Un hombre que hirió a nueve personas en un ataque a cuchillazos en un centro comercial en el estado estadounidense de Minnesota, antes de ser ultimado de un disparo por un policía fuera de servicio, es un "soldado de Estado Islámico", informó el domingo la agencia de noticias del grupo islamista.
El atacante, que vestía un uniforme de una agencia de seguridad privada, hizo referencias a Alá y le preguntó al menos a una de sus víctimas si era musulmán antes de acuchillarlas el sábado en el Crossroads Center, en St. Cloud, dijo a periodistas el jefe de policía de la ciudad, William Blair Anderson.
El funcionario agregó que el atacante ingresó al centro comercial por la tarde, cuando había gran cantidad de personas. Las autoridades no quisieron entregar la identidad del sospechoso porque la investigación está en curso.
El FBI considera que el incidente es un "potencial acto de terrorismo", señaló en una rueda de prensa el domingo RichardThornton, agente especial encargado de la división de Minneapolis de la agencia.
Thornton indicó que la investigación aún se encuentra en etapas muy preliminares, y que no se sabe si el hombre había discutido su plan de ataque con otras personas.
Por su parte, el alcalde de St. Cloud, Dave Kleis, dijo que los nueve heridos fueron atendidos en un hospital zonal y que sus vidas no corrían riesgo.
Amaq, la agencia de noticias asociada al Estado Islámico, emitió un comunicado el domingo diciendo que "el ejecutor de los apuñalamientos ayer en Minnesota fue un soldado de Estado Islámico, y llevó a cabo la operación en respuesta al lamamientos a atacar a ciudadanos de países pertenecientes a la coalición cruzada".
El ataque ocurrido en St. Cloud, una comunidad ubicada a unos 100 kilómetros de Minneapolis-St. Paul, se produce en momentos de una mayor alerta en Estados Unidos por la amenaza de actos de violencia en espacios públicos.
Una explosión sacudió el barrio de Chelsea en Nueva York el sábado, provocando heridas a 29 personas, en lo que las autoridades han descrito como un acto criminal deliberado.
Tanto el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, como el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, dijeron que no había indicios de que el hecho estuviera relacionado con el terrorismo internacional.