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"Estalinismo tropical es una cuestión de tiempo", así ve O Globo el futuro de Cuba


Cubanos en la calle hoy, viernes 18 de marzo del 2016, en La Habana (Cuba).
Cubanos en la calle hoy, viernes 18 de marzo del 2016, en La Habana (Cuba).

Cuba necesita abrirse al mundo para sobrevivir, así lo afirma un editorial del diario brasileño O’Globo publicado el miércoles.

"Fidel Castro llega a los 90 años como la principal figura de una de las dictaduras más longevas del mundo. Desde los fusilamientos de disidentes en el paredón al encarcelamiento de los opositores. En más de medio siglo, desde la toma de La Habana por la guerrilla, el gobierno cubano ha cometido y comete una serie de delitos contra los derechos humanos, habitual en los regímenes totalitarios. Y aún con el traspaso de poderes a su hermano por motivos de salud, "el comandante" se mantiene como una sombra en el gobierno de su hermano Raúl Castro", afirma un editorial que publica este miércoles el diario brasileño O Globo.

"Al igual que muchos países comunistas, que se derrumbaron a partir de los años 80, el colapso del estalinismo tropical es una cuestión de tiempo, y Raúl Castro ha llevado a cabo reformas que indican una apertura, no porque siga un espíritu democrático, sino para tratar de preservar un cierto control sobre un proceso esencial. Después de todo, los avances en algunos indicadores sociales como la salud y la educación no justifican la represión y la falta total de libertad de los ciudadanos cubanos. Prueba de ello es el creciente descontento notable en las generaciones más jóvenes y menos influenciados por la narrativa heroica de la revolución".

Por otro lado, tras décadas intentando derrumbar el régimen castrista mediante una política de embargo económico, los EE.UU. sólo han logrado endurecer el régimen de la isla, justificar la retórica antiimperialista y empeorar las condiciones de vida de la población cubana. Así que la política de acercamiento de la administración de Obama, con la apertura al turismo y más estrechos vínculos entre las familias cubanas y familiares de Miami, ha sido un paso correcto. Pero hay riesgos. La iniciativa también ha sido criticada por los republicanos nostálgicos de la vieja diplomacia beligerante que ayudó a mantener a Cuba aislada.

De todos modos, la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana es una buena señal que podría acelerar la apertura política de la isla, oxigenando un sistema asfixiado por el autoritarismo.

Más que los beneficios comerciales y la multiplicación de las oportunidades de negocios, la propia lógica de prosperidad incentivará renovaciones en el campo político y económico.

Para ello, Cuba tendrá que someterse a reformas importantes para restaurar el tejido social desgarrado por años de autoritarismo y los Estados Unidos deben exigir a la contraparte progreso en términos de apertura política en el país.

Cuba, por su parte, tiene la oportunidad de reinventarse como un régimen democrático y próspero, incluso podría sacar provecho del legado que representa el alto nivel educacional de la población. Si Raúl Castro no consolida esto, a Cuba solo le espera una crisis al estilo de Venezuela.

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