El prisionero político del 11J, Samuel Pupo Martínez, recluido en la cárcel de Agüica, en Colón, Matanzas, denunció las precarias condiciones en el penal.
“Hace varios meses que falta la iluminación en varios cubículos, en cada cubículo convivimos entre 12 y 21 personas; los destacamentos 7, 8, 9 y 10 son los más afectados", dijo en comunicación telefónica con su esposa Yuneisi Santana.
"Cuando preguntamos a los oficiales, reeducadores y demás personas, nos responden que ellos no tienen cómo solucionar el problema", dijo.
Pupo Martínez explicó que en esa misma situación "nos encontrábamos entre los meses de enero a mayo del pasado año, pero ahora el daño es mucho peor, porque las inspecciones provinciales y nacionales no han entrado, nadie ha venido en dos años para ver el estado de las instalaciones y mucho menos para ver qué problemas nosotros presentamos, qué problemas tenemos y cómo solucionarlos”.
Samuel Pupo Martínez, de 48 años, cumple una sentencia de tres años de privación de libertad por su participación en la protesta popular en el poblado de Cárdenas, en el territorio matancero, por los presuntos delitos de desórdenes públicos y desacato. Ha sufrido maltratos físicos por parte de los oficiales de ese centro penitenciario, además de la falta de medicamentos, la suspensión de visitas y el traslado a celdas de castigo.
Mientras, en la prisión de Kilo 8 en la ciudad de Camagüey, las autoridades han establecido nuevas regulaciones en cuanto a la cantidad de alimentos que pueden llevar los familiares, esto en detrimento de los reclusos, informó el activista Jiordan Marrero Huerta.
“Los prisioneros políticos cubanos recluidos en la prisión de Kilo 8, denuncian las inhumanas condiciones de vida a las que están sometidos los internos en esta prisión y las nuevas restricciones impuestas por la dirección de ese penal, con respecto a la jaba de alimentos que reciben de mano de sus familiares#.
"Denuncian, además, las requisas a las que son sometidos los familiares, lo cual constituye un bochorno y una falta de respeto, te picotean los panes y dulces, con una cuchara, te revuelven los alimentos elaborados, y con la misma cuchara continúan revolviendo los alimentos traídos por otros familiares", dijo.
"También debemos agregar que en las requisas realizadas por los militares, en no pocas ocasiones se reportan pérdidas, robos en las pertenecías traídas por los familiares”, argumentó Jiordan Marrero Huerta.
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