La carencia de productos en los mercados en la isla se agudizó luego del paquete de medidas anunciadas el pasado lunes por las autoridades cubanas para combatir la propagación del Covid-19, un hecho que ha impactado profundamente a las comunidades rurales de la isla.
El ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil Fernández, en su intervención en la Mesa Redonda, el viernes, reconoció que el país enfrenta un déficit en las producciones de arroz, plátano; frijol, maíz, huevos y carne de cerdo pero testimonios de residentes de comunidades rurales y remotas en toda la isla entrevistados por Radio Martí dan cuenta de una realidad mucho más grave.
En La Coloma, Pinar del Río, los funcionarios de Comercio y Gastronomía han prometido que llegarán galletas, aceite y pollo, pero hasta ahora no han distribuido nada de lo prometido, según informa el periodista independiente Dagoberto Martínez Martínez.
"Aquí el abastecimiento ha sido nulo, los comercios están vacíos", dijo Dagoberto.
Desde el poblado de Carlos Rojas, en Jovellanos, Matanzas, Armando Abascal, expresa que están peor que cuando el Periodo Especial: "No han vendido una gota de cloro, en las casillas (libretas de racionamiento) no han vendido y nada, no hay una aspirina".
En general los alimentos que venden a la población son insignificantes para una dieta diaria, por ejemplo, el sábado en Los Cristales, Jatibonico, en la provincia de Ciego de Ávila, para un núcleo de cinco personas que incluye tres menores, vendieron sólo cinco croquetas, cinco hamburguesas y una libra de mortadela, y de pésima calidad, aseguró a nuestra emisora Vladimir Ríos Cruz.
"Es crítica la situación y la gestión del gobierno en nuestra comunidad no existe", indicó Vladimir.
En el poblado de Majibacoa, Las Tunas, hay varios bateyes cañeros, aislados, sin comida ni productos de higiene, cuenta Edgar Pérez: "No tenemos ningún tipo de abastecimiento, empezando por el aseo hasta la leche de los niños que está faltando".
Caridad Herrera que vive en Caimanera, Guantánamo, está en cuarentena con sus hijos pero sin alimentos ni medicinas, especialmente antibióticos.
Baracoa, territorio montañoso y de difícil acceso, cuenta con un solo hospital, y dos policlínicos para una población de cincuenta mil habitantes.
"Tenemos las despensas vacías, falta de aceite, de productos de aseo personal, de vitaminas, antibióticos y anticatarrales", aseguró desde esta ciudad Emilio Almaguer.
