La ex guerrillera Dilma Rousseff volvió a ganar la presidencia de Brasil por más de 3.5 millones de votos.
Para Rousseff este va a ser su segundo mandato. Para el Partido de los Trabajadores (PT) es la cuarta vez seguida que su candidato gana la presidencia del país más grande de América Latina.
Y lo más curioso es que mientras Rousseff y su predecesor y mentor Luiz Inacio Lula da Silva vivan, ellos van a poder gobernar Brasil por muchos años.
En la mayor parte de los países de América Latina los nuevos caudillos de izquierda cambian constituciones para poder reelegirse una y otra vez. Brasil es diferente, tiene su propia fórmula para lograr algo parecido.
Los presidentes de Brasil sólo pueden reelegirse una vez. Después tienen que abstenerse de aspirar a la presidencia por ocho años –o sea, por dos períodos presidenciales. Después pueden volver a postularse nuevamente.
En este caso, cuando Rousseff termine su segundo mandato, Lula podrá aspirar al cargo nuevamente. Ya el PT lleva 12 años en el poder. En cuatro años serán 16 y entonces Lula puede aspirar a la presidencia por otros ocho años.
Mientras Lula y Rousseff estén saludables, ellos pueden postularse a la presidencia de Brasil en forma indefinida.
En cierta forma esto recuerda las décadas que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se manejaba en México. El PRI ganó todas las elecciones en el país azteca por más de siete décadas. En México los presidentes sólo pueden aspirar una vez al cargo que les da seis años en el poder. Pero hasta hace pocos años, los presidentes de México escogían a su sucesor y el partido se encargaba de ganar los comicios.
Como las elecciones eran financiadas por el Gobierno, el candidato del PRI siempre ganaba.
El sistema brasilero es un poco más sofisticado. Los otros partidos políticos tienen la oportunidad de ganar. Esta vez Rousseff derrotó a su oponente Aecio Neves, el candidato centrista por unos dos puntos. Pero al igual que ocurría en México la maquinaria del partido de gobierno repartía suficiente dinero para asegurarse que su candidato ganase los comicios. Algunos dicen que el dinero sale de cuentas de Petrobras, la enorme empresa estatal petrolera.
Neves tuvo que aspirar al cargo en contra del PT, del aún popular Lula, y de la persona que él escogió hace cuatro años. También tuvo influencia en la elección el plan de ayuda social que le da a todos los brasileros pobres una mesada –tengan o no tengan trabajo.
Por eso es que muchos analistas ya predicen que, a menos que Lula muera o tenga una enfermedad que lo incapacite, en el 2018 Rousseff le entregara el poder a su mentor y colega.
Todo esto ocurre en un país más grande que los 48 estados contiguos de Estados Unidos. Hace más de 50 años que oigo a expertos decir que Brasil está a punto de pasar del mundo de los países subdesarrollados al primer mundo. Pero hasta ahora, siempre ha estado a punto de... Nunca ha logrado dar el salto y convertirse en una nueva potencia en el mundo de los países desarrollados.