligros del cruce irregular
Pero con la desinformación como punta de lanza de sus campañas delictivas, los coyotes, traficantes humanos y otros delincuentes, siguen aprovechando la vulnerabilidad de los inmigrantes, alentándolos a caer en sus redes de extorsión, robo, chantaje, violaciones y todo tipo de vejámenes a los que son sometidos, con la promesa de que, no importa el precio que paguen, conseguirán el sueño americano.
Alicia*, de 16 años y originaria del Distrito Federal, en México, lo intentó tres veces. Las dos primeras fue enviada de vuelta a su país de origen por agentes de la patrulla fronteriza. La tercera vez, la joven mexicana trepó por una de las partes del muro fronterizo y cayó al suelo. Salió del accidente con vida, pero se fracturó la espalda y la pierna izquierda.
“Caí como a diez metros de altura, después de que caí estuve como una hora en el frío (…) luego llegaron los de inmigración y me llevaron al hospital”, contó la joven. Ahora en Tucson, Arizona, Alicia tiene aún pendiente una cirugía en la pierna y espera poder reunirse con su tío, quien vive en un estado al sureste del país.
La patrulla fronteriza cuenta anualmente por cientos las víctimas mortales de quienes intentan cruzar la frontera irregularmente, algunos en manos de grupos criminales o coyotes.
El año pasado, los restos de 227 migrantes fueron encontrados en la frontera, según la organización Humane Borders.
“Hay muchos peligros asociados con el cruce ilegal”, dijo a la VOA Mario Escalante, agente de la Patrulla Fronteriza de El Paso. Los coyotes “dejan abandonados” a los migrantes o aspirantes a solicitud de asilo “los roban o incluso violan a las jovencitas”.
Escalante aseguró que el peligro está ligado a que, como los coyotes son los que conocen las rutas a las que los migrantes son ajenas, pueden poner en riesgo la vida de las personas que intentan cruzar.
“Al llegar aquí las personas no tienen mucho de qué escoger y las organizaciones se aprovechan de eso”, aseguró el oficial.
Con argumentos como estos y las imágenes recopiladas en su hacienda, los Chilton insisten en pedirle a la administración del presidente Joe Biden que culmine la construcción del muro. "El material está aquí, por las cámaras y por haber visto nosotros mientras trabajábamos, y por haber encontrado víctimas y por ver lo que pasa en nuestro pueblito", le dijo Sue Chilton a @MásAlláDelMuro.
Aún así, su testimonio y el de su esposo reconocen la complejidad del reto que enfrentan las autoridades y habitantes de la frontera sur como ellos para hallar un balance entre la seguridad nacional y las necesidades humanitarias de los inmigrantes.
*El nombre de esta migrante ha sido mantenido anónimo para proteger su identidad.