El diario The New York Times publica en su sección de Cartas al Editor una remitida por el senador cubanoamericano Marco Rubio en la que éste se declara sorprendido de que a pesar de estar prohibido hacer turismo en Cuba la sección de viajes del periódico haya dedicado una página entera a los estadounidenses que quieran hacerlo.
Rubio lamenta que varias firmas de excursiones turísticas estén sacando partido al programa de contactos “pueblo-pueblo” del presidente Obama y que en tales visitas se vaya a disfrutar de bailes en la isla y de cómo se fabrican tabacos.
“El Times no hace mención a los actuales abusos a los derechos humanos cometidos por el régimen cubano o cómo éste se beneficia del turismo estadounidense”, dice.
Según el senador, el periódico también descuidó reconocer que el gobierno cubano no permite a las compañías de turismo “facilitar visitas entre estadounidenses y los valientes miembros del movimiento prodemocracia de Cuba”.
En la misma sección, el periódico publica otras cartas de lectores en una de las cuales Harold Goodman, de Maryland, opina que es “descabellado” prohibir a los estadounidense visitar Cuba, y que constituye una “flagrante discriminación” permitírselo solo a los cubanoamericanos.
Richard Galton, de California, se queja de que los viajes a la isla sean tan caros, cuando Cuba está tan cerca y el costo de la vida allí “es bajo". A su juicio las regulaciones del gobierno de EE.UU. han permitido a “unos pocos operadores turísticos obtener estatus casi de monopolios y subir sus tarifas”.
Otra de las cartas, de Aysha Grifin, desde México, sugiere visitar la isla bajo licencia de una agencia “no lucrativa” como el Center for Global Justice, para una “aventura profunda” ya que Cuba, dice, es un “país complejo, lleno de belleza natural y una sociedad ricamente matizada en transición”.
Rubio lamenta que varias firmas de excursiones turísticas estén sacando partido al programa de contactos “pueblo-pueblo” del presidente Obama y que en tales visitas se vaya a disfrutar de bailes en la isla y de cómo se fabrican tabacos.
“El Times no hace mención a los actuales abusos a los derechos humanos cometidos por el régimen cubano o cómo éste se beneficia del turismo estadounidense”, dice.
Según el senador, el periódico también descuidó reconocer que el gobierno cubano no permite a las compañías de turismo “facilitar visitas entre estadounidenses y los valientes miembros del movimiento prodemocracia de Cuba”.
En la misma sección, el periódico publica otras cartas de lectores en una de las cuales Harold Goodman, de Maryland, opina que es “descabellado” prohibir a los estadounidense visitar Cuba, y que constituye una “flagrante discriminación” permitírselo solo a los cubanoamericanos.
Richard Galton, de California, se queja de que los viajes a la isla sean tan caros, cuando Cuba está tan cerca y el costo de la vida allí “es bajo". A su juicio las regulaciones del gobierno de EE.UU. han permitido a “unos pocos operadores turísticos obtener estatus casi de monopolios y subir sus tarifas”.
Otra de las cartas, de Aysha Grifin, desde México, sugiere visitar la isla bajo licencia de una agencia “no lucrativa” como el Center for Global Justice, para una “aventura profunda” ya que Cuba, dice, es un “país complejo, lleno de belleza natural y una sociedad ricamente matizada en transición”.