Vladimir Putin comenzó la entrevista con Tucker Carlson – sin importar cuál fue la pregunta inicial– hablando sobre la historia de Rusia y Ucrania en la Edad Media. Esto es una muestra de la importancia que la propaganda rusa da a la versión falsa de la historia, incluso la más antigua.
Uno de los puntos claves de esta manipulación es la teoría de que Rusia tiene más de mil años, lo cual es una justificación importante del imperialismo ruso. Por lo tanto, no es de extrañar que el presidente ruso haya utilizado así los primeros minutos de reunión con Carlson.
Putin repitió una de las principales bases de la propaganda: el nacimiento de Rusia en el año 862, cuando el príncipe Rurík fundó Nóvgorod el Grande; en 988 se adoptó el cristianismo, como resultado de que –dijo el presidente ruso– "el Estado ruso centralizado comenzó a tomar forma". Según él, el efecto de esta centralización iba a ser un poder, una fe, un idioma y los mismos vínculos económicos. Esta historia, sin embargo, es falsa desde el principio, así que intentemos presentar brevemente cuáles son las mentiras medievales de Putin.
En primer lugar, el estado fundado en el año 862 no era Rusia. Su nombre correcto es Rus (en español también se utiliza el nombre latino: Rutenia). Estaba habitado por pueblos eslavos que hablaban el idioma ruteno antiguo. De esta lengua evolucionaron, posteriormente, las lenguas modernas: ucraniano, bielorruso y ruso; sin embargo, actualmente, las dos primeras muestran una convergencia mucho mayor con el idioma ruteno antiguo que con el tercero.
Pronto, la capital de Rus se trasladó a Kyiv, que se convirtió en la ciudad más importante de Europa del Este y una de las más grandes del continente, después de Constantinopla y Córdoba. En 988, el príncipe Volodymyr adoptó el cristianismo en el rito griego. A partir de ese momento, se inició el proceso de cristianización de las tierras controladas por Rus.
La gran importancia del Kyiv ruteno (¡no ruso!) para el desarrollo del cristianismo en Europa, fue subrayada en la mejor forma por Juan Pablo II cuando, durante su visita a Ucrania, llamó a la ciudad "nueva Jerusalén", y al río Dnieper que la atraviesa, "nuevo Jordán". El Papa polaco también recordaba repetidamente los "dos pulmones" con los que respira Europa: el cristianismo occidental y el oriental.
Uno de los principales monumentos de la capital de Ucrania es Pechersk Lavra, el principal monasterio del país, construido en el siglo XI y perfectamente conservado hasta el día de hoy. En sus criptas podemos contemplar los cuerpos momificados de abades ortodoxos de aquella época. Todos eran rutenos, ninguno de ellos era ruso, porque Rusia no existía entonces. A pesar de esto, la propaganda rusa trata al Lavra como propio, hoy "ocupado temporalmente" por el "régimen de Kyiv".
¿Cómo era Rusia en esos tiempos?
El centro político de este país era Moscú, situada muy al este, a 750 kilómetros de Kyiv. Fue fundada en 1147, casi 300 años después de la fundación de Novgorod el Grande y 150 después del bautismo de Rus. Estaba gobernada por los príncipes de una rama secundaria de la dinastía de Rurík. Por esta razón, Moscú se consideraba heredera de Kyiv, y reivindicaba el derecho a gobernar todos los territorios habitados por los rutenos.
Estas tendencias continúan hasta el día de hoy y, como podemos ver, Putin se refirió a estos "derechos" ya en los primeros minutos de la entrevista con Carlson. Estos argumentos tienen tanto sentido como si España contemporánea reconociera que su historia comenzó con la fundación de Roma, se declarara su heredera y comenzara a atacar a los territorios como Italia, Egipto o Israel, que hace dos mil años pertenecían al Imperio Romano. La situación así sería absurda, pero hoy, gracias a la propaganda rusa, hay gente que cree que Rusia verdaderamente tiene el derecho histórico de reclamar los territorios de Ucrania.
El hecho de que Moscú siente una cercanía cultural con la herencia de Kyiv (igual como lo hace España con el legado del Imperio Romano), desde luego no le da el derecho de invadir a sus vecinos.
La Rus de Kyiv sufrió una gran crisis por la invasión de los mongoles en el siglo XIII.
Luego, gran parte fue conquistada por el Gran Ducado de Lituania, que en el siglo XIV controlaba casi todo el territorio de las actuales Ucrania y Bielorrusia. Aunque este país estaba gobernado por los lituanos provenientes de un grupo étnico y lingüístico completamente diferente (el báltico), los rutenos constituían la gran mayoría de sus habitantes. Tampoco había lituanización de ellos, por el contrario, fueron las élites lituanas las que se rutenizaron, adoptando tanto el idioma como la fe ortodoxa. Este fenómeno puede compararse con la situación de la antigua Roma, que conquistó Grecia militarmente, pero al mismo tiempo, fueron las élites romanas las que se helenizaron culturalmente.
El Gran Ducado de Lituania entró en unión con Polonia y así se creó un estado llamado Mancomunidad de Dos Naciones. Su territorio fue una verdadera mezcla de pueblos (polacos, lituanos, rutenos) y religiones (catolicismo, cristianismo ortodoxo, protestantismo, judaísmo y, también, el islam).
La regla principal de este estado era la tolerancia religiosa y el parlamentarismo, algo único en Europa en aquella época, que contrastaba claramente con las ideas de Moscú. Aunque entre varias provincias de la Mancomunidad no faltaban conflictos, Kyiv, la cuna de la cultura rutena, siguió siendo parte de este estado hasta 1667. Solo entonces, por primera vez en la historia, Moscú tomó posesión de él.
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