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El turismo ha contribuido a perpetuar la dictadura en Cuba, señalan expertos


Una familia viaja en un almendrón que usualmente se utiliza para transportar a turistas, en medio de la depresión del sector que ha traído consigo el COVID-19.
Una familia viaja en un almendrón que usualmente se utiliza para transportar a turistas, en medio de la depresión del sector que ha traído consigo el COVID-19.

El turismo impulsado por el régimen está destinado a mantener la represión en Cuba, afirmaron expertos durante una conferencia sobre la economía política del turismo en la isla de gobierno comunista.

El Centro de Estudios para las Sociedades Abiertas (CESCOS) transmitió a través de varias de sus plataformas la conferencia “La Economía Política del Turismo en Cuba”, un evento para reflexionar “en un momento muy importante y posiblemente definitorio del proceso político en la Isla”.

Con la presencia de Pedro Isern, director ejecutivo de CESCOS, profesor de la Universidad ORT, Uruguay; Leonardo Martín, director de Programas de CESCOS, profesor también de la Universidad ORT; y René Bolio, jurista mexicano, presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos y de la Comisión Justicia Cuba, todos integrantes del Frente Hemisférico por la Libertad, el evento se centró en las consecuencias que tuvo para los cubanos la apertura del país al turismo en la década de 1990, y cómo la esa industria contribuyó a perpetuar la dictadura en el poder.

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“Después del colapso soviético, la economía cubana atravesó una situación desesperante. La llegada masiva de la inversión extranjera en el sector del turismo y el arribo de millones de turistas europeos, canadienses y latinoamericanos, contribuyó a la estabilidad del régimen en mucha mayor medida de lo que contribuyó al bienestar de la sociedad civil cubana”, estableció desde un inicio el programa CESCOS, que, a decir de Leonardo Martín, pretende apoyar y visibilizar los crecientes desafíos que enfrentan las democracias liberales.

“El régimen cubano solo cuenta con historias de pobreza, exilio y muerte, y la crisis mundial generada por la pandemia del coronavirus en 2020 ha traído a Cuba en el último año y medio un dramático descenso del PIB que, sumado a la catastrófica caída del turismo, y seguramente de las remesas internacionales, (…) ha sumido al país en una crisis económica muy aguda, de la cual es posible que el régimen cubano no salga indemne”, dijo Leonardo Martin, Director de programas de esa organización, con sede en Uruguay.

El jurista mexicano René Bolio manifestó que la apertura al turismo internacional que tuvo lugar en Cuba en la década del 90, en plena crisis económica, fue la manera que Fidel Castro encontró de tener ingresos frescos con poca inversión, “porque Cuba tiene la ventaja de estar ubicada en el Caribe, tiene sol y playa, buen clima, y la cultura, la música y la gente la hacen un destino muy atractivo, algo que el régimen ha sabido explotar”.

Sin embargo, explicó, el mayor impacto ha sido en materia de derechos humanos, y en esta categoría hay tres que son fundamentales: “el primero de ellos es el turismo sexual, algo que es promovido por el propio gobierno; el segundo, la explotación laboral, pues el régimen se ha encargado de lucrar con el trabajo de sus propios ciudadanos; y tercero es el impacto que ha tenido la esfera de turismo en la sociedad cubana, a la que se le niega, históricamente, el acceso a estos lugares”.

Los cubanos no solo lidian con el temor de contraer coronavirus, sino también de “comenzar a vivir en un país con una situación económica, incluso, más dura para muchos, y el gobierno no sabe qué hacer para recuperar el turismo, cuyos ingresos sirvieron para mantener la constante represión en la isla”, concluyó Bolio.

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