Por intentar llegar a iglesias en diferentes localidades del país fueron detenidas el domingo al menos siete activistas del movimiento Damas de Blanco. Otras 13 pudieron llegar a misa para pedir, apoyándose en sus creencias, libertad para los presos políticos.
Berta Soler, líder de la organización, quien ofreció la información a Martí Noticias, fue detenida junto a su esposo, el opositor Ángel Moya, cuando salían y se manifestaban en Lawton, La Habana.
“Fuimos interceptados por mujeres paramilitares, vestidas de civil, para la unidad de policía de Aguilera, allí nos estaba esperando un médico. No permitimos que nos hiciera ningún chequeo médico, puesto que este médico se niega a darnos el resultado del chequeo médico”.
Después de varias horas en unidades policiales de la capital cubana, tanto Soler como Moya fueron liberados este lunes. Seis de las Damas de Blanco arrestadas el domingo pertenecen a la provincia de Matanzas.
Desde, allí Asunción. Carrillo, una de las activistas detenidas, dijo que dos Damas pudieron llegar a la iglesia en Colón, donde reside, mientras ella, Caridad Burunate y Maritza Acosta, permanecieron más de una hora bajo la custodia de agentes policiales.
“En sí, ellos no nos llevan para la unidad de policía. A Maritza la llevan para un comité militar que hay cerca de la vivienda de ella, y a Caridad y a mí nos llevan para la terminal de ómnibus, al parqueo de la terminal, y allí nos tienen todo este tiempo. En el caso de Caridad y mío fue una hora, y Maritza, dos horas”.
Carrillo asegura que el régimen siente miedo a la reacción de la población ante la presencia de las Damas de Blanco en las iglesias.
“Lo mismo jóvenes que mayores, cualquiera, mujer, hombre… nos admiran mucho. Nos dicen que nos apoyan, que están muy de acuerdo con la lucha de nosotros”.
Asunción Carrillo también habló sobre la solidaridad que han podido sentir por parte de la población durante sus arrestos.
“Tres domingos atrás, unas mujeres que iban pasando por donde estábamos nosotros cuando nos iban a arrestar a Cary y a mí, empezaron a hablar y a decir: ‘Mira qué barbaridad, ¿Qué cosa es esto? Estas mujeres que no se meten con nadie’. Esas cosas son las que a ellos (el gobierno) no les gustan. Ver que la población se interesa por nosotros, nos estimula a que continuemos nuestra lucha pacífica”.
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