El centro de detenciones de Pedernales, en Holguín, continúa activo. El lunes en la mañana recibió a Eliecer Palma Pupo, colaborador de Radio Martí, con una advertencia a rajatabla: "No siga trabajando al servicio del imperio y de los lacayos", escribió en acta un oficial de investigación de la policía política local.
Palma Pupo llegó a lo que denomina centro de torturas e interrogatorios con un brazo torcido y con la resonancia de un bofetón que le soltó un militar conocido por "El Polaco". Lo estaban vigilando, hasta que por fin lo interceptaron en la terminal de ómnibus Las Baleares, de la ciudad cabecera. Allí, alrededor de las 10:00 a.m., cuatro oficiales le taparon la boca y le retorcieron el brazo izquierdo, delante de los viajeros. Luego lo encerraron en una oficina de la policía cercana y fue cuando recibió el bofetón.
Técnico en Agronomía (47 años), Palma Pupo es activista de Derechos Humanos. Vive en la localidad de San Germán, en Holguín. Habitualmente denuncia arbitrariedades de las fuerzas del orden y de funcionarios de la provincia. Lleva una manilla con la palabra Cambio, medio desteñida por el uso diario. Esa manilla fue decomisada en el centro de detenciones de Pedernales.
Pero el activista es rotundo cuando tilda ese lugar como centro de torturas. Allí mismo lo entrevistaron "el policía bueno y el malo". El bueno en la representación fue el teniente coronel Urgellés; el malo es viejo conocido, un tal "Sandy". Ambos hicieron su parte con el fin de ablandar al opositor y hacerlo colgar los guantes.
–Usted es nuestro enemigo –dijo Urgellés.
–¿Por qué? ¿Porque denuncio que sus pilares ya no existen? –alternó Palma Pupo en referencia a la salud y la educación del país.
–Usted trabaja al servicio del imperio y de los lacayos del imperio –insistió el Teniente Coronel en tono más tranquilo que el otro.
Palma Pupo pensó que el oficial no estaba al tanto del deshielo en las relaciones entre Washington y La Habana. Su sorpresa al comprobar que nada había cambiado, al menos en provincia, se hizo notar.
Lo sacaron a un patio cerrado y le dijeron que esperara allí. Le habían quitado una memoria digital de 2 gibytes antes de dejarlo en el patio. Al cabo de media hora, regresaron con una carta de advertencia que él no quiso firmar. La memoria flash había sido vaciada. Se la devolvieron y lo dejaron ir.
Lo subieron a un auto de la policía "secreta" y lo llevaron al centro de la ciudad, no a un descampado como suele suceder.
Palma Pupo regresó a su barrio y pudo ver a un médico de confianza que le confirmó lesiones en los ligamentos del brazo izquierdo.
El colaborador de Radio Martí se quedó pensando un rato en aquella frase sin sentido: "Usted es nuestro enemigo".