Washington dijo el jueves que es una alta prioridad del gobierno continuar investigando todo lo relacionado al llamado “síndrome de La Habana”.
“El gobierno de los Estados Unidos está trabajando para determinar qué sucedió con nuestro personal y sus familias y para garantizar el bienestar y la salud de nuestros funcionarios en el futuro. Esta investigación sigue en curso. Sigue siendo una alta prioridad", aseguró Ned Price, portavoz del Departamento de Estado en el parte de prensa del jueves.
Desde 2017 decenas de diplomáticos estadounidenses y sus familiares en Cuba informaron sobre diferentes padecimientos que incluían pérdida de audición, zumbidos en los oídos, vértigo y fatiga, un patrón también reportados por varios miembros de la delegación diplomática canadiense acreditada en La Habana.
El régimen castrista volvió a negar este jueves su responsabilidad, pero según la Convención de Viena de 1961, de la cual Cuba y Estados Unidos son signatarios, La Habana es responsable por la seguridad de los miembros del cuerpo diplomático estadounidense acreditado en la Isla y debe ofrecer las debidas garantías al respecto.
Cuestionado sobre la presencia de Cuba en la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, el vocero del Departamento de Estado volvió a recalcar:
“Primero, el apoyo a la democracia y los derechos humanos será el núcleo de nuestros esfuerzos a través del empoderamiento del pueblo cubano para que determine su propio futuro. Y segundo, creemos que los estadounidenses y especialmente los cubanoamericanos son los mejores embajadores de la libertad y la prosperidad en Cuba.”
La Administración de Donald Trump tomó una serie de medidas encaminadas a desmontar la política de acercamiento promovida por su antecesor el presidente Barack Obama, la última de ellas fue incluir a Cuba en la lista negra del terrorismo.
Los detractores de la política de "deshielo de las relaciones EEUU-Cuba", como también se le llamó, consideran que fue un periodo en el que Washington otorgó mucho a La Habana, mientras el régimen castrista se atrincheró en su retórica y continuó violando los más elementales derechos humanos del pueblo cubano.