Por lo menos en dos ocasiones la Seguridad del Estado abordó a Idarmis León para sacarle información sobre los cuatro años y medio que trabajó en la Sección Consular de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, pero ella se negó.
“Negarme a cooperar con la Seguridad del Estado convirtió mi vida en un tormento indescriptible”, aseguró León, quien fue parte del grupo de cubanos empleados por la legación diplomática estadounidense entre 2012 y 2017.
La mujer fue contratada mediante Palco, empresa del régimen cubano que se encarga de proveer fuerza de trabajo a las embajadas y compañías extranjeras radicadas en la isla. Llegó a Miami con una visa de turista, en agosto pasado, y solicitó asilo político ante las autoridades estadounidenses.
Durante una entrevista con Martí Noticias, León relató el tortuoso camino para obtener el empleo en la Embajada estadounidense y cómo tuvo que someterse a entrevistas y evaluaciones en Palco. Su salario se elevó de $400 dólares en 2012 a $800 en el 2017.
Entonces, a punto de vencer el escrutinio, apareció la pregunta esperada.
“Un individuo, aparentemente de la Seguridad del Estado me preguntó si estaba dispuesta a colaborar y por conseguir el empleo, di el "Sí”, comentó León con mirada de niña traviesa que juega con lo mal hecho.
Asegura que en los cuatro años de servicio, solo una vez le pidieron la colaboración que había prometido.
”Querían información de funcionarios, perfiles, sus actividades habituales, eso pedían. Respondí que el flujo de trabajo, la misma dinámica laboral, no me lo permitía, que lo sentía”, dijo la mujer, natural de Matanzas.
Ese fue el puntillazo. A partir de ese momento, cuenta, “empezaron a pasar cosas extrañas”.
Correos electrónicos, desde su cuenta oficial y con su firma, comenzaron circular dentro de la red de la embajada.
“Correos dirigidos a solicitantes de visados para que volvieran a presentar el chequeo médico, un paso aparente para reabrir el caso. Una vez denegada una visa, la regulación consular estipula que el interesado tiene que someter una nueva petición”, dijo León, que ya antes había laborado en varias embajadas, entre ellas las de República Dominicana, Guatemala y Sudáfrica, en La Habana.
Reabrir casos, destrabar procesos de visas de salida definitiva a cambio de regalías o dinero era la sospecha de lo que ocurría en la Sección Consular. Su nombre apareció en correos enviados a varios solicitantes en un horario que ella no suponía estuviera en la oficina.
“Yo hice la denuncia pertinente a la autoridad de la embajada y no pasó nada, sabía que alguien buscaba poner en evidencia a mi persona de una violación grave, que me iba a costar el puesto. Solo alguien con poderosas influencias fuera de la embajada podía hacerlo”, explicó León, quien alcanzó un máster en Ciencias de la Economía en la ex Unión Soviética.
Los empleados cubanos de la embajada de Estados Unidos tienen áreas restringidas en el inmueble situado frente al Malecón.
“No podemos pasar del segundo piso, está prohibido y la relación con el personal diplomático es estrictamente laboral. Nada de ir a cenar o a bailar. Te están vigilando. Lo saben todo”, remarcó.
La entrevista completa con León aparecerá este jueves en TV Martí.