A pesar de la capacidad del régimen cubano para dilatar los cambios el anuncio hecho por Raúl Castro de que dejará el poder dentro de cinco años y el nombramiento de Miguel Díaz-Canel como primer vicepresidente y su sucesor deben ser aprovechados por Estados Unidos, dice en un editorial el influyente diario británico Financial Times.
“Por primera vez desde que los barbudos rebeldes bajaron de la Sierra Maestra—apunta—, los cubanos pueden hoy imaginar el día en que el gobierno no será dirigido por alguien que peleó en la revolución de 1959, sino por uno que creció con ella”.
El periódico destaca que con Díaz-Canel como segundo del gobierno “la continuidad” sigue siendo la palabra de orden dentro de la isla y los cambios internos se harán en los “términos” que fije La Habana, pero subraya que el “anticuado y fallido embargo” ha sido utilizado con frecuencia por Cuba como una excusa para sus propios fracasos.
Además, señala, “ha envenenado innecesariamente las relaciones de EE.UU. con el resto de América latina, según admiten algunos altos funcionarios”.
Es verdad, dice el Times, que la ley Helms-Burton ata las manos del gobierno estadounidense porque la supresión del embargo necesita ser aprobada por el Congreso. “Pero hay áreas en las que el ejecutivo puede actuar”, y cita al caso que Cuba “podría ser removida de la lista de estados que patrocinan el terrorismo, lo que debió haber sucedido hace rato” .
También apunta que EE.UU. podría permitir a la isla buscar asesoría sobre reformas institucionales y económicas de parte de organismos como el Fondo Monetario Internacional, y finalmente suavizar las restricciones de viajes para equiparar el gradual “relajamiento” lanzado por Raúl Castro. “La Casa Blanca tiene las herramientas para promover el cambio. Y debe usarlas”, puntualiza.
A juicio del diario, estrechar relaciones con Cuba no significa “socorrer a una dictadura” sino “acelerar el cambio y el eventual deceso del régimen mediante una transición pacífica, reconociendo la realidad de que ello puede tomar años. Estados Unidos—señala—ha hecho negocios antes con países que no son democráticos”.
“Por primera vez desde que los barbudos rebeldes bajaron de la Sierra Maestra—apunta—, los cubanos pueden hoy imaginar el día en que el gobierno no será dirigido por alguien que peleó en la revolución de 1959, sino por uno que creció con ella”.
El periódico destaca que con Díaz-Canel como segundo del gobierno “la continuidad” sigue siendo la palabra de orden dentro de la isla y los cambios internos se harán en los “términos” que fije La Habana, pero subraya que el “anticuado y fallido embargo” ha sido utilizado con frecuencia por Cuba como una excusa para sus propios fracasos.
Además, señala, “ha envenenado innecesariamente las relaciones de EE.UU. con el resto de América latina, según admiten algunos altos funcionarios”.
Es verdad, dice el Times, que la ley Helms-Burton ata las manos del gobierno estadounidense porque la supresión del embargo necesita ser aprobada por el Congreso. “Pero hay áreas en las que el ejecutivo puede actuar”, y cita al caso que Cuba “podría ser removida de la lista de estados que patrocinan el terrorismo, lo que debió haber sucedido hace rato” .
También apunta que EE.UU. podría permitir a la isla buscar asesoría sobre reformas institucionales y económicas de parte de organismos como el Fondo Monetario Internacional, y finalmente suavizar las restricciones de viajes para equiparar el gradual “relajamiento” lanzado por Raúl Castro. “La Casa Blanca tiene las herramientas para promover el cambio. Y debe usarlas”, puntualiza.
A juicio del diario, estrechar relaciones con Cuba no significa “socorrer a una dictadura” sino “acelerar el cambio y el eventual deceso del régimen mediante una transición pacífica, reconociendo la realidad de que ello puede tomar años. Estados Unidos—señala—ha hecho negocios antes con países que no son democráticos”.